Senderismo urbano por la historia ejidense

En menos de ocho meses, más de un millar de vecinos se han acercado al patrimonio a través del deporte

Alcalde y concejales durante la puesta en valor de la ruta, en mayo.
Almudena Fernández

25 de enero 2016 - 05:01

Conocer la historia no significa sólo sentarse frente a un libro. Desde hace unos meses, y gracias a una iniciativa del Ayuntamiento de El Ejido, a través de la concejalía de Educación y Cultura y el Instituto Municipal de Deportes, es posible acercarse a la historia local con una jornada de senderismo periurbano que ha tenido una grana acogida entre la población.

En el mes de mayo de 2015, el Consistorio ejidense puso en marcha 'La Ruta del Agua', un sendero deportivo periurbano que muestra parte de la historia del municipio, con una distancia a recorrer de once kilómetros y medio y un tiempo aproximado de duración de tres horas y media. Desde esa fecha, han sido más de un millar los ejidenses que han realizado ese recorrido. Los grupos que hasta ahora han disfrutado de este trazado han sido escolares, asociaciones de la localidad, grupos de trabajadores de empresas y particulares. Por lo general, se realizan en fin de semana, concretamente los domingos, y desde su puesta en funcionamiento hasta ahora se han realizado 13 rutas con una media de 80 a 90 personas.

El objetivo de esta iniciativa no es sólo fomentar la práctica deportiva y educar en el desarrollo de hábitos de vida saludables a cualquier edad sino también poner en valor el patrimonio cultural e histórico local, al tiempo que se conciencia sobre la importancia de conservar y respetar los restos arqueológicos del patrimonio histórico natural.

De esta forma, la Ruta del Agua invita a los senderistas a conocer los restos hidráulicos de distintas épocas, como aljibes, acueductos, eras, ramblas y cañadas, además de otros elementos como antiguas canteras, mausoleo romano del Daymún o zona de fósiles. Se trata de un sendero llano de dificultad baja, indicado por señales que contienen un logo identificativo de un aljibe y están situadas en distintas zonas de la vía urbana y caminos. De hecho, durante sus primeras semanas en marcha, muchos vecinos se preguntaban qué eran esas señales de un aljibe azul o simplemente flechas de este color que recorren buena parte del municipio. Ahora, ocho meses después, son pocos los que aún desconocen que se trata de las señales que indican el camino a seguir para completar este sendero.

No en vano, el recorrido circular cuenta con paradas en 14 puntos con restos hidráulicos en donde se han instalado paneles informativos sobre la ruta completa y el elemento propio de cada zona a visitar: la colección Arqueológica de El Ejido (CAEE), el aljibe Pastor, el yacimiento Ciavieja, un acueducto contemporáneo, rambla Los Aljibillos, aljibe Matillas, la era, depósito de agua, un aljibe contemporáneo, el Daymún, la plaza de la Alpujarra, las antiguas Canteras, zona de fósiles o el aljibe La Raja.

Algunos de los que han decidido seguir esta ruta a través de la propuesta municipal (y no por libre) han tenido la oportunidad de realizar el recorrido guiados por un técnico del área de Cultura que va explicando al grupo la historia de los restos arqueológicos por los que se pasa.

Durante la Navidad se ha hecho una parada en estas particulares visitas guiadas pero ya para estos primeros días del año, según apuntan desde el área de Cultura, hay varios IES del municipio que han solicitado fecha y día para realizar esta 'Ruta del Agua' en los próximos meses.

Por otro lado, El Ejido también cuenta con otras dos rutas de senderismo que se alejan del centro urbano. Por un lado, existe una de pequeño recorrido (menos de 50 kilómetros), el PRA-230, Sendero de Las Palomas. Existe un panel informativo del sendero en la Avenida Príncipes de España esquina con la Calle Selva Negra. En este punto se comienza un recorrido circular por pista de tierra, con una distancia de 17.8 kilómetros y una duración aproximada de cinco horas y media.

También existe la ruta GR-92 en su paso por el litoral ejidense, que tiene un recorrido con más de 50 kilómetros con salida desde Almerimar tras un largo paseo por la playa de San Miguel. Es un sendero de dificultad moderada que permite al caminante la observación de la flora y fauna litoral, con especial atención a las aves.

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