Los conciertos de Caribe
Almería
Los mejores grupos y solistas de hace 35 años actuaron en directo en la discoteca de Aguadulce, durante los veranos de 1987 y 1988
Hace 35 años, en el verano de 1987, el templo almeriense de la música en directo tenía un nombre: “Discoteca Caribe”. Estaba en Aguadulce. Al aire libre. Y con un gran escenario por el que desfilaron los mejores grupos y artistas de aquella época.
Los almerienses que hoy tienen entre 53 y 65 años también fueron jóvenes y gozaron allí de innumerables posibilidades de presenciar un sinfín de actuaciones de sus cantantes favoritos. De verlos de cerca; de bailar y gritar los temas más pegadizos de la época al unísono con los vocalistas.
La “Discoteca Caribe” se inauguró el 28 de mayo de 1987 en los terrenos de la desaparecida “Discoteca Caramba”. Otro sitio mítico. En sus 2.500 metros cuadrados cabían dos mil personas. Tenía cuatro barras, un montón de camareros, innumerables rincones con sillones confortables, una gran pérgola en forma de sombrero mejicano, hamacas que se columpiaban, un sistema de sonido modernísimo –de la marca JBL- y, sobre todo, un extenso programa de conciertos en directo de los grupos y solistas punteros de la música española.
La primera cita hubo que retrasarla una semana por el incendio del circuito eléctrico del recinto. En unos días se solventó el problema y “Los Toreros Muertos” arrancaron el ciclo veraniego con su pegadizo tema “Yo no me llamo Javier”. Caribe necesitó, antes de su apertura, de una fuerte campaña publicitaria en radio. En FM se emitieron, con reiteración, unas cuñas diseñadas por el compositor Franklin J. de Meij.
También había sitio para los grupos almerienses. “Teddy Boys” salió al escenario en la madrugada del 5 de junio. Verlos actuar y tomar una copa costaba 500 pesetas. Y es que, esos veranos, el precio de la entrada con derecho a una consumición fluctuaba entre 1.500 y 500 pesetas, dependiendo de la noche. Si se adquiría anticipadamente en la desaparecida y rompedora “Boutique Libre” de la calle Ricardos número 9 te ahorrabas cuarenta duros.
Conforme el calor apretaba, la agenda de Caribe se llenaba de recitales. Actuó “La Dama se Esconde”, el dúo pop de Nacho F. Goberna e Ignacio Valencia; ambos presentaron su LP recién editado “La tierra de los sueños”. El 19 de junio de 1987 llegó a Aguadulce “El Último de la Fila”, que disfrutaba del éxito de su álbum “Enemigos de lo ajeno”, con el que Manolo García y Quimi Portet obtuvieron su primer disco de oro.
El 9 de julio fue el turno de “Radio Futura”. La banda de los hermanos Sierra y sus amigos venían con el éxito de “La canción de Juan Perro”, aunque con la “tara” del pésimo concierto que ofrecieron dos años antes en Almerimar, con “playback” incluido. En aquella ocasión, el grupo cobró un millón y medio de pesetas y exigió que el camerino estuviese repleto de toallas, dos botellas de wiski de doce años, dos docenas de latas de cerveza frías, 24 refrescos, dos kilos de fruta o un kilo de pasteles… A Caribe acudió mucho público; también hubo algún lío en las puertas de acceso porque un listillo imprimió entradas falsas y los porteros detectaron el engaño.
Velas a San Pancracio
El 22 de julio fue “Martirio” quien deleitó a sus seguidores. Una artista rara que llevaba gafas negras, mezclaba pop, flamenco y tonadilla y en el camerino le ponía velas a San Pancracio. Pero más rompedora y chocante resultó la actuación de “Alaska” el 6 de agosto de 1987. La organización de Caribe, días después, afirmó que el concierto le ocasionó pérdidas por valor de un millón de pesetas porque el público no respondió como se esperaba.
Ya en agosto de 1987, el día 12, fue el “Dúo Dinámico” quien protagonizó un concierto en directo. Fue en la llamada “fiesta de la comunicación” ante dos mil personas que accedieron gratis al recinto mediante unas invitaciones repartidas a empresarios y políticos. También ese verano hubo en Caribe rumbas y sevillanas. “Los Cantores de Hispalis” ofrecieron el día 20 su amplio repertorio con una depurada puesta en escena de actores que representaban, como en un teatrillo, las letras machaconas de cada tema. La recta final de ese verano fue para los chicos de “Duncan Dhu” que trajeron a Aguadulce sus “Cien Gaviotas”, “Esos ojos negros” o “En algún lugar”. Temas clásicos, ahora.
El verano siguiente, el de 1988, Caribe prosiguió el calendario de actuaciones. Ya no era necesaria una campaña de publicidad tan fuerte porque el “boca a boca” se encarga de ello. El 25 de marzo reabrió sus puertas con “Gabinete Caligari” que cantó en directo el álbum “Camino Soria”. En mayo se programó un concierto doble con “Ciudad Jardín” y “La Unión” y el 1 de julio fue “Olé Olé” con Marta Sánchez a cabeza. La entrada para ver a la “Madonna española” costó 1.200 pesetas y el espectáculo fue un éxito, sobre todo por la parafernalia que llevaba el grupo con diez técnicos, luces, vestuario y efectos especiales. Hasta tres camiones “trailers”, un autobús y cuatro coches se desplazaban con la diva del tema “Sola”.
Más barato resulto ver a “Los Secretos” el 9 de julio. Solo 500 pesetas, con derecho a una copa, aunque el evento se desplazó de la fecha inicial prevista porque coincidía con la actuación en la discoteca “H2o” –la competencia- de los alemanes “Modern Talking”. Actuación, por cierto, fallida ya que los germánicos no hicieron acto de presencia. Después José Salvador, dueño de Caribe, contrató al grupo británico “King Búfalo”, cuyos teloneros fueron los almerienses “Entrega inmediata”. “Toreros Muertos” volvió a actuar, un año después, aunque dejó plantados a sus fans en la prevista firma de discos apalabrada en el antiguo “Pryca”. De teloneros salieron al escenario los almerienses “Elegantes”.
El mes de agosto de 1988 se abrió en la discoteca de Aguadulce con el grupo madrileño “Radio Futura”. Fue el día 5 y la interpretación del antiguo tema “Enamorado de la moda juvenil” alcanzó un rotundo éxito. Después le tocó el turno a la banda inglesa “Inmaculate Fools”, que venía a la provincia por segunda vez en su historia después de haber grabado un video-clip en Almerimar. En Caribe tocaron su último álbum, titulado “Dumb Poet”.
Igual que el año anterior, el verano musical en la discoteca concluyó con “Cantores de Hispalis”, que repitieron actuación y atrajeron a mucho público. Iba a ser la “Orquesta Mondragón”, pero reajustes de última hora lo impidieron. Conforme se acercaba la feria, Caribe bajaba de asistencia de público, por lo que su gerencia llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Almería para trasladar a la Plaza Vieja sus conciertos. Así, el 25 de agosto fue Joaquín Sabina quien ofreció un largo recital centrado en su trabajo “Hotel, dulce hotel”. La entrada costó 1.000 pesetas y fue despedido con gritos de “torero, torero”. Cosechó dos orejas y rabo. Sabina hizo un guiño a la ciudad y prometió donar 50.000 pesetas para la adecuación y restauración del pingurucho de Los Coloraos.
La estrategia de ocio en Caribe para 1989 se modificó totalmente. Los conciertos en directo se suplieron por festejos, concursos de belleza femenina y otras atracciones. Se celebró el sorteo del “cuponazo” de la ONCE y fiestas temáticas como “de la playa” o “valenciana”. También ese verano eligió a su “Miss” que fue Estefanía Cadenas, una chiquilla de 15 años. Lo cierto es que el furor de actuaciones en directo se prolongó solo durante dos veranos. Pero dos veranos intensos y apasionantes.
El mundo de la noche es muy fugaz y poco a poco los almerienses fueron eligiendo otros sitios para divertirse. Aun hoy, la Discoteca Caribe permanece en la memoria entrañable de quienes, hace 35 años, allí encontraron el amor o simplemente se hincharon de copas al fresquito de la noche, presenciando un concierto en directo. Larga vida, pues, al recuerdo de Caribe.
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