Frontera Sur

El heroico rescate de la Torre del Pirulico

  • Un guardia civil se descuelga por un acantilado de 400 metros de pendiente para salvar la vida de siete adultos y ocho niños, entre ellos un bebé de un mes, atrapados en una cala de Mojácar

El heroico rescate de la Torre del Pirulico

El heroico rescate de la Torre del Pirulico

Pasadas las siete y media de la tarde del sábado 10 de septiembre, dos patrullas de la Guardia Civil de los puestos de Garrucha y Cuevas eran movilizadas para desplazarse a la zona de la Torre del Pirulico de Mojácar para la localización de una patera que se aproximaba a la costa. Aparentemente un episodio más del drama migratorio que golpea a la provincia especialmente durante los meses de verano. Hasta septiembre han llegado a la costa almeriense 230 embarcaciones con más de 2.200 inmigrantes, mayoritariamente de origen argelino. La embarcación neumática de entorno a los 5 metros de eslora se dirigía inexorablemente hacia una cala apartada y de muy difícil acceso, por lo que una misión que iba a ser de interceptación empezaba a medrar hacia un operativo de rescate.

Tras tocar tierra, cuatro varones y tres mujeres desembarcaron acompañados por ocho niños, entre ellos un bebé de un mes que portaba su madre en brazos. Para acercarse, los guardias civiles tuvieron que emplear sus propios medios para cortar el vallado de una vivienda que corona el acantilado y una vez que llegaron a la zona más próxima y elevada de observación, los agentes comprobaron la dificultad de acceso a un terreno muy escarpado de piedras y desniveles. La pronunciada inclinación de unos 400 metros en pendiente imposibilitaba cualquier intento de descenso a la zona a la que habían desembarcado. Se comunicó al Centro Operativo Provincial la delicada situación de los inmigrantes y se solicitó el apoyo del Servicio Marítimo de la Guardia Civil para poder rescatarlos a través de la orilla.

Pero no era viable la intervención por otros medios, tampoco el helicóptero, porque el sol ya se había marchado, se hacía de noche y era prácticamente imposible divisar a los inmigrantes arrinconados entre las rocas. El tiempo corría y jugaba en su contra. Así llegaron a las nueve y cuarto escuchando los gritos de las mujeres y niños y el llanto desconsolado del bebé. Todos desorientados y asustados intentando escalar por alguna ladera para salir de la cala y no ser arrastrados por la marea creciente. Conscientes del peligro que suponía esta situación para la integridad de adultos y menores por lo inaccesible del terreno y mucho más porque trataban de buscar una salida totalmente a oscuras, los agentes decidieron intervenir y uno se convirtió en un héroe anónimo al jugarse la vida en aquella jornada con final feliz descolgándose por el barranco escarpado con la ayuda de un arnés y una cuerda que sostenían desde arriba sus compañeros.

Zona donde se produjo el rescate. Zona donde se produjo el rescate.

Zona donde se produjo el rescate. / V. Visiedo P.

Uno a uno fueron subiendo a los cinco primeros que localizaron al fondo del acantilado, mientras el resto permanecía escondido. Cuando los agazapados vieron que era su única opción de salvarse y el arrojo de los agentes, no dudaron en sumarse a la operativa para que los subieran cuanto antes. Los 15 menores y adultos fueron evacuados en tiempo récord. A las 21:40 horas estaban todos a salvo en lo alto de la colina y los agentes exhaustos por un esfuerzo inhumano con pocos precedentes tan épicos en la provincia, aunque en su día trascendiera como una interceptación más de inmigrantes que llegan en patera. Pero nada más lejos de la realidad. El auxilio, según reconoce un oficio remitido a la Comandancia de Almería, se realizó en condiciones de peligro extremo, tanto para la vida de los rescatados como para la del agente que se descolgó a oscuras por el barranco.

La valentía, decisión y pericia de los guardias civiles desplazándose por la ladera escarpada permitió salvar la vida de los quince inmigrantes, demostrando una altísima profesionalidad y abnegación que evitó un fatal desenlace y por la que han sido propuestos para felicitación. Una hazaña que recuerda al rescate de unos bañistas en agosto del pasado año, cuando un agente del Servicio Marítimo se echó al mar desde la patrullera S-39 jugándose la vida al nadar contracorriente y un fuerte oleaje para portar agua, un botiquín y alimentos para tranquilizar a un grupo de seis personas que permanecía atrapado desde la noche anterior en una cueva milenaria de la cala de Punta Negra en Vela Blanca. Estaban practicando paddle surf y acabaron refugiados en una cala cuando más fuerte arreciaban las olas contra las piedras. Pocas horas más tarde se completó el rescate aéreo, cuando las condiciones climatológicas lo hicieron posible, pero antes cuando no era posible por vía marítima por el oleaje rompiente, un agente se lanzó al mar para acompañarlos y garantizar el rescate.

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