Las primeras lluvias del mes de septiembre, y el pronóstico meteorológico para los próximos días (si es que se cumple), auguran que la temporada de setas en la provincia de Almería será aceptable, incluso mejor que el promedio de los últimos años. Los aficionados y expertos micológicos ya se frotan las manos y empiezan a tachar los días en el calendario para que en cuestión de dos semanas empiecen a aflorar los primeros ejemplares. Son 20 días después de la lluvia cuando este preciado manjar típico de la estación de otoño se deja ver en las sierras y en los restaurantes que elaboran platos con productos de temporada. Aún así, los expertos dicen que tener una buena o mala cosecha depende no solo de las lluvias, sino también de que no suban las temperaturas e incluso de que continúe lloviendo para que la tierra esté mojada y en perfectas condiciones.

La recolección de setas comestibles es una afición que cada año gana más adeptos en la provincia de Almería y que está estrechamente relacionada con las condiciones climáticas que se dan. En primer lugar porque de las lluvias caídas depende la fructificación de los micelios, y en segundo lugar por que el entorno donde se desarrolla es al aire libre, expuesto a las inclemencias del tiempo. Los enamorados de la micología que cada año se adentran en las sierras para la búsqueda de setas y hongos comestibles no pierden detalle alguno de cuantos pronósticos del tiempo puedan pasar por sus manos y ante sus ojos.

Las zonas naturales de Almería son un entorno perfecto para la proliferación de algunas de las setas más demandadas en el mercado, tales como los boletus, los níscalos y otras variedades que se pueden encontrar con facilidad y también son comestibles, como son las seta de cardo.

Acabado el verano y ya a las puertas del otoño, las playas empiezan a despoblarse con un natural éxodo de turistas a las sierras. Los Filabres es una de las más privilegiadas en esta época, pues el fenómeno de la berrea del ciervo, que ya ha empezado, y el esplendor de la caza mayor con los recechos de macho montés, sumado al atractivo micológico, han hecho de este enclave natural un lugar privilegiado.

Almería cuenta con unas 200 especies clasificadas, unas de escasa y difícil identificación y otras comunes y fácilmente identificables. Pero salir a buscar este rico producto de la naturaleza requiere una rutina. Provistos de navaja y cesto, cada año son más los aficionados que salen al campo en su busca. La colecta debe hacerse desde la base, sin cortar el hongo y recoger tan sólo las que presenten un perfecto estado. Los expertos aconsejan recoger sólo aquellas que se conozcan con absoluta seguridad y descartar las que presenten vulva, anillo o láminas blancas, por la presencia de especies mortales, así como algunas lepiotas pequeñas inferiores a diez centímetros.