Secuencia de una inmatriculación irregular
Almería
Restitución. Tras las riadas en septiembre de 1891, en el barrio de La Misericordia (Los Molinos) se erigió una escuela pública. Anexionada por el Obispado, en 2017 pasó de nuevo al Ayuntamiento
La iglesia católica española lo distingue con meridiana claridad: una cosa es predicar las bondades del reino de los cielos y otra bien distinta gestionar los bienes terrenales, propios o extraños. Así, siguiendo la ancestral praxis, la diócesis almeriense no ha dudado en meter la uña en propiedades ajenas cuando la ocasión le ha sido propicia. Que lo cuente, por ejemplo, el convento de Las Puras y la “mordida” a sus solares desde el prelado Antonio de Portocarrero. Aprovechando una rendija legal de la Ley Hipotecaria, la ciudad sufrió el celo episcopal por incrementar su patrimonio. El asunto trascendió a la opinión pública en el pleno celebrado el día 25 de agosto de 2014, lunes de Feria, cuando Déborah Serón, concejala del grupo socialista, se interesó por la propiedad inequívoca del Centro Vecinal nº 21, en Los Molinos: ¿es de titularidad jurídica Municipal?, ¿pertenece al Obispado? Los medios de comunicación dieron cuenta de lo tratado, aunque desde entonces el silencio envolvió tan escabroso tema. Salvo un chiste, genial, de Moreno en Diario de Almería.
CARIDAD Y AGRADECIMIENTO
No repuesto aún el vecindario de la zozobra sufrida en 1888, el cielo repitió su temido “agua va” con virulencia y espectacular aparato eléctrico. En la mañana del 11 de septiembre de 1891 cayeron 158,3 litros x m/2 sobre la capital y alrededores. Más de la mitad del total pluviométrico anual, cifrado en 250. El temporal iniciado en la toledana Consuegra (la más castigada), se cebó inmisericorde con Valencia y los términos jurisdiccionales de Adra y Albóx. En repetidas ocasiones y soportes he pormenorizado la dantesca hora a hora y publicado en primicia el nombre de las víctimas –superior a la veintena- inhumadas en el cementerio capitalino de San José
Caridad fue la palabra en boca de todos y la más repetida en los diarios locales (Caridad igualmente es el nombre asignado a la escultura de la Rambla que a escasos años de su restauración vuelve a exudar óxido y suciedad). Y el eslogan sincero de “gracias a España entera por volcarse en socorro de Almería”. Ante la imposibilidad de citar a cada una de las personas físicas, municipios y colectivos, las sustanciamos en la prensa matritense. La Crónica Meridional, pionera en la generación de recursos, entró en contacto con la mayoría de cabeceras periodísticas de la Villa y Corte; desplazándose a la capital Julián Vargas Machuca, redactor-jefe de El Liberal y promotor de la construcción de viviendas para obreros damnificados.
ESCUELA E INMATRICULACIÓN
Tras la construcción del barrio de La Caridad en el Cerro de las Cruces, la prensa asociada madrileña abordó otro de casas, capilla y escuela (inspirada en la pedagogía integral del alemán Friedrich W. Froebel) en terrenos de Los Molinos, propiedad de María Jover Greppi, dueña a su vez del palacete en calle Arráez donde abre sus puertas el Archivo Municipal “Adela Alcocer”. A iniciativa del Comisario Regio, Ventura García Sancho, marqués de Aguilar de Campóo, el 15 de diciembre de 1891 se procedió a la subasta según proyecto del arquitecto Gabriel Abréu. Desde su inauguración, la casa-escuela -de 310 metros/2 construidos sobre una parcela de 556- vino funcionado, además, como puntual colegio electoral, centro de vacunación o vecinal.
En octubre de 2008, Adolfo González Montes la inmatriculó (primera inscripción en el Registro de la Propiedad), “quieta y pacíficamente”, a favor del Obispado, amparado en el artículo 206 de la Ley Hipotecaria de 1998. Con la potestad de “funcionario público”, el prelado solo tuvo que alegar que la Escuela figuraba en un genérico inventario de la diócesis, “pero que no hay constancia del tramitante de la finca, ni del título de adquisición o como fue adquirida, por ser destruidos los archivos durante la Guerra Civil española”. Curiosamente, el papel del inventario no se quemó: ¿por qué no consultó entonces la hemeroteca o en los archivos? ¡Si cuela, cuela! En el citado pleno, el alcalde y el concejal Pablo Venzal afirman que todo es fruto de un “lamentable error” y que está dispuesto a traspasar la titularidad al Municipio, su legítimo dueño, sin necesidad de litigar. En esa tesitura, habrá que seguir atento a las contrapartidas, si las hubiese, derivadas de una negociación que al parecer dura ya varios meses. González Montes tiene la gran oportunidad de demostrar que su actitud es sincera y que casos de tal naturaleza no se van a repetir: solo tiene que publicar la relación de fincas inscritas acogiéndose a la ley reformada durante la legislatura de José Mª Aznar.
ACTA DE ACEPTACIÓN
La sesión plenaria de 14 de agosto de 1893 versó exclusivamente sobre el inmueble hoy “incautad”; dándose lectura de un oficio de la Comisaría Regia que certificaba “la cesión al Ayuntamiento de esta Capital de las casas escuelas construidas en el barrio de La Misericordia, en terrenos cedidos a la Prensa asociada por la Excma. Sra. Marquesa viuda de Cabra (María Jover Greppi, y (ellos) a la Comisaría Regia por el Sr. D. Francisco Rueda López (director del diario LCM), representante del Sr. Julián Vargas Machuca, quien a su vez lo es de la Prensa Asociada, cuyos gastos se han sufragado con fondos procedentes de una suscripción abierta en Manila por el Auditor de Guerra D. Pablo Cases, entregados a la Comisaría Regia por el Excmo. Sr. Marqués de Valdeiglesias”.
Ante la imposibilidad de concurrir a hacer la entrega de dichos establecimientos al Ayuntamiento, autorizaron a Valero Rivera, inspector de Obras de la Comisaría, y a Francisco de Albacete, jefe de Administración. Valero tiene calle a su nombre, transversal a Javier Sanz, otro de los ingenieros que encauzaron y alinearon la hoy rambla García Lorca.
El acta concluye contundente, sin lugar a equívocos;
El Excmo. Ayuntamiento acordó por unanimidad aceptar la donación que se hace; consignar en actas de la Corporación Municipal, para perpetua memoria, el más profundo agradecimiento hacia las personas que con tan nobles propósitos han intervenido en este asunto, ya ofreciendo cantidades, ya prestando su concurso valioso, por los beneficios que con la entrega de dichas casas escuelas ha de experimentar este Municipio; nombrándose a la comisión de Instrucción Pública para que de acuerdo con los encargados por el Sr. Comisario Regio y demás que se instan en su comunicación y con asistencia de los profesores que han de intervenir en las Escuelas de referencia, se lleve a cabo la recepción de las mismas con arreglo al oficio y acuerdos que se indican, levantándose acta por duplicado conforme a lo que se interesa, y que se remita el certificado del Sr. Comisario Regio al Registro de la Propiedad para su inscripción en el mismo.
No existe testimonio más convincente en aras a desmontar la opaca maniobra del Obispado almeriense. Y ello pese a la censurable desidia, error u omisión del secretario municipal por no haber inscrito la finca, en tiempo y forma, en el Registro de la Propiedad.
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