Caso Ana Julia: las ocho sesiones del juicio más mediático
El jurado popular entendió que no existe premeditación ni ensañamiento, aún así, es probable que la jueza entienda que Ana Julia debe cumplir prisión permanente revisable
Cuatro años de prisión permanente revisable: diez condenas y algunas dudas
Ana Julia asesinó a Gabriel y buscó dañar a sus padres durante su búsqueda
“La bruja” pagará al fin por sus pecados. Solo falta que se le imponga pena. Y seguramente no será corta. Así concluye uno de los casos de la historia negra de Almería más trágicos y mediáticos. Confluyeron decenas de condicionantes.
La pérdida de un menor, el mayor dispositivo de búsqueda realizado a nivel nacional, que la autora estuviera dentro de la familia; que se dejara ver, que se dirigiera a los medios entre lágrimas y augurando la pronta aparición del pequeño... así hasta que se la cazó con Gabriel en el maletero. Y Almería entera, y un país, quiso echársele encima.
Año y medio hubo que esperar para que se celebrara el juicio. Más de 130 periodistas se acreditaron y como en aquellos días de búsqueda, las televisiones, radios y prensa volvieron a llenarse de titulares sobre Ana Julia Quezada. La trágica protagonista de una película cuyo fin debería haber sido que todo lo anterior era un sueño. Con ello, “la bruja del cuento”, tal y como se refería Patricia Ramírez a la dominicana, nunca hubiera existido, al menos no su expresión de maldad.
Pero Ana Julia regresó. Y lo hizo con una imagen que no recordaba a su pasado. Una intentona de parecer dulce ante el tribunal y el jurado. Su discurso estaba plagado de lágrimas y súplicas de perdón a los familiares del pequeño Gabriel. Incluso a Dios.
"Un accidente"
No cejó en su empeño de hacer ver que todo fue accidente. Que la historia se le fue de las manos. Que asfixió a Gabriel porque este comenzó a insultarle después de reprenderle que dejara un hacha para que no se hiciera daño.
Pero, seguramente, al jurado le costaría digerir estas explicaciones. Una mujer de 44 años (entonces) frente a un niño de ocho años. Nadie ve la necesidad de llegar hasta ese punto. Nadie entiende que después de un roce que acabó en tragedia, Ana Julia pidiera ayuda, sino todo lo contrario. Nadie entiende que escondiera el cuerpo y dijera a la familia que pidiera una recompensa. Nadie entiende sus lágrimas en la concentración de Puerta Purchena. En definitiva, nadie entiende por qué lo hizo.
Y los testigos, la guardia civil y las partes fueron desmontando poco a poco sus argumentos. Decía que el día en que conducía hasta Vícar iba a escribir dos cartas y después a suicidarse. Pero minutos antes, la Guardia Civil la grabó diciendo: “Tranquila Ana, no va a ir a la cárcel”, e incluso pensando a qué invernadero llevar el cuerpo de Gabriel Cruz.
Los errores
Su plan era escapar viva y coleando. Pero fue dejando pistas que la fueron incriminando. Aquella camiseta que dejó para incriminar a su ex en el lugar donde salía a pasear a sus perros. Ana Julia llegó a llenar de barrio la camiseta para que pareciera creíble. Pero no pasó por el aro. Como tampoco el haber perdido sus móviles en varias ocasiones. Y la lupa también se le puso encima cuando motivaba a la familia para subir una supuesta recompensa a quien tuviera a Gabriel o proporcionara información. La Guardia Civil llegó a pensar que tal y como había pasado en Burgos, uno de sus fines era el económico.
Llegó a declarar su hija. Lo hizo para asegurar que se sintió utilizada por su propia madre y para sentenciar que no tenía ningún tipo de relación con ella. Que no le era necesario.
Ana Julia volvió a cruzar miradas con Patricia Ramírez. Quien cuando fue a declarar, decidió que no quería un biombo entre ella y la acusada. La miró fijamente y le dijo lo que llevaba tanto tiempo esperando: “Eres mala”. Ángel no pudo hacer lo propio ese día. Pero sí coincidieron en la lectura del veredicto. El pasado jueves, Ángel tenía a escasos metros a la mujer que le había quitado a su pequeño Gabriel.
Veredicto
Pero, al menos por unos momentos, el día no fue tan malo para los padres. Se hizo justicia. El jurado popular entendió que Ana Julia asesinó a Gabriel Cruz con alevosía y que Ana Julia también debe pagar, con pena en la cárcel, el daño moral que le ha causado a Patricia y a Ángel. No contemplaron premeditación ni ensañamiento. Parte en la que estuvieron en consonancia con lo que pretendía la fiscalía y lo que se detallaba en el análisis de los forenses.
En breve, dentro de apenas dos semanas, la jueza se pronunciará sobre la pena que deberá cumplir Quezada en la cárcel. Y es que puede ser la primera mujer en ‘colgarse’ la prisión permanente revisable en España.
Garantizar el respeto a la memoria de Gabriel
El Defensor del Pueblo andaluz y Defensor del Menor de Andalucía, Jesús Maeztu, ha solicitado que una vez finalizado el juicio por el asesinato de Gabriel Cruz “se siga garantizando el respeto a la memoria” del pequeño “para que perviva la fraternidad y humanidad que generó el dolor del conocimiento de su muerte y no los aspectos escabrosos de la misma”.
Así, en un comunicado colgado en su web oficial, el Defensor, una vez finalizado el juicio y pronunciado con claridad el veredicto del jurado que concluirá con la correspondiente sentencia, ha manifestado que “se ha mantenido estas semanas en contacto con la familia, en concreto, con Patricia, la madre de Gabriel, interesándose por su estado y compartiendo la solicitud que le trasladó sobre una petición a los medios de comunicación para que respetasen la intimidad de la familia en estos momentos tan duros”.
Asimismo, el Defensor del Menor de Andalucía solicita que se “respete” la intimidad de sus progenitores y el derecho a recuperar la cotidianidad de sus vidas, “con el recuerdo siempre presente de su hijo en la memoria”, porque “necesitan recordar y vivir el alma de Gabriel, recordar los bellos momentos, en total intimidad y lejos de los tristes días de la desaparición”. Además, ha asegurado que “comparten con los padres que este ya es el momento de pasar página y acabar con informaciones, relatos y tertulias en torno a lo sucedido y tratado en el juicio”.
Maeztu ha expresado su agradecimiento a aquellos medios de comunicación y a sus profesionales “que han evitado la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre los sentimientos de los allegados y sus circunstancias, sin ceder al morbo y al sensacionalismo, manteniendo la credibilidad y el rigor que deben caracterizar al buen periodismo”. “Deseando que jamás se vuelvan a producir tragedias como ésta, confiamos en que el Pacto Ético reclamado para este juicio se mantenga como una guía de futuro en la cobertura respetuosa de este tipo de informaciones sobre niños y niñas que padezcan desgracias imborrables como la acontecida”.
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