El delegado territorial de Salud y Familias, Juan de la Cruz Belmonte, ha valorado con preocupación la evolución epidemiológica de la COVID-19 en la provincia y ha reclamado al conjunto de la sociedad que mantengan las medidas de prevención. A pesar del freno de hoy a la incidencia acumulada, la provincia lleva más de un mes de explosión de contagios asociados a la quinta ola joven, de los que un 70% se corresponden a la variante Delta del coronavirus que es más infectiva y dañina que otras cepas. De ahí su llamamiento, especialmente a los jóvenes y adolescentes vacunados y sin vacunar porque los menores de entre 30 años suman más del 60% de los casos activos y la franja de edad de 15 a 29 años ha llegado a triplicar la tasa provincial de contagios por encima de los 1.600 casos por cada 100.000 habitantes. El consejero Jesús Aguirre también valora que “la incidencia en la población joven sigue siendo muy elevada debido a la penetración de la variante Delta” siendo el triple de la media andaluza en el tramo de 20 a 29 años.

Desde la Delegación Territorial de Salud y Familias se ha dado instrucciones para blindar residencias y centros sociosanitarios y se han adoptado medidas como la del uso obligatorio de mascarillas cuando se ha detectado un positivo y pruebas semanales a los trabajadores. En los hospitales también se están haciendo PCR y test de antígenos a los acompañantes y en los pueblos con tasas más altas se están desarrollando cribados poblacionales para tener localizados los brotes. También se ha puesto sobre la mesa del certificado de vacunación o pruebas diagnósticas para acceder a los locales de fiesta, si bien esta medida todavía no ha recibido el aval judicial.

Sobre los focos de transmisión, Juan de la Cruz Belmonte explica que al principio del verano se dieron más casos derivados de las fiestas de graduación y viajes de estudio, después repuntaron los contagios vinculados al ocio nocturno tanto en casas particulares y en los locales cuando se ampliaron los horarios y ahora están teniendo más positivos entre los menores que participan en escuelas de verano y campamentos en los que se realizan actividades sin mascarillas tanto al aire libre como en el interior de los centros. Los niños sin vacunar se contagian y después transmiten el coronavirus a sus padres generando pequeños brotes que de momento están bajo control.

La variante fiesta y vacaciones ha sido determinante para el repunte de casos de la quinta ola joven al multiplicarse desde comienzos del verano las infecciones entre adolescentes y veinteañeros en connivencia con la desescalada y flexibilización progresiva de las restricciones que resquebrajó la ansiada vuelta a la normalidad estival a pesar de la buena marcha de la campaña de vacunación. "La mayor libertad de movimiento este verano está incidiendo en el aumento de los contagios", en clara alusión a las vacaciones y ocio nocturno como principales focos de transmisión.