Mudarse sale caro en Almería y por ello los inquilinos mantienen su contrato
Prefieren mantener sus condiciones o someterse a pequeñas subidas ante de regresar al ‘terror’ del mercado
En Almería, el alquiler se mantiene firme, pero no por la rotación de viviendas ni por un mercado ágil. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 78,07 % de las viviendas alquiladas en 2023 lo estaban bajo contratos ya existentes, mientras que solo el 21,93 % correspondía a nuevos contratos.
Esta diferencia deja una fotografía clara: los almerienses no se mueven del alquiler. Prefieren mantener sus acuerdos antiguos antes que enfrentarse a nuevas condiciones, que en muchos casos suponen precios más altos o incertidumbre.
La estadística forma parte del Índice de Precios de la Vivienda en Alquiler (IPVA) que elabora el INE, y que analiza no solo los precios, sino también el peso que tiene cada segmento del mercado en función de variables como el tamaño, el tipo de vivienda o la antigüedad del contrato.
Una ciudad que no se mueve
La mayoría de los arrendamientos vigentes en Almería no han sido renovados recientemente, lo que indica que buena parte del parque de alquiler sigue funcionando con precios antiguos, más bajos que los actuales de mercado. Esta situación frena la escalada de precios que sí se observa en provincias con más movilidad.
La comparación con otras provincias evidencia que Almería es una de las más estáticas en cuanto a rotación de alquiler. En zonas como Madrid o Barcelona, los contratos nuevos superan ya el 35 o incluso el 40 % del total, lo que refleja un mercado mucho más volátil.
¿Una ventaja o una barrera?
La ponderación del INE confirma una tendencia clara: el inquilino almeriense resiste y permanece. Muchos firmaron sus contratos hace años y, gracias a la prórroga legal o a acuerdos privados, han evitado los efectos de la inflación.
Este fenómeno tiene otra lectura: la escasa rotación también puede dificultar el acceso al alquiler para nuevos demandantes, especialmente jóvenes o familias que quieren independizarse. Si el parque se encuentra congelado, la disponibilidad real se reduce.
El 78% del mercado está congelado
La ponderación del INE confirma una tendencia clara: el inquilino almeriense resiste y permanece. Muchos firmaron sus contratos hace años y, gracias a la prórroga legal o a acuerdos privados, han evitado los efectos de la inflación.
Este fenómeno tiene otra lectura: la escasa rotación también puede dificultar el acceso al alquiler para nuevos demandantes, especialmente jóvenes o familias que quieren independizarse. Si el parque se encuentra congelado, la disponibilidad real se reduce.
Un alquiler de larga duración… por necesidad
Para muchos, no es solo una decisión racional, sino una necesidad. Los precios más altos, la falta de alternativas y los salarios ajustados en la provincia hacen que cambiar de vivienda sea un riesgo que pocos pueden asumir.
La falta de vivienda pública o de alquiler asequible también obliga a la población a permanecer donde está. La renovación de contratos se retrasa o se evita, no por falta de interés, sino por una economía que no permite margen de maniobra.
¿Dónde están los contratos nuevos?
Los pocos contratos nuevos que se firmaron en 2023 se concentran en las zonas más dinámicas de la capital y el litoral. Allí, la presión del turismo o el cambio generacional obliga a renovar, pero sigue siendo un volumen limitado.
El resto de la provincia, especialmente en el interior, vive anclada a contratos heredados, prorrogados o nunca renegociados, en una inercia que frena tanto la subida de precios como la expansión del mercado.
Radiografía de un mercado silencioso
A diferencia de las grandes ciudades, donde los cambios se miden por meses, en Almería el alquiler se mueve al ritmo de los años. Esta “estabilidad forzada” no es del todo negativa, pero sí refleja una falta de flexibilidad estructural.
El mercado se convierte así en una red tupida de contratos que resisten el paso del tiempo, pero que también limitan el acceso a quienes llegan con nuevas necesidades o aspiraciones.
Una oportunidad para las políticas públicas
Estos datos ofrecen una pista clara para la acción pública: la necesidad de dinamizar el mercado de alquiler sin romper su estabilidad. Fomentar viviendas asequibles, ayudar a inquilinos vulnerables o incentivar a los propietarios a renovar sin encarecer son vías posibles.
Conclusión: calma en la superficie, tensión de fondo
Aunque los datos del INE muestran una imagen estable, esa calma puede ocultar tensiones importantes: escasa oferta real, dificultad para acceder a la vivienda y envejecimiento del parque alquilado. Los almerienses se agarran al alquiler… pero no siempre por elección.
Peso en conjunto
A esta fotografía se suma otro dato clave: Almería representa el 6,896 % del total del mercado nacional del alquiler, según las ponderaciones nacionales por provincia del IPVA 2023. Esto significa que, aunque no es una de las provincias más pobladas de España, su peso en el mercado del alquiler es significativo, especialmente dentro de Andalucía.
Esta cuota nacional refuerza la necesidad de analizar con detalle cómo se comporta el mercado almeriense. En un contexto de subida de precios generalizada en muchas capitales, la resistencia de Almería a renovar contratos no es un fenómeno menor, sino un indicador que puede ayudar a comprender dinámicas similares en otras zonas medias del país.
En resumen, Almería no solo conserva sus contratos antiguos, sino que lo hace desde una posición relevante dentro del ecosistema nacional del alquiler. Con casi un 7 % del peso estatal, la provincia se convierte en un termómetro valioso para evaluar cómo la estabilidad aparente puede enmascarar tensiones económicas subyacentes.
Temas relacionados
No hay comentarios