Prensa y Segunda República en Almería
LA esquinada y mediterránea Almería vegetaba dejada de la mano de dios y de los gobiernos de la Nación. Sometida al sistema caciquil urdido por una burguesía minoritaria y egoísta (más descarado en los pueblos del interior), sin proyectos de futuro ilusionantes. Excesivamente resignada y abúlica en su ciudadanía y cicatera en oportunidades para que la sufrida clase obrera -mayoría absoluta- llevase una vida digna. Una Almería donde el analfabetismo corría parejo a las altas tasas de emigración a Suramérica, Cataluña y a los espartizales del Oranesado francés. Sustentada en un débil comercio y una industria prácticamente inexistente (Talleres Oliveros y poco más), pesca en fresco y salazones destinados al consumo interno; la minería reducida al coto férrico Bacares-Serón (además del mineral granadino de El Alquife embarcado por el Cable Inglés); mármoles en Sierra de Filabres y salinas de Cabo de Gata-Roquetas, los recursos productivos se limitaban al sector agrícola. Y de éste, los parrales y su apreciada uva Ohanes proporcionando providenciales jornales durante los meses de la campaña exportadora. Tal era el panorama económico que sufría la provincia habitada por 360 mil personas (55 mil censadas en 14 mil hogares de la capital) al inicio de los pasados años treinta. Causa sorpresa que pese al escandaloso analfabetismo aludido (32% en hombres y 52% en mujeres) se editasen tantos periódicos al comienzo de la década; la explicación viene dada porque todos, o casi, obedecían al dictado de partidos o ideologías concretas: La Crónica Meridional (liberal y decano de la prensa local), El Mediterráneo (independiente), Diario de Almería (republicano, de izquierdas), Heraldo de Almería y La Independencia (monárquico-conservador y católico, portavoz del Obispado). No sorprende por tanto que el común de los paisanos clamara por un cambio radical en la gobernanza del país
EXILIO DE ALFONSO XIII
La Monarquía española tocó fondo para no volver a emerger hasta medio siglo después encarnada en la figura de Juan Carlos Iº. Alfonso XIII fue el último de una dinastía borbónica que comenzó en 1700 con Felipe V y concluyó en el puerto de Cartagena rumbo a Marsella en la mañana del 15 de abril de 1931. En enero del año anterior Miguel Primo de Rivera le presentó su dimisión. El general jerezano había presidido durante más de un lustro -con dureza y ausencia de libertades públicas- sendas dictadura Militar y Civil. El rey encargó al general Berenguel y al almirante Aznar, sucesivamente, la formación de un Gobierno sucesorio. En esta tesitura se convocaron elecciones Municipales en toda España a celebrar el domingo 12 de abril del 31, paso previo a las Provinciales y de diputados y senadores a Cortes. Pero en la práctica se plantearon como un plebiscito sin alternativa: Monarquía o República.
Los diarios afilaron sus editoriales. Además de mítines y actos públicos en el teatro Cervantes y Variedades, la campaña electoral se radicalizó, sin concesiones. Inmersos en la preocupante situación española actual, causa escalofríos releer aquellas proclamas incendiarias, incluidas las de la Iglesia, beligerante en una única dirección. La izquierda, en su intento de transformar el régimen tradicional en un nuevo Estado, recibía las andanadas conservadoras, civilizada o no tanto. Aquella se presentó unida mientras que la segunda estuvo representada en cuatro facciones. A las ocho de la mañana se abrieron las 30 mesas (secciones) dispuestas en 8 colegios electorales. Los 35 concejales que conformarían el nuevo Ayuntamiento concurrían separadamente por cada distrito (también 8) de la ciudad. A las cinco se cerraron y comenzó el recuento de los 18.250 votos depositados en las urnas. La conjunción republicano-socialista obtuvo mayoría absoluta frente a los monárquicos: 20 por 15 concejalías. El triunfo se reprodujo provincia a provincia en toda España y como consecuencia de ello Alfonso XIII se vio obligado a abdicar la Corona y marchar con su familia al "dorado" exilio francés. En la noche del 14 de abril fue proclamada la IIª República Española y Niceto Alcalá Zamora nombrado presidente. En los comicios a Cortes de junio los partidos progresistas repitieron victoria.
HIMNO DE RIEGO
Pese a los augurios apocalípticos de los a la postre perdedores, la jornada transcurrió con entera normalidad, sin disturbios ni incidentes reseñables.
El éxito de los republicanos en nuestra capital fue rotundo; tan rotundo que excedió no solo a los cálculos de los adversarios sino a los mismos antidinásticos que no esperaban vencer como vencieron en todos los colegios (La Crónica Meridional)
Seriamente hemos de meditar sobre esto cuantos sintiéndonos todavía españoles de veras abominamos de la Revolución y tenemos fe en la Monarquía, a la que están vinculados el porvenir y prosperidad de la Patria (La Independencia)
Republicanos y socialistas, en lucha leal y decidida, triunfan rotundamente sobre el caciquismo monárquico. Lo más digno de la jornada: la ciudadanía del pueblo y la conducta del Gobernador (Diario de Almería)
Desde media tarde una ingente multitud se congregó ante el Centro Republicano (calle Reyes Católicos) y a lo ancho y largo del Paseo, siendo difícil transitar a la altura de Méndez Núñez, sede del Gobierno Civil. En medio del júbilo reinante los manifestantes pretendían que se izara la bandera tricolor y así se hizo finalmente, tras recibirse a las diez de la noche un telegrama del nuevo Gobierno provisional. Previamente ondeó en el cercano edificio de Correos y Telégrafos, al tiempo que el gobernador Contreras Valiño, quien en todo momento actuó con serenidad e impuso orden (mandó cerrar las tabernas y que guardias civiles y de Seguridad vigilaran los colegios electorales), entregaba el poder al presidente de la Audiencia, Luis de la Torre. El miércoles 15 fue declarado Fiesta Nacional y nuevamente se sucedieron multitudinarios desfiles encabezados por banderas de las sociedades obreras y rojas portadas por estudiantes, coches luciendo retratos de insignes almerienses y de los capitanes Galán y Hernández, fusilados tras el levantamiento de Jaca. Ante la euforia de los vecinos llegados de todos lo barrios, la Banda Municipal y del Regimiento de la Corona amenizó la concentración con alegres pasodobles, La Marsellesa y el Himno de Riego (concierto que se repitió al anochecer en sendos tablados montados en el Paseo del Príncipe que pasó a llamarse Avda. de la República).
En esa tarde del día 15 fue convocado un Pleno municipal, presidido por las fotografías de los repúblicos José Jesús García, González Garbín y D. Nicolás Salmerón (presente estaba su nieta y otros familiares llegados de Alhama). En dicha sesión extraordinaria tomaron posesión los nuevos concejales y el republicano-socialista Miguel Granados Ruiz nombrado alcalde de la ciudad. Más adelante alcanzó acta de diputado y fue designado gobernador Civil de Badajoz, provincia en la que le sorprendió el alzamiento militar rebelde. Salud
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CONTENIDO OFRECIDO POR DIPUTACIÓN DE ALMERÍA