La estadística de denuncias contra conductores por el consumo de alcohol y drogas desde la entrada en vigor del permiso por puntos evidencia una preocupante tendencia hacia la reincidencia en las carreteras de la provincia por la que más de 5.000 almerienses han sido sancionados en más de una ocasión. Entre el verano de 2006 y la actualidad figuran 4.603 personas expedientadas más de una vez por positivos de alcoholemia al volante y otros 440 por circular bajo los efectos de estupefacientes o sustancias psicotrópicas. Según un informe del Ministerio del Interior al que ha tenido acceso este periódico, entre los años 2013 y 2019 un total de 1.566 conductores fueron multados en dos ocasiones, 294 en tres, 63 en cuatro, 17 en cinco, 3 en seis y una persona fue denunciada ocho veces por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, por lo que está cometiendo un delito contra la seguridad vial al haber perdido todos los puntos. En ese periodo de los últimos seis años la cifra de reincidentes por esta infracción se aproxima a los dos mil automovilistas.

Desde que echó a andar el permiso por puntos la DGT ha tramitado en la provincia 28.266 multas por positivos en alcoholemia y 3.840 por psicofármacos, de manera que la cifra de infracciones alcanza las 31.069 para un total de 27.063 sancionados. Al cruzar las estadísticas se obtienen los 5.043 reincidentes en la provincia en los últimos quince años, de los que una proporción creciente ha acabado en los tribunales porque con la reforma del Código Penal se considera delito cuando se dan tasas altas de alcoholemia (superior al 0,60 mg/l) y policonsumos de estupefacientes con penas de 3 a 6 meses de cárcel, de 6 a 12 meses de multa, de 31 a 90 días de trabajos sociales y retirada del permiso por puntos de 1 a 4 años. En la actualidad hay 22 almerienses en prisión por delitos contra la seguridad vial, los mismos que comunidades con Cantabria o Navarra, a los que habría que añadir algún caso más cada año, como en 2019, por homicidios imprudentes al volante.

Uno de los test de drogas que se realizan a través de la saliva en unidades móviles

La conducción bajo los efectos de alcohol y drogas suele estar presente en este tipo de criminalidad vial. Hace tan sólo un mes un conductor de 30 años de edad arrollaba en la carretera A-1100 en el término municipal de Cantoria a un ciclomotor con dos jóvenes vecinos de Albox que perdieron la vida en el accidente y los análisis toxicológicos efectuados detectaron presencia de cocaína y cannabis por lo que se comparecerá ante la justicia por los delitos de homicidio por imprudencia grave y por conducir bajo la influencia de las drogas. Los castigos se han venido incrementando en paralelo al crecimiento del fenómeno de los reincidentes y concentran nada menos que 801 sanciones durante el año 2019, 903 en 2018 y 652 en 2017.

Un reciente estudio de la Fundación Línea Directa pone el foco en esta cuestión y desgrana que el 43% de los conductores andaluces se reconoce como reincidente vial y admite tener conductas de alto riesgo. De ahí la preocupación por un problema de fondo, cronificado y altamente peligroso que no acaban de atajar las medidas coercitivas que se han venido aplicando desde la implantación del carné por puntos y la tipificación de delitos viales en el Código Penal para infracciones graves o muy graves de forma reiterada. El último estudio del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT atribuye al alcohol el 11% de los accidentes de tráfico y un 30% de los fallecidos. “Son pocos, pero beben mucho y hacen mucho daño”, resume Álvaro Gómez al frente de esta entidad. La memoria del último año del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses eleva a un 40% los conductores fallecidos en accidente de tráfico bajo los efectos del alcohol o las drogas. Estos siniestros son una pandemia silenciosa que se deja cada año más de 1.800 personas en España.

La Comisión de Seguridad Vial del Congreso y asociaciones en el homenaje a las víctimas de los accidentes de tráfico

El Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte ha elaborado un informe que parte de la premisa de que si todos los conductores europeos hubieran circulado sobrios en 2018 se podrían haber salvado 5.000 vidas. Alcohol y conducción son una pareja incompatible y las campañas de concienciación se vienen sucediendo desde hace ya tres décadas. Sin embargo, es la realización de controles preventivos la que ha quedado demostrada como la acción más eficaz para retirar de la circulación a los que han bebido y que ponen en riesgo no sólo su vida, sino también la de los demás. Y la tolerancia cero con el alcohol como única conducción segura es extensible a las sustancias drogas. Cada vez se realizan un mayor número de pruebas salivares en las carreteras y vías de la provincia, siendo las más consumidas el cannabis, la cocaína y las anfetaminas.