A mediados de los años noventa, las drogas ocupaban el segundo lugar entre los asuntos de mayor preocupación de los ciudadanos en el Barómetro del CIS. En 2003 sólo era percibido como uno de los principales problemas por el 9,4% de la población y actualmente lo sitúan como prioritario apenas el 0,1% de españoles. La percepción claramente en retroceso sobre los riesgos de las drogadicciones no se corresponde con el incremento de los consumos ni las consecuencias de unas sustancias que lastran la vida de miles de personas a diario. España es hoy uno de los países de mayor volumen de negocio de las drogas, sobre todo entre jóvenes de 14 a 35 años. No es, por tanto, un problema del pasado, sino de presente y futuro.

Así lo ponen de manifiestos las estadísticas sin salir de Almería. En la provincia se contabilizaron 61 muertes por reacción aguda a las sustancias psicoactivas entre 2011 y 2015. El pasado año, por ejemplo, en las urgencias de los hospitales almerienses fueron 570 los episodios relacionados con las intoxicaciones y trastornos de las drogas y otros 510 por el consumo de alcohol. Según los datos que ha facilitado a este periódico la Junta, a través de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia, entre los años 2009 y 2020 han atendido en la provincia 13.755 urgencias, de las que 7.560 corresponden a los abusos del alcohol, 2.580 por las sustancias psicotrópicas y 3.615 por medicamentos y otras drogas.

Evolución de los tratamientos por abuso de alcohol y drogas en Almería

La cifra de las personas que han sido atendidas en los centros de atención primaria se dispara a las 49.592 por alcoholismo y 15.945 por dependencia de las drogas de 2014 a 2020. Tan sólo en el último año, el primero de la pandemia, los consultorios almerienses han prestado atención 6.588 personas por el alcohol y 2.435 por drogas. Los ingresos hospitalarios del SAS en la provincia entre 2009 y 2020 ascienden a 110 por el abuso o la dependencia de la cocaína, 314 en relación a otras drogas y 364 por la ingesta de bebidas alcohólicas.

Y no se trata de casos aislados o puntuales. La evolución de la cifra de tratamientos de las diferentes adicciones presenta oscilaciones interanuales, alternando caídas y subidas, pero sin síntomas de que exista un retroceso continuado. El Sistema de Información del Plan Andaluz sobre Drogas recoge que entre los años 2003 y la actualidad han sido 41.700 almerienses los que han iniciado proceso para su rehabilitación y desintoxicación por diferentes adicciones (drogas, alcohol, tabaco, juego patológico y nuevas tecnologías) y 19.816 los que se han beneficiado durante esa franja de 18 años del programa de Metadona por el que reciben un sustitutivo del opiáceo como una alternativa terapéutica con la que reducir riesgos y daños asociados a su dependencia.

Tratamientos por ludopatía y abuso del tabaco en Almería

La suma de los usuarios del programa Metadona y los que han iniciado tratamiento por su adicción a las drogas en los diferentes recursos públicos desde 2003 -año en el que se anotan las primeras estadísticas del sistema de información del Plan Andaluz- eleva el registro de dependientes por encima de los 33.122. Otras 1.080 personas trataron en ese periodo sus problemas por ludopatía, 8.628 de alcoholismo y 562 para dejar el tabaco. Entre los años 2010 y 2020 han sido 13.755 los almerienses con adicciones que han sido asistidos en los centros de tratamiento ambulatorio, 655 en las comunidades terapéuticas, 139 de las viviendas de apoyo a la reinserción y 17 en las de apoyo al tratamiento, 81 de las unidades de desintoxicación hospitalaria, 266 en los centros de día y 1.462 en los de encuentro y acogida.

En total 16.387 personas que dieron un paso definitivo, o al menos lo intentaron, para dejar atrás una dependencia que estaba destrozando su vida. Un drama que lastra a miles de familias en la provincia, que son las que suelen dar el paso de pedir ayuda cuando los adictos y dependientes siguen siendo incapaces de reconocer que tienen un problema, tal y como ha explicado la directora de Proyecto Hombre, Ana Mazón. Adicciones como el tabaco han ido a menos en lo relativo a cifras de consumo y tratamientos, pero han surgido otros frentes como el de las nuevas tecnologías que ya ha superado el millar de usuarios en programas de rehabilitación. Entre los años 2003 y 2021 fueron 1.100, además de otros cinco menores de edad, y con récord de admisiones en el ejercicio previo a la pandemia con 124.

Más de 30.000 citas en el Servicio Provincial

El Servicio Provincial de Drogodependencias y Adicciones (SPDA) de la Diputación atendió en 2020 a más de 3.500 personas con adicciones en los distintos centros de la provincia tanto para iniciar un tratamiento como para reiniciarlo o continuarlo. En un año marcado por la pandemia, el Servicio adaptó en tiempo récord la atención a las personas con adicciones, ya sea presencial o de forma telemática, al ser considerada su labor como esencial desde el inicio de la emergencia sanitaria.

En 2020, el Servicio Provincial de Drogodependencias gestionó más de 30.000 citas en consulta que se han realizado mayoritariamente de manera presencial, más de 24.000, y el resto por vía telefónica. De esos 3.500 usuarios con los que inició el año, un total de 1.023, el 82% hombres y el 19% mujeres, han iniciado o reiniciado su tratamiento. El tipo de sustancia que ha motivado los tratamientos responde principalmente a drogas psicoactivas en un 59%; el 33% de los casos los propicia el alcohol; el 5% el juego; el tabaco en un 3% y otro tipo de sustancias en un porcentaje inferior al uno por ciento.

81 usuarios en unidades hospitalarias y 13.755 en tratamiento ambulatorio entre 2010 y 2020

Y en materia de prevención, el Servicio Provincial está realizando cursos en distintos municipios con el objetivo de dar respuesta a las demandas de ayuntamientos y centros educativos en materia de prevención de drogas. Las actuaciones se concretan en tres talleres: 1. Iniciación en la prevención de adicciones a sustancias para alumnado y familias. 2. Uso positivo de las tecnologías para familias y alumnado. 3. Iniciación de mindfulness para familias y menores, aplicado a la prevención de adicciones. Se han desarrollado en espacios seguros, cumpliendo con las medidas de seguridad impuestas por las autoridades sanitarias.