Seis familias unen esfuerzos y dolor para investigar la muerte de sus bebés

"Si no se mueren más críos es por los buenos médicos que hay". De este modo inician su relato los padres afectados por los bebés muertos en el hospital de la Inmaculada de Huércal-Overa. Los testimonios de estos hombres, a algunos les asoman lágrimas, son brutales. Da igual quien lo narre porque todos comparten el mismo dolor y quien hable lo hace en nombre de todos. "Me despierto muchas noches sudando y aún veo la escena de como a mi chiquilla le pusieron la ventosa en la cabecica, saltó la ventosa, tuvieron que volver a ponerle otra y la cabecica destrozada, y el médico tuvo que ponerse encima del vientre mi mujer para empujar. Cuando el médico salía le agarré del brazo para que me explicara qué había sucedido y él me dijo que no tenía palabras".

Las familias reunidas ayer en Huércal-Overa para constituir una Asociación de Familias Afectadas por supuesta mala praxis médica al haber sufrido la pérdida del neonato o complicaciones en los partos que afectaron a la salud de la madre, citan en todos los casos, bien por intervención directa, bien por supervisión, un nombre: Longinos Aceituno, Director de la Unidad Clínica de Tocoginecología del Hospital La Inmaculada. Aceituno es firme partidario y defensor de la aplicación de un protocolo para disminuir la tasa de cesáreas. Las familias hablan y dicen que el doctor Aceituno y el hospital de La Inmaculada se empeñan en realizar partos naturales y que esperan tanto, tanto, que luego ya no hay solución, que los médicos de su servicio han de trabajar como él manda.

Las secuelas físicas y, sobre todo psíquicas, configuran un drama humano que va más allá del fallecimiento de sus bebés. "Mi mujer entró aquí a este hospital con 35 años y salió con 85. Tuvo coágulos, trombos en la cava, en el pulmón, un riñón destrozado, siete transfusiones de sangre, cinco días de UCI, y mi hijo está vivo gracias a lo que ellos dicen de las estadísticas y es que alguno se tiene que salvar y se salvó el mío".

Las estadísticas, el argumento que todos han recibido para ¿salvar responsabilidades? ¿Ahorro en el coste de cesáreas? Dejan caer estas y otras preguntas a las que aún no han encontrado respuesta.

"Yo", tercia uno de ellos, "ya tengo todo este asunto en los tribunales, y juro por mi hija que me han ofrecido dinero para que olvidara el asunto. Me dijeron que pidiera una compensación económica, que no me metiera en denuncias porque no iba a ninguna parte; yo le dije a Longinos que qué dinero nos iba al quitar el dolor a mi mujer y a mí. Juegan con los sentimientos de las personas, incluso en algunos casos hemos tenido que amenazar con avisar a la Guardia Civil para que nos facilitaran los documentos que nos pertenecen".

"Llevo más de un año durmiendo en el sofá, desde que murió el bebé mi mujer no quiere ninguna relación conmigo, cierra las puertas de todas las habitaciones. Es un sufrimiento permanente y mientras tanto el doctor de vacaciones", asegura uno de los padres afectados, quien explica: "Le pedí al doctor Longinos que me diera un informe de porqué había muerto mi hijo, me respondió que me lo daría dentro tres días, le dije que no, que aunque fuese a mano que me pusiese las causas de la muerte y con toda su frialdad me preguntó si había visto la cola de gente que había en la calle, que había que ocuparse de los vivos y no de los muertos que ya no tenían remedio"

La historia, el dolor, la desventura de estas familias, son inagotables. Lucha por un parto feliz es el nombre que se le ha puesto a la asociación, cuyos miembros ya han contactado ya con más de cuarenta familias. Es imposible que quepan en este espacio de papel. La asociación pone a disposición de los ciudadanos un correo electrónico al que pueden dirigirse en caso de tener casos similares, luchaporunpartofeliz@gmail.com