El Mar de Alborán

costa de almería | Mal estado del litoral de la provincia

Informes de expertos consideran necesario intervenir y cooperar para aliviar el cambio global en la zona. La salinización probada por el cambio climático o los vertidos incontrolados, hechos a contener

Dos submarinistas inmortalizan parte de la fauna de los fondos del Mar Alborán.
Dos submarinistas inmortalizan parte de la fauna de los fondos del Mar Alborán.
Rafael Espino

21 de abril 2013 - 01:00

No es la zona en la que la descomposición natural (provocada por su propio ser, pero más aún por la intervención del hombre), pero es la que más de cerca nos toca. El Mar de Alborán, que baña la mayor parte de la costa almeriense (guarda 8.239 hectáreas de una maravillosa Posidonia oceánica y la diversidad marina más grande de Europa), se encuentra en un estado de evolución regresiva que podría ser desastroso para su función en las próximas generaciones y los daños podrían comenzar a notarse en torno a dentro de 20 años según los expertos. Hay dos motivos por los que alentarse: la sobreexplotación de sus caladeros y el cambio climático. Si bien este último factor es una tendencia a nivel mundial, en el Mar de Alborán preocupa porque sus efectos están incidiendo directamente y en una medida razonable en la salinidad de la columna de agua, así como en los ciclos biogeoquímicos, en la temporada, en la conductividad o lo primero de lo que muchos hablan (entre ellos lo hacía Al Gore) cuando se trata este asunto, el terror a la subida del nivel del mar, que afectaría a prácticamente todas las costas a escala planetaria. Pero además de estos factores, en la costa almeriense, así como en la malagueña y hasta el Estrecho de Gibraltar (por donde se prolonga el Mar de Alborán), hay otras actividades de consecuencia negativa como los vertidos incontrolados, la urbanización excesiva del litoral o el turismo de masas. Hay varios estudios que llegan a estas conclusiones, entre ellos uno de reciente finalización: Conservación y desarrollo sostenible del Mar de Alborán, cuya elaboración ha requerido tres años. Para salvaguardar la biodiversidad de esta costa, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente ha desarrollado una estrategia marina para la demarcación del Estrecho y Alborán cuyos objetivos ambientales se aprobaron mediante Acuerdo del Consejo de Ministros el 2 de noviembre de 2012. Este constituye el marco general al que deberán ajustarse las diferentes políticas sectoriales y actuaciones administrativas con incidencia en el medio marino de acuerdo con lo establecido en la legislación sectorial correspondiente.

Sin embargo, los datos no son muy alentadores. Atendiendo a la costa de Almería, según el informe realizado por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, la carga total de nitrógeno que llega al agua es de entre 2000 y 3500 kilogramos por kilómetro cuadrado al año. Además, la carga de vertidos urbanos de carbono orgánico está entre 76 toneladas al año en unos puntos, pero en las 1000 en otros. En cuanto al tipo de basura encontrada en el mar, su superficie está bañada en un 90% por plásticos; un 70% por cerámica, vidrio o madera; un 54% para el carbón y el alquitrán; un 51% en metal; un 38% en textil, y los derivados de la actividad pesquera afecta a un 29% de este mar. En Almería, el carbón, petróleo, el textil, el metal y los residuos generados por la actividad agrícola son los más numerosos. Tanto en la costa almeriense como en la granadina y en la malagueña se realizan actividades agrícolas intensivas con un alto consumo de productos fitosanitarios, siendo relevante el aporte al mar de plaguicidas de distinto tipo.

Pero también hay soluciones, por ejemplo, las que plantea el estudio Conservación y desarrollo sostenible en el Mar de Alborán. Una de estas medidas es la creación de un observatorio permanente del mar (algo parecido se iba a implantar en Almería en 2009 y aún no se ha avanzado), impulsar medidas que concilien la fórmula en la que en la actualidad están estructurados el turismo y el medio ambiente para defender los hábitats amenazados y, como es lógico, fomentar la pesca tradicional y la agricultura. Las acciones tienen que comenzar a desarrollarse con celeridad o habrá que contar cosas muy distintas a futuras generaciones.

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