"Yo soy flamenco, si me quitaran la guitarra y mi cante me moriría"

Agustín Fernández Moreno es una revelación del cante · Apadrinado por Diego 'El Cigala' ha subido a los escenarios más importantes del país y puede que participe en la gira de Canales por Japón

Agustín interpreta un tango durante la tarde de ayer en el Parque Nicolás Salmerón de Almería.
Agustín interpreta un tango durante la tarde de ayer en el Parque Nicolás Salmerón de Almería.
Juan R. Belloso / Almería

14 de enero 2009 - 01:00

En una pequeña habitación del barrio de San Cristóbal, a escasos metros de la Plaza Marín, Agustín Fernández Moreno, el octavo de los nueve hermanos de la familia Habichuela, dejaba correr en su casete las cintas de los grandes músicos de la época, aquellos genios del cante y toque como Camarón de la Isla, Rafael Farina o Pepe Pinto que alzaron el arte flamenco en la cima más alta del panorama musical internacional.

Acostumbrado a las fiestas flamencas de su casa, a los superdotados quejíos de su padre Fermín El Vizcarro, que en paz descanse, cantaba sus primeros temas. Pasaron pocos años hasta que el pequeño Agustín dejó entrever en sus canciones el éxito de una carrera musical que comenzaría a los pocos años, en el mismo instante en que el Niño de la Manola lo escuchó cantar por primera vez. "Un buen día, con tan sólo veinte años, me invitó a cantar en su grupo en el Teatro Apolo de Almería. También estaba Pescaíto y Pepe Caro El Chango. Nunca había actuado ante tantas personas. Estaba muy nervioso, me temblaba todo el cuerpo cuando se abrió mi primer telón. A los dos minutos de empezar, noté que me sentía como en mi propia casa, que esa gente iba a saber quién era el Niño de la Chata", asegura, en referencia a un concierto que puso en pie al teatro durante más de tres minutos, justo después de finalizar la función.

Su carrera iba sobre ruedas y cuesta abajo. Prueba de ello es que a los dos meses de su primera actuación compartió cartel en la escuela de música de Roquetas de Mar con Diego El Cigala, en el Día del Gitano. "Somos buenos amigos desde hace años. Lo que admiro de Diego es que tiene un estilo propio y una forma de cantar que a cualquiera pone la piel de gallina. Después de aquello llovieron nuevas ofertas, una de ellas, quizás la más interesante, fue cuando recibí la llamada de la productora Naimara de Barcelona para grabar un disco flamenco en directo. Se llama Fiesta Gitana 7 y parece que fue todo un éxito", asegura.

Siempre se acuerda de su padre antes de salir al escenario, es su talismán. Se siente a gusto cantando todos los palos, no renuncia a ninguno porque cada uno le transmite una sensación distinta, un hormigueo que le hace reír cuando se enfrenta a unas alegrías o llorar cuando entona las letras de un taranto. "El flamenco ha nacido para los cantaores completos. Siempre he sido partidario de mantener las raíces más puras, por eso jamás he renunciado a ello. Lo que ocurre es que a veces, al igual que lo hicieron en su día Tomatito y Camarón, hay que mezclarlo con otras disciplinas como el jazz. Las nuevas generaciones demandan estas fusiones; si no lo hiciese, lamentablemente, mi música no me daría para comer", indica.

Para Agustín en Almería existen muy buenos músicos. No sucede lo mismo con los cantaores, que, a su juicio, se han quedado en la mediocridad en comparación con artistas de otras provincias. "Debemos estudiar flamenco siempre. Miren a Tomatito y a Josele; han situado a Almería en el sitio que merece. Podemos ser los mejores", concluye.

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