Rosa Rodríguez muestra la memoria de Alhama a través de 45 miniaturas

"Mi pueblo en miniatura es un recorrido a través de imágenes del pasado y presente de Alhama que nos recrean en nuestro inconsciente colectivo. A través de la pintura se puede apreciar la transformación histórica del paisaje y cómo la huella del tiempo ha dejado su impronta en muchas de sus edificaciones, adaptando su uso a las nuevas necesidades del momento". Cuando el alcalde de Alhama, Cristóbal Rodríguez, propuso a la pintora Rosa Rodríguez realizar una exposición en su tierra natal, ella no dudó en hacerla durante las fiestas de San Nicolás. "Es un honor para cualquier alhameño y estos son unos días en los que viene todo el mundo para compartir la alegría de las fiestas y muchos recuerdos. Creo que en todas mis exposiciones siempre ha habido algún motivo de Alhama, pero en esta ocasión me decidí porque fuera íntegramente dedicada a mi pueblo y de una forma original a través de miniaturas. Esto requiere un mayor esfuerzo pero te da una gran soltura a la hora de hacer un trabajo en grande".

La artista alhameña considera que la acuarela permite captar la luminosidad de nuestro cielo y la plasticidad de las formas en las que se configuran los espacios. "La pincelada rápida en la que el retoque es imposible, la semihumedad de la materia para conseguir unos colores que irradien la luz y transparencia que extraen de su base, que es el papel. Se requiere un dominio de la técnica para lograr unos efectos impactantes que conecten directamente a los visitantes de la exposición con la mirada del autor".

La exposición, compuesta por 45 cuadros, recoge prácticamente todos los rincones y espacios más significativos de Alhama. Han sido varios meses de trabajo con un cariño especia para mostrarlo todo, "una memoria del pasado con cuadros del presente". Es una memoria histórica a través del arte en la que cada uno de los personajes representa una vivencia presente y pasada. "En mi caso, afirma Rosa, como alhameña de nacimiento y de vivencias, pues mis raíces se hunden a lo largo de generaciones, la mirada va más allá de lo físico y se confunde con historias del ayer y hoy, de los habitantes que poblaron sus calles y lo hacen hoy. Con mi pintura quiero transmitir imágenes llenas de vida, paisajes que la memoria rellena de personas, de nombres y olores hasta lograr sentir su primavera o el frío intenso que siempre acompaña nuestras fiestas patronales".

Entre todas las obras en pequeño formato hay algunas que tienen un significado especial para Rosa Rodríguez, como la fachada de su casa, "porque me ha recordado mi vida, y abrir o cerrar los balcones y la puerta en estas fiestas representaba cómo se encontraba cada familia". También la casa de Nicolás Salmerón, ya desaparecida, o la casa de Los López, que lo hará pronto. Con estas obras, Rosa reivindica la historia de Alhama a través de sus edificios más singulares.