La tele más Real del año
La tele más Real del año
Los auténticos minutos telerreales del año son los que pronuncia Felipe VI. A las nueve de la Nochebuena los españoles están montando todavía la mesa, benditos sean nuestros hispánicos horarios de siempre, y normalmente se le sigue de reojo. Ya se encargan los políticos en la Navidad de hacerse propias las razones de su discurso, según, y los de siempre se encargan de criticar con la demagogia antipática de los ingratos.
El discurso del Rey es el pórtico de la cena y de las galas, así que en estos tiempos de unroll y vídeos de voracidad breve ha sido un acierto que tenga la concisión de nueve minutos y la precisión de apelar a la convivencia con frases desgranadas y mensaje diáfano.
El microespacio anual más trabajado de toda la parrilla necesitaba fijarse en lo que estaban haciendo en palacios extranjeros. El Rey debe ser próximo, siempre; y adaptar su lenguaje a la audiencia. Hacerlo de pie era una sugerencia clamorosa.
El monarca no necesita hablar desde el trono si es para dirigirse a las familias, con la formalidad de las ocasiones en las que nos reunimos todos. Hacerlo desde la estancia donde firmamos nuestro destino a Europa, un símbolo. La semiología de los detalles. En esta ocasión se notaron menos entrelíneas. Ante un año donde los resultados electorales, nos tememos, nos originarán más división e insatisfacciones, a la Corona le corresponde este arbitraje de instar a la conciliación, tan improbable cuando es la propaganda, la corrupción y la revancha lo que marca el paso.
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