"Lo que más me gusta de mi trabajo es que no hay dos días iguales"

Carmen auñón. azafata

Carmen Auñón.
Carmen Auñón.

22 de junio 2014 - 01:00

- ¿Cómo entraste en este mundo?

- Mi entrada en la aviación fue de manera fortuita y casual. Un día navegando en internet vi que necesitaban personal en Air Nostrum y probé suerte sin más... y aquí sigo, siete años después. Muy orgullosa de lo que hago.

- ¿Qué fue lo que le atrajo más?

- Imagino que el hecho de ser un mundo totalmente desconocido para mí. Fue como un reto. Yo sabía que sólo unos pocos tenían acceso a este mundillo y me dije: tengo que intentarlo. Me encantan los idiomas (estudié Filología Inglesa) y se me daban bien, así que también vi una oportunidad de aprender en este sentido. Y por otro lado, soy muy inquieta y me encanta conocer cosas nuevas.

- ¿Cuál es la mayor virtud que debe tener una TCP?

- Desde mi punto de vista, la mayor virtud de un tcp debe ser la paciencia, sin duda. Pero también tengo que mencionar el trato humano, la formación, el saber estar y el trabajo en equipo.

- ¿Qué es lo que no se perdona a una TCP?

- Todos somos humanos y como tales, cometemos errores, pero para una TCP, que trabaja de cara al público y a unos cuantos miles de pies de altura, es vital que tus pasajeros perciban que estás cualificada para desarrollar tu trabajo. Es importante transmitir seguridad y también saber ponerte en el lugar del otro, hay que saber qué siente y qué necesita un pasajero en determinados momentos. En definitiva, saber estar en tu sitio y preparada para cualquier imprevisto que pueda surgir.

- ¿Cuál es la parte que más te agrada de tu trabajo? ¿Conocer destinos, disponer de tiempo libre, tratar con diversidad de gente?

- Lo que más me gusta de mi trabajo es que no hay dos días iguales. No puedes aburrirte ni caer en la monotonía. Es imposible

- ¿Qué es lo más curioso que has encontrado que hayan olvidado los pasajeros en el avión?

- Pues... 800 euros en cash en un sobre blanco y sin nombre en un bolsillo del avión. Tremendo. Fue en París y yo no llevaba mucho tiempo en la compañía. Llamamos al coordinador del vuelo para informarle y para entregarle el paquetito. Creo que al final pudieron localizar al pasajero por el número de asiento.

- ¿Recuerda alguna anécdota en el desarrollo de su labor?

- Recuerdos tengo muchos y la mayoría son buenos. Los malos los olvido rápido... Si me tengo que quedar con uno, sería el de un día que ayudé a un pasajero por un problema que tuvo, pero no hice nada que me costara demasiado. Sin embargo, el pasajero se fue tan agradecido, que me dijo una frase que me llenó muchísimo. Miró mi nombre en la chapa de mi chaqueta y me comentó: Carmen, gracias por todo. Por gente como tú merece la pena volar en esta compañía. Y después se marchó y me auguró un futuro lleno de cosas buenas. Fue muy bonito.

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