La Iglesia topa con Topares
Disputa por la propiedad de cinco inmuebles y del cementerio
La localidad, de apenas 200 habitantes, se mantiene firme en la batalla por mantener la propiedad y están dispuestos a pelear también por la titularidad
La Iglesia se ha inmatriculado (en 2008 y en 2014) los inmuebles y el cementerio sin avisar a la Hermandad de Ánimas que es la que siempre ha llevado la gestión, mantenimiento e incluso el alquiler de los mismos
Los vecinos culpan de semejante estrategia al párroco, que es quien el pasado verano pidió a los vecinos las llaves del salón social-bar y cambió la cerradura de la iglesia
No habrá paz en Topares hasta que un juez, quizá y lo más probable, imponga su orden. Seis meses después de que la Hermandad de Ánimas de Topares conociera que la Iglesia se había inmatriculado el salón social-bar, nadie pensaba que el caso llegaría a ocupar portadas de periódico y horas en los programas más vistos de la televisión, tanto locales como nacionales. La pedanía de Vélez Blanco, un rincón de interior de la provincia de Almería en el que apenas viven 200 personas, se ha convertido desde Navidad hasta hoy en el centro de atención de los medios de comunicación por un conflicto entre la Hermandad, que aseguran representa a todos los vecinos, y el Obispado de Almería. Muchos ya han bautizado el conflicto como el 'Caso Topares', que ya guarda en las hemerotecas varias semanas de publicaciones en prensa escrita, radio y televisión.
Unos dicen "mío", los otros dicen "mío". Ni una parte ni otra da su brazo a torcer, por lo que después de sentarse a dialogar, de amenazar con ir a los tribunales y de manifestarse en numerosas ocasiones, la solución parece estar aún lejos. Son dos posturas muy alejadas y, a tenor de las últimas informaciones a las que ha tenido acceso Diario de Almería, probablemente tenga que ser la autoridad judicial quien ponga orden en este conflicto. Sin embargo nadie quiere dar el primer paso. Las partes tienen un buen número de pruebas para aportar a la causa con el fin de acreditar que la propiedad y la titularidad es suya. Así lo han asegurado los letrados, ambos convencidos de que la Ley les dará la razón.
El estallido clave de este conflicto fue el pasado mes de agosto de 2021, cuando un día el párroco del pueblo pidió las llaves del salón social-bar al presidente de la Hermandad de Ánimas, Alfonso Serrano. Fue al enterarse de que el anterior inquilino había dejado el bar y se iba a realizar un nuevo alquiler a otra persona. "Sorprendidos por la petición, sospeché de que algo más había detrás de esto. Me fui al Registro de la Propiedad sin pensármelo dos veces y saqué una nota simple que me corroboró mis sospechas. El Obispado de Almería se había inmatriculado en el año 2014 el salón social-bar", tal y como asegura Alfonso Serrano Marín.
A partir de entonces las sorpresas y encontronazos con la Iglesia han sido constantes. La siguiente controversia fue cuando la Hermandad contrató la limpieza del cementerio en el mes de octubre, de cara al Día de Todos los Santos, y cuando el presidente fue a sacar dinero de la cuenta mancomunada que existe (entre el párroco y él como representante máximo de la Hermandad) el cura se negó a firmarle. La factura ascendía a 500 euros y se tuvo que abonar con dinero que los vecinos buscaron por otros cauces, cuando tradicionalmente este tipo de trabajos de mantenimiento, como otros, se habían pagado de esta cuenta bancaria que a día de hoy está bloqueada con un montante de 3.100 euros (son necesarias las firmas de los dos titulares para poder realizar cualquier movimiento).
Un mes después, en noviembre, el párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves de Topares cambió la cerradura del templo, con lo que se impedía así el acceso al mismo fuera del horario de misa a los vecinos. Hasta entonces, tanto la Hermandad como el Ayuntamiento habían tenido una llave de la iglesia que usaban para entrar y salir durante las labores de limpieza, mantenimiento, trabajos de restauración o incluso la adquisición de nuevas imágenes religiosas para el templo.
En Navidad, el Día de Año Nuevo, decenas de topareños se encontraban en la puerta de la iglesia a la espera de la llegada del párroco para oír misa. Su sorpresa fue cuando en vez del cura quien llegó fue la Guardia Civil y pidió explicaciones por semejante concentración. Según confirmó a este periódico el propio presidente de la Hermandad de Ánimas, los agentes indicaron que les había llamado el párroco alegando que tenía miedo a ir a Topares porque un gran número de personas le esperaba en la puerta de la iglesia y no sabía la reacción que podrían tener. Por su parte, desde el Obispado, explicaron que que el cura únicamente informó a la Guardia Civil y el mismo vicario fue quien le aconsejó no acudir a dar misa. Finalmente Topares no tuvo misa el Día 1 de enero, pero sí la tuvo al día siguiente, cuando el vicario general en persona, Ignacio López Román, acompañó al párroco y tras la el culto dio las oportunas explicaciones a los feligreses. Durante más de dos horas hubo un tenso debate centrado, principalmente, en la propiedad de los inmuebles que rodean al templo. Todos expusieron su punto de vista pero el diálogo no llegó a ningún entendimiento.
El vicario general, en su afán de convencer a los vecinos de Topares de la legalidad de la inmatriculación, emplazó al presidente de la Hermandad de Ánimas y a su abogado a una nueva reunión el día 28 de enero, esta vez en la sede del Obispado de Almería. En la cita también participó el alcalde pedáneo y la teniente alcalde del Ayuntamiento de Vélez Blanco que, como autoridades municipales, quisieron tener clara cuál era la situación y la postura de cada una de las partes. La propuesta fue que la Diócesis de Almería haría una concesión por un periodo de años, sin determinar, para el uso y gestión de los locales, siempre y cuando la Hermandad se constituyera formalmente como Hermandad canónica (se fundó en el año 1893 pero está constituida como Hermandad civil).
Al día siguiente, 29 de enero, la Hermandad de Ánimas convocó a todo el pueblo a una asamblea en la que tanto Alfonso Serrano Marín como presidente, y el abogado, explicaron a los presentes la oferta que les había hecho el viario general. Tras dos horas de reunión hubo una votación y el pueblo decidió no aceptar la propuesta por unanimidad. Están dispuestos a luchar y llegar hasta donde haga falta para recuperar la titularidad de lo que consideran que es suyo, porque lo construyeron los vecinos del pueblos con su dinero y su esfuerzo, unos con trabajo y jornales y otros con donaciones económicas.
El conflicto está en punto muerto
El lunes día 31 de enero, el letrado de la Hermandad comunica la unánime decisión de Topares de no aceptar la propuesta del viario general. A partir de aquí, el conflicto está en punto muerto. Los vecinos no van a aceptar nada a no ser que sea la titularidad que a día de hoy es del Obispado de Almería. Y el Obispado, como ha asegurado a este periódico el propio vicario general, no va a ceder la titularidad bajo ningún concepto porque son propiedades de la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, siempre lo han sido a pesar de que efectivamente se inmatricularon en virtud de una certificación del obispo (en aquellos años Adolfo González Montes) en el periodo de la Ley Hipotecaria que aprobó el gobierno de José María Aznar (1998-2015).
Legalmente, como consta en el Catastro desde el año 1993 y en el Registro de la Propiedad desde 2014, las propiedades son de la Iglesia. Moralmente y sentimentalmente, son del pueblo, quien las construyó con gran esfuerzo. Unos vecinos pusieron sus ahorros, otros su trabajo y jornales, y otros cumplieron con otro tipo de donaciones. Así lo recuerdan los más antiguos del lugar, como es el caso de un vecino que con 92 años recuerda como si fuera hoy cómo se construyeron aquellos locales, la ilusión que se puso en todo y lo que suponen para un pueblo tan pequeño y sin apenas recursos ni servicios como Topares.
Ahora el Obispado de Almería estudia con su abogado la forma de proceder en este conflicto que, para la mayoría de los ciudadanos, les ha dibujado como los malos de la película al querer quitar al pueblo unos salones que son el alma de la pequeña pedanía. Y todo, aunque desde el principio han mantenido que su intención es "no vender las propiedades y no quitarles al pueblo el uso y gestión de las mismas".
A la espera de buenas nuevas
Los vecinos, representados por la Hermandad de Ánimas, están a la espera de cualquier otra oferta por parte de la Iglesia y aseguran que si este conflicto debe aclararse en los juzgados no serán ellos quien den el primer paso en la vía judicial, porque están "convencidos" de que todo es suyo y porque tienen la posesión desde hace más de 64 años.
Han dejado de ir a misa y cuando quieren oír la palabare de Dios se desplazan hasta la pedanía de El Moralejo, de Caravaca de la Cruz (Murcia). Después de que la última inquilina del bar se haya marchado del pueblo cerrando el negocio y dando portazo a una batalla que asegura no va con ella porque no es del pueblo y no tiene ni quiere tener parte en el asunto, la Hermandad ha vuelto a alquilar el bar a otro vecino del pueblo. La intención es volver a abrirlo en las próximas semanas, después de llevar a cabo algunos arreglos en la cubierta para cuyos trabajos están pendientes de la valoración de un profesional. Llama poderosamente la atención el hecho de que la mensualidad de este nuevo alquiler será destinada a fletar un autobús cada fin de semana para que los vecinos puedan ir a misa a El Moralejo de forma gratuita cuando lo deseen, tal y como avanzó a este periódico el propio abogado que también es vecino de Topares.
Y por si no había bastante con la disputa por los locales, en total cinco (el salón que antes era el Telecluvb y ahora ocupa la entidad bancaria Unicaja, una peluquería que hay justo encima de éste, un tantatorio, y las dos naves del salón social donde está el bar), la polémica también ha alcanzado al cementerio. Ni siquiera los difuntos han estado tranquilos en este tiempo. El camposanto, también legalmente propiedad del Obispado de Almería y que los vecinos no están de acuerdo al entender que ese terreno fue una donación de la familia Árias en el año 1950, está prácticamente "abandonado" según denuncia la Hermandad de Ánimas. La puerta está rota y el Obispado ha indicado a la Hermandad que hay una empresa concesionaria que se hacer cargo del lugar y que por lo tanto los topareños de forma particular no pueden realizar allí hacer cualquier gestión. Se trata, según Alfonso Serrano, de una situación sorprendente, cuando es un lugar del que hasta ahora se han encargado de mantener, limpiar e incluso de construir y vender nichos de enterramiento la propia Hermandad. Los vecinos temían que los jabalíes o cualquier otro animal salvaje pudiera acceder al recinto y en su afán de buscar comida, pudiera desenterrar cadáveres o hacer cualquier otro destrozo de mal gusto. Además, dicen que solo quedan dos nichos libres y que si hubiera más de dos fallecimientos a la vez no habría sitio para enterrar, teniendo en cuenta la situación de pandemia actual y que un gran porcentaje de la población de la pedanía son personas de avanzada edad. Saltándose las indicaciones del Obispado, la Hermandad se propuso arreglar la puerta y en medio día un albañil concluyó el trabajo.
En este punto de la historia solo cabe esperar para ver quién mueve la siguiente ficha. Los vecinos de Topares están dispuestos a llegar hasta donde haga falta. Y el Obispado de Almería pide tiempo para estudiar cuál es la mejor forma para proceder, queriendo huir, sobre todo, del que tildan "show mediático" en el que han convertido el caso. La buena verdad de todo es que la Iglesia a día de hoy es la dueña de media pedanía y si cedieran la propiedad a los topareños, miles de casos se le vendrían encima en toda España reclamando inmuebles y terrenos que se inmatricularon de una forma semejante.
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