Una celda almeriense para el jefe de los "cabrones que se ríen"
Uno de los asesinos más sanguinarios de la banda terrorista Tiene 10 condenas por cumplir
Javier García Gaztelu 'Txapote' tiene televisión y sólo lee el Gara · Está condenado a cientos de años por asesinato · Tras el abandono de la violencia será uno de los últimos etarras en salir
"Pobre mujer y encima se ríen estos cabrones". La frase pronunciada por la magistrada Ángela Murillo que presidía el Tribunal que juzgaba a Javier García Gaztelu, Txapote, por ordenar el asesinato del dirigente socialista Fernando Buesa y su escolta en 2000, pasará a la historia judicial. Un micrófono abierto traicionó a una juez que ya había protagonizado enfrentamientos con líderes de la banda terrorista e incluso de la izquierda abertzale radical, especialmente con Arnaldo Otegi. De nada sirvió la renuncia de la juez; Txapote recibió otra condena de 105 años. Es la décima que tiene en su sangriento haber. Ha vuelto de la Audiencia Nacional a su celda en el módulo 3 del centro penitenciario de El Acebuche.
Allí cumple con la misma rutina que el resto del casi millar de internos de la prisión de Almería. Se levanta a las 8:30 de la mañana y, como todos, deja su celda limpia antes de ir a desayunar. Acude todos los días al gimnasio y después se ducha. Después de comer, sube a su celda a las 13:30 y, a pesar de que los demás presos salen al patio a las 16:30, él como todos los condenados de primer grado, tienen que esperar dos horas más. A las 20:30 horas tiene que estar de vuelta en una celda, igual que el resto y con las mismas facilidades que rigen la vida de los presos. No dispone de internet, tiene televisión y sólo lee el diario Gara que le llega puntualmente todos los días, como todos los meses y todos los internos de la banda terrorista, tiene en su cuenta el máximo dinero al que tiene derecho cualquier recluso. De dónde viene ese dinero, entra dentro de la leyenda carcelaria, aunque hay más que sospechas sobre su procedencia. En su módulo, sólo puede compartir experiencia con otro de los históricos de la banda terrorista que más tiempo lleva en prisión (desde 1987), Ignacio Erro Zazu y con Fernando del Olmo Vega, imputado por el atentado contra la Comisaría central de Burgos, encarcelado desde 1991 con una condena de 155 años.
Txapote no tiene que ir muy lejos para encontrar a alguien familiar; su compañera Irantzu Gallastegi Amaia, también se encuentra cumpliendo su condena (más de 50 años) en Almería. Juntos cometieron el asesinado de Fernando Múgica y ella misma participó en el secuestro de Miguel Ángel Blanco antes de que Txapote disparara cobardemente contra el concejal de Ermua, descalzo, con las manos esposadas a la espalda y de rodillas. Luego dice que vomitó. Juntos protagonizaron sonoros incidentes tras las mamparas que los separan de la gente normal en la sala de la Audiencia Nacional. Desde golpes contra el cristal, hasta actitudes chulescas contra los familiares a quienes han causado un dolor infinito. El odio que ambos exhalan es difícilmente imaginable.
Uno de los funcionarios que prestan sus servicios en el mismo módulo 3 de la prisión almeriense reconoció a Diario de Almería: "me da mucha alegría verlos en la cárcel; aún más sabiendo que cuando me marcho a mi casa les dejo allí y más aún conociéndoles desde hace años en la misma cárcel". Tiene justificación; "estos han matado a dos íntimos amigos míos".
A pesar de su fama de conflictivo, al menos desde que llegara a Almería el 25 de junio del año 2010 no ha protagonizado incidente alguno, ni con los funcionarios, ni con el resto de presos. Aún así, acumula multitud de expedientes disciplinarios por faltas contra el reglamento, desobediencias, protestas, enseñar pancartas en las que denuncia que sufre torturas. Quienes tratan con él a diario señalan que su comportamiento es "altanero, estirado y prepotente".
"Lo único que hace en todo el día es estar en su celda, en los patios y en el gimnasio; eso no lo perdona ni un día, porque del resto de actividades, como el estudio, no hace ninguna. Recibe a familiares los fines de semana, aunque no todos. El único problema que ha habido con ellos es cuando se les somete a algún registro que es el mismo que se practica a los presos comunes, en eso no ha habido distinciones; ellos nos suelen decir que llegan desde muy lejos, pero hay que aplicar la legislación como a todos". Tiene derecho a una comunicación íntima al mes, una con sus familiares cada 30 días y otra a través de un cristal de 20 minutos de duración cada semana.
Txapote llegó a ser número uno de ETA y según sus propias confesiones, le encantaba el tiro en la nuca que practicó en numerosas ocasiones. Se ha probado su participación en los asesinatos del policía Alfonso Morcillo (1994), del concejal del PP en San Sebastián Gregorio Ordóñez (1995), el concejal socialista Fernando Múgica (1996), ejecutó a Miguel Ángel Blanco en 1997, asesinó a los concejales del PP José Luis Caso en 1997, José Ignacio Iruretagoyena en 1998 y Manuel Zamarreño ese mismo año. A su historial de asesino sangunario sólo le fatla responder a una pregunta: ¿de qué se ríe?
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