Almería

Música, maestro Morricone (IV)

Un joven Clint Eastwood protagonizaba la famosa "Trilogía del dólar" en escenario almeriense

Un joven Clint Eastwood protagonizaba la famosa "Trilogía del dólar" en escenario almeriense / D.A.

En el cine la música es algo especial, y desde el primer momento en el que un pianista improvisa música mientras contemplaba lo que acontecía en una pantalla, por no recordar de quienes como Charles Chaplin componían sus propias bandas sonoras, incluso plagiando a ese genio que fue el almeriense maestro Padilla con su tema de “La violetera” para su película “Luces de la ciudad”.

Almería y los almerienses vivieron famosos spaghetti western. Este es un subgénero cinematográfico que tuvo unos inicios complicados en tierras hollywoodienses. Aunque celebrado con más o menos éxito en Europa, fue desprestigiado en Estados Unidos debido a su violencia explícita, e incluso fue tachado de absurdo. Si estos calificativos se referían tanto a su temática como a su puesta en escena, su música no fue menos infravalorada, con comentarios despectivos de autores como Bosley Crowther. Era duro para Hollywood arrodillarse ante una evidencia de la cual fue en parte causante debido al desgaste del western. Pero el tiempo acabó por rendirse a los pies de un género periférico que conquistó un espacio y una denominación propios. También a los de su figura musical más prominente: Ennio Morricone. Abanderado de un estilo musical revolucionario que contagió a toda una generación de compositores. Se considera el inicio del spaghetti western a partir de los años sesenta, y principalmente de la irrupción de Sergio Leone, si bien en Italia ya se venían haciendo. Ejemplo de ello son “La vampira india” (Roberto Roberti, 1913), considerado el primer western italiano, dirigido, curiosamente, por el padre de Sergio Leone.

El escenario que escogió Sergio Leone y que tuvo como actor principal a Clint Eastwood es el más conocido de toda Almería: el desierto de Tabernas, considerado el Mini Hollywood, y el rancho Fort Bravo. Estos son dos lugares construidos artificialmente que han visto clásicos como “la trilogía del dólar”. El maestro Morricone se asoció a sus innovadoras bandas sonoras para Leone y sus spaghetti western, una contribución decisiva a sus impactantes imágenes, pero no conviene olvidar la suave melancolía genial que invade la narración de “Hasta que llegó su hora”.

Su música tiene una fuerte personalidad. Ante la decadencia del western americano en 1960, algunos de sus rasgos musicales resultaron revolucionarios. Un análisis profundo de la historia de la música del western revela que algunos elementos considerados novedosos ya se daban en el western americano de los años 50, concretamente en las composiciones de Tiomkin. 

Clint Eastwood con el desierto de Tabernas al fondo Clint Eastwood con el desierto de Tabernas al fondo

Clint Eastwood con el desierto de Tabernas al fondo / D.A.

Trilogía del dólar musicadas por el maestro Ennio Morricone

Los tres filmes giran alrededor del personaje que es interpretado por Clint Eastwood, algunas veces conocido como Blondie (Rubio), o Manco, pero, en general, carente de nombre. Con él se traza el prototipo del hombre sin nombre: el mismo poncho, la misma ropa, el mismo sombrero, el mismo semblante. En la trilogía, Leone tiene mucho cuidado de que las películas generen el mismo ambiente: diálogos breves, además de escenas particularmente largas y con una ambientación sonora que termina en un emocionante clímax.

La primera entrega fue “Por un puñado de dólares” (1964) con mucho éxito en Europa.

Tras la muerte de Juárez, en México dominan la injusticia y el terror. Joe (Clint Eastwood), un pistolero vagabundo, llega al pueblo fronterizo de San Miguel, donde dos familias se disputan el control del territorio, y entra al servicio del clan Rojo. Una noche, es testigo del intercambio de oro por armas entre mexicanos y soldados de la Unión. Remake en clave del western de "Yojimbo", de Akira Kurosawa.

La más exitosa de la trilogía fue “La muerte tenía un precio” (1965)

Dos cazadores de recompensas que buscan al mismo hombre deciden unir sus fuerzas para encontrarlo, aunque las razones que los mueven son completamente diferentes. Su título original ya sugiere que es la continuación natural de "Por un puñado de dólares", dirigida por Leone un año antes.

Con esta cinta se ponía fin a la historia que revolucionó el género del western “El bueno, el feo y el malo” (1966)

Durante la guerra civil norteamericana (1861-1865), tres cazadores de recompensas buscan un tesoro que ninguno de ellos puede encontrar sin la ayuda de los otros dos. Así que colaboran entre sí para conseguir el botín.

En las tres la banda sonora es soberbia, Ennio Morricone compuso unas sinfonías épicas que producen un efecto fascinante y evocador al escucharlas. Con ellas se inició una industria cinematográfica de coproducciones hispano-italianas que pasaron a la historia con el nombre de spaguetti western.

Ennio Morricone recibe el Oscar por su trabajo en "Los odiosos ocho" Ennio Morricone recibe el Oscar por su trabajo en "Los odiosos ocho"

Ennio Morricone recibe el Oscar por su trabajo en "Los odiosos ocho" / D.A.

La filmografía de Ennio Morricone es extensísima, la cumplida muestra de un gran profesional que no le hacía asco alguno a ninguna película cuyo encargo aceptara. Sus más de quinientas películas y otros tantos discos, que a buen seguro serán objeto de estudio, análisis y deleite para las generaciones venideras. Aunque de momento, este placer es solo nuestro. Recibió su primer Oscar por la música de “Los odiosos ocho”, de Quentin Tarantino. Antes había recibido el galardón honorífico de la Academia del Cine. A sus 87 años, recogió la estatuilla, y dio las gracias a su mujer, María, por soportar su “ausencia”.

El maestro italiano murió nonagenario, en Roma, la ciudad que le vio nacer hace 91 años, en 2020 y con él se cerró una etapa dorada de la música cinematográfica, pero deja una legión de admiradores y seguidores. El más importante es Nicola Piovani, que es autor de la banda sonora original de “La vida es bella”, de quien se llegó a decir que en realidad era un seudónimo de Morricone. No es cierto, pero el rumor no hace más que agrandar la leyenda de un músico enamorado del cine.

Sus partituras son plegarias, a veces gritos de indignación, recuerdos, otros cantos al amor. Toda su obra recibió desde el cielo, junto con su colega John Williams, el Premio Princesa de Asturias, uno más de su carrera fructífera y genial que se justifica por unos pentagramas que transmiten verdad y vida.

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