El fratricida de Gérgal asegura que iba borracho y la escopeta se disparó sola
Insiste en que no se entregó a la Guardia Civil porque se asustó y huyó hacia el cementerio.
El presunto fratricida de Gérgal, Juan León, que mató a su hermana de un tiro e hirió a su sobrina y a una vecina con disparos de escopeta en la mañana del 6 de octubre de 2013, aseguró ayer durante su interrogatorio en el juicio oral que en ese momento no sabía lo que hacía porque iba "borracho y drogado". Explicó que había pasado toda la noche de fiesta en un municipio cercano, Aulago, que volvió cuando ya era de día a su casa "con la onda perdida" porque le habían echado una pastilla de droga en el vaso y, al ver que no había agua en su casa se dirigió hasta la cochera de una casa en obras colindante a la suya para buscar una llave y abrir el contador, momento en el que escuchó a varias personas hablar, localizó una escopeta que tenía escondida entre cajas, abrió el cerrojo y "salieron tres tiros solos" sin que él apretara el gatillo.
Insistió en varias ocasiones en que él no sabía quiénes eran las personas que había escuchado y que además, pensaba que la escopeta estaba descargada, "con la mala suerte de que había tres cartuchos en la recámara y salieron solos en cuestión de segundos mientras me dirigía hacia la ventana para ver quiénes eran los que hablaban". En este punto, subrayó que "si no hubiera ido en tan malas condiciones nunca hubiera disparado contra su hermana ni su sobrina", con las que apunta que tenía "una relación normal" a pesar de la disputa por los muebles.
Negó rotundamente haber estado esperando en la casa en obras, en la segunda planta, a que llegara su hermana y su sobrina, con quienes había quedado su hijo para entregarles unos muebles que ambos querían y por los que días antes habían tenido un juicio, que acabó en conformidad. Así como también negó que decidiera disparar cuando escuchó que su hermana le reñía a su hijo diciéndole que iba a acabar siendo un drogadicto igual que su padre.
El acusado explicó en la sala que supo del fallecimiento de su hermana cuando habló por teléfono con su hijo (mientras la Guardia Civil lo buscaba por todo el término municipal). También indicó a preguntas de la acusación particular y del fiscal que cuando salió de la casa tras los disparos iba desmontando el arma, reconoció a su hermana y pensó en dirigirse hacia el cuartel de la Guardia Civil pero al tirar la escopeta a un contenedor, "muy asustado", se dirigió hacia el cementerio.
La Fiscalía sostiene que actuó resentido y en represalia por la denuncia de su sobrina para conseguir los muebles y que se atrincheró en la casa en obras a esperar la llegada de sus familiares para disparar contra ellas. Así, interesa una pena de prisión de 59 años, así como una indemnización a su cuñado y a cada uno de sus sobrinos con 150.000 y 50.000 euros respectivamente, 190.000 a la vecina que resultó herida y 39.000 euros para su sobrino político que aquel día salió ileso del tiroteo y que acompañaba a su novia, la sobrina que resultó herida.
La acusación particular prácticamente mantiene la misma versión de los hechos que el Ministerio Público, mientras que la defensa del acusado insiste en que Juan León actuó bajo un estado de embriaguez que no le permitía discernir sobre lo que hacía en ese momento. Además, asegura que, por su manejo con las armas desde que tenía doce años (era cazador) si hubiera querido matarlos a todos lo hubiera hecho.
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