El cemento gana terreno

La playa de San José, un espacio que en su momento no se libró del ansia urbanística.
Rafael Espino

30 de agosto 2016 - 01:00

Almería posee una de las costas menos transformadas de Andalucía. Es evidente que la mano del hombre no ha hecho un daño irreparable al paisaje, pero la dinámica implica una reducción de los espacios naturales. Desde 1987, la línea de costa de la provincia (500 metros hacia el interior) ha ganado casi un kilómetro (900 metros) de superficie artificial al año, lo que supone el 33% de lo transformado en toda su historia. El porcentaje de costa en la que ha habido intervención de la mano del hombre -dentro de la línea de costa- es del 27%. Aun así, existe un freno que llega de mano de las catalogaciones. La declaración del parque natural de Cabo de Gata-Níjar ha sido fundamental para la conservación del que puede ser el litoral más singular de la costa cálida peninsular.

Hacia el interior, tomando como espacio una franja de dos kilómetros, el porcentaje de costa artificial es del 15%, lo que traducido a tamaño sería construir un campo de fútbol al año. La población en esta franja ha crecido un 62%.

Según el estudio realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad, en la provincia se señalan como zonas calientes de mayor presión en el futuro los tramos de San Juan de los Terreros, Norte de Garrucha-Mojácar, Roquetas-Aguadulce y el sector oeste de Almerimar. El informe explica que mientras que la capital, situada en la desembocadura del río Andarax, tiene una estructura que responde a su evolución histórica, el resto de las poblaciones costeras están muy volcadas sobre la primera línea de la costa, con un crecimiento muy lineal, adherida a lo largo de la misma.

En la zona de Levante, el crecimiento urbanístico se presenta de forma línea, principalmente en los sectores de Garrucha y Carboneras. En este sentido, los tramos no construidos de la costa deben se deben fundamentalmente a su protección, aunque en algún caso esta ha llegado tarde, como en Agua de En medio, una urbanización construida después de 1987 en un espacio actualmente incluido en la Red Natura 2000. Además, existen otras zonas de futuro incierto en el entorno de Palomares y en el sector al norte de Mojácar.

En el Poniente, los crecimientos costeros se han visto alterados de forma longitudinal costera desde los núcleos preexistentes de Aguadulce, Roquetas y Almerimar. El informe señala que la protección de la costa ha evitado los desarrollos urbanos entre Roquetas y Almerimar. Además, ponen de manifiesto "el escaso espacio disponible entre Roquetas y Aguadulce es una evidente zona caliente", al igual que el tramo de costa al oeste de Almerimar, donde por otro lado los cultivos bajo plástico están casi tocando las olas del mar. Más al oeste la topografía hace más difícil, que no imposible la urbanización.

Con respecto a la tipología, dentro de las superficies artificiales de la línea de costa (500 metros), el 17% son urbanas, el 2,97% corresponden a zonas industriales comerciales y de transportes, el 4,21% tienen que ver con zonas de extracción minera, vertederos y espacios de construcción y el 0,89% zonas verdes no agrícolas. Las agrícolas representan el 15% y tienen que ver con tierras de labor en su mayoría. La mitad del espacio presente en la línea de costa (53%) son zonas forestales con vegetación natural y el 5% restante son zonas húmedas.

Si la línea se trazara a 10 kilómetros de la costa, la mayor parte del espacio (el 56%) se sigue correspondiendo con zonas forestales con vegetación natural. Aquí se reducen las superficies hasta un 7% y las zonas agrícolas amplían sus dominios hasta el 34%.

En total, en Almería hay 250.000 hectáreas que gozan de alguna protección. Además, la provincia de Almería cuenta con seis espacios naturales que ocupan 250 hectáreas. La desertificación es otro de los inconvenientes contra los que choca de frente el futuro de la provincia, a menos en términos de habitabilidad. 11.625 hectáreas posee el Desierto de Tabernas y es no es Patrimonio Geológico y Geodiversidad. Pero lo que está claro es que Almería se está preocupando por cuidar su paisaje y superficie. De hecho, Almería no ha parado de aumentar su superficie protegida en las últimas décadas hasta situarse en el 34% de su territorio total, casi un 1% más que hace una década. La creación de las figuras de protección sobre los recursos naturales es un proceso que se acentúa en los países desarrollados y que se ha consolidado en la provincia almeriense desde 1989 con la ley 2/1989 del 18 de julio por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía.

En la costa, parte de la provincia almeriense ha llegado en estado natural hasta el décimo segundo año del tercer milenio, con un 46,5% de su superficie litoral con algún grado de protección medioambiental.

Más de dos millones de turistas visitaron la provincia de Almería durante el año 2015 y todo hace presagiar que 2016 será bastante mejor. El progreso de la provincia también depende su naturaleza.

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