La despensa de Europa y privilegiado enclave turístico con elementos únicos

Hubo un tiempo tan cercano como lejano a la vez cuando se había de marcar el prefijo de Murcia para hablar telefónicamente con Pulpí. Hubo un tiempo no tan lejano como pudiera parecerlo y tan cercano como para subrayar el profundo cambio de cultivos hortofrutícolas experimentado en el municipio pulpileño. Pero vayamos por partes en las etapas históricas de un lugar arqueológicamente escasamente documentado acerca de las posibles ocupaciones humanas durante la Prehistoria. Tal vez, por citar los datos sobresalientes, se tiene conocimiento, a través de los hermanos Siret, de una estación correspondiente al neolítico casi enteramente destruida junto a la orilla del mar, en un lugar conocido como los Cocedores, donde recogieron una bellísima hacha de diorita y una hoja labrada de pedernal.

De la época bizantina sólo se mencionan los materiales recogidos por Cánovas Cobeño en la isla de Terreros. Durante la dominación musulmana, La Fuente de Pulpí es lugar de paso obligado entre las ciudades de Lorca y Vera. Tras la conquista castellana de la ciudad de Lorca, a mediados del siglo XIII, las tierras de Pulpí pasan a ser parte de esa amplia franja de «tierra de nadie», frontera entre los reinos cristiano de Murcia y musulmán de Granada. Este hecho va a ser determinante para la posterior carencia de asentamientos poblacionales hasta épocas muy tardías. En el siglo XVIII se inicia una repoblación y se produce el primer asentamiento. En el siglo XIX se independiza de Vera pero, a mediados de siglo, por falta de recursos económicos, regresa bajo su dominio. La riqueza de las minas de los territorios cercanos van a producir un aumento de la población y, a finales de este siglo, se independiza definitivamente de Vera.

Precisamente en los últimos años del siglo XIX, es interesante destacar la vieja línea ferroviaria construida y explotada entonces por la compañía inglesa Great Southern of Spain Railway Company Limited. El ramal Aguilas-Almendricos, que atraviesa el municipio de Pulpí, fue inaugurado el 1 de abril de 1890. Este ramal conectaba la línea de Guadix-Murcia, hoy en desuso. El trazado de este ramal es de una gran belleza, gracias a las construcciones de puentes y túneles en hierro y piedra que tuvieron que realizarse para salvar la orografía del terreno. Recorrer este centenario camino de hierro sigue siendo uno de los mejores métodos de conocer nuestro municipio desde la llanura hasta el mar, a través de la sierra.

Ya en el siglo XX, en la década de los sesenta, la introducción de cultivos extensivos de tomates hará florecer una serie de pequeñas y medianas explotaciones agrícolas, de carácter familiar en la mayoría de los casos. Frente a los pocos propietarios de grandes explotaciones agrarias anteriores, aparece un nuevo tipo de trabajadores por cuenta propia capaces de sacar adelante sus producciones de manera autónoma.

Ante la demanda del mercado europeo se implanta el cultivo de lechugas Iceberg, los famosos cogollos de Pulpí o los decorativos Lollo rossa, esto supone lo que puede denominarse una agricultura intensiva extensiva (intensiva en grandes superficies). Este paisaje diferencia a Pulpí de otras zonas de la provincia, en el sentido de que desde septiembre a mayo los campos vistos desde el aire más se asemejan por su color verde a un gran campo de golf que a un campo agrícola. En paralelo a este cultivo se desarrolla también el de los cítricos, que ha sido capaz de transformar el paisaje más árido que presentaban los campos de almendros en otro más agradable por su tonalidad de color, las nuevas variedades tempranas son muy cotizadas en los mercados (en Pulpí se cosechan naranjas desde primeros de septiembre hasta finales de mayo); son de mencionar también las excelentes sandías de Pulpí, por su cultivo al aire libre y prácticamente libres de tratamientos fitosanitarios debido a la poca masificación de cultivos en esa época.

Al formidable desarrollo agrícola de Pulpí, han de añadirse sus atractivos turísticos: playas, monumentos, y, como no, la Geoda de Pulpí, considerada la mejor conservada del mundo.