Comercio y ciudad

La mayoría de los locales del centro baja su precio de cara a una ‘capital vacía’

  • Distintas inmobiliarias que operan en el Paseo y entorno señalan que el coste del alquiler ha caído en un 30%, con la excepción de pocos inmuebles cuyos propietarios se niegan a hacerlo

Alquiler local de la Puerta Purchena

Alquiler local de la Puerta Purchena / Javier Alonso (Almería)

Cada poco tiempo se conoce de un comercio que cierra en el centro de la ciudad, bien en el Paseo de Almería o bien en sus aledaños tradicionalmente también comerciales. Ya no es sólo que pequeñas tiendas familiares bajen la persiana como pasó hace cinco años con el fin de la renta antigua o por jubilación, sino que en los últimos años los cierres también han sido protagonizados por fuertes marcas como Berska o Stradivarius del Grupo Inditex, la sueca H&M o ahora, con el cartel de liquidación por cierre, Springfield del grupo Tendam al que también pertenecen las tiendas Cortefiel entre otras. Sin embargo, en la mayoría de los casos, en lo que al Paseo de Almería se refiere no así en las adyacentes como los alrededores de Reyes Católicos o Plaza Flores, estos locales ya han sido ocupados por otras firmas como Primor o la sevillana Scalpers, que ha ocupado un tradicional local farmacéutico, o el sello Ale-hop que se ha instalado en Puerta de Purchena el antiguo local de If, si bien otros no.

¿Las causas de las idas y venidas de los negocios? Son varias. Una de ellas la configuración de la ciudad que ha cambiado debido a su crecimiento, por lo que muchos ciudadanos dependen del coche para trabajar y comprar y se decantan por complejos comerciales abandonando el centro abierto. Respecto a la caída de las compras en las tiendas físicas unos señalan a las nuevas formas de consumo como es el comercio online, un asunto que no sólo atañe a Almería sino que es global; en el caso concreto del centro de la ciudad también se apunta al nuevo centro comercial, si bien esto ha repercutido seguramente, éste tampoco es que sea un hervidero de consumidores, y otros citan como culpables a los propietarios de los locales de los que se dicen ponen elevados precios de alquiler. Pues bien, la acusación, salvo la excepción que confirma toda regla -dígase por ejemplo el local ocupado por McDonalds que cerró en 2016-, cae por su propio peso, ya que en la mayoría de los casos al arrendador le interesa tener ingresos.

“El propietario que ajusta el precio al mercado, lo alquila y el que pone el precio es el que lo paga”, dice Rafael Monterreal, propietario de Monterreal Inmobiliaria, quien apunta que en los últimos años el coste del alquiler ha ido bajando por regla general, si bien otros históricamente no. En esta línea se pronuncia Gabriel Oyonarte, responsable de Oyonarte Inmobiliaria, quien concreta que en torno el 80% de los locales del centro han bajado su precio de media en un 30% en los últimos años y, por citar un ejemplo, indica que un local de la principal vía comercial de la ciudad que antes se alquilaba en 9.000 euros, ahora se ha arrendado por 4.500 euros, cayendo en este caso en un 50%. Por lo tanto, el precio hoy no es un problema, porque como todo, el precio se negocia, habiendo casos incluso en que se establece una tregua entre arrendador y arrendatario de unos cinco o seis meses.

Por el momento, la ocupación de locales comerciales se está renovando, principalmente en el Paseo, pero otra de las claves es cuánto duran los nuevos negocios. Si no se hace caja da igual el precio del local, al final es que un negocio sea rentable.

Una propuesta, frenar las licencias de oficinas mezcladas con viviendas y llevarlas a los bajos

¿Cuál es el problema entonces? “El problema es que no hay gente, Almería está vacía”, dice Oyonarte, aludiendo a razones que han dado algunos comerciantes que después de bajarle incluso el alquiler a la mitad, tras tres meses han tenido que cerrar y otros lo harán en breve porque los ingresos no cubren ni los gastos. Para él como para los comerciantes, la solución pasa por atraer a ciudadanos y turistas al centro. ¿Cómo? Nadie tiene la barita mágica pero todos hacen sus propuestas. En palabras de Monterreal no se puede responsabilizar siempre a los demás ni tampoco al Ayuntamiento de la ciudad, “los comerciantes tienen que hacer autocrítica, adaptarse a otro modelo de negocio e invertir para que se acerquen a comprar, así por ejemplo facilitando parking gratuito a quien compre en su negocio”, -esto ya lo hacen los comercios asociados a Almería Centro en convenio con el parking de la Rambla-, como otra opción de cara a los propietarios de locales más caros sugiere que acuerden dar meses de carencia para que el que lo ocupe lo pueda poner en valor, “en Almería estamos más acostumbrados a destruir no a construir y también somos muy peculiares y no salimos a la calle”.

Nadie puede o debe resignarse a que el centro muera y la clave como dice Oyonarte está en hacer un centro atractivo coincidiendo con la opinión de los comerciantes. Las soluciones pasan por todos, desde el precio del alquiler acorde a la demanda -aspecto que salvo excepciones se hace-, la modernización de los negocios -aunque en este tema tampoco está la clave ya que algunas ‘muy modernas’ de grupos solventes se han marchado-, unas buenas comunicaciones, algo que depende del Estado y la Junta de Andalucía, la cual encima no ha convocado las ayudas que daba a las asociaciones de comerciantes Y cuyo importe éstas invertían en la dinamización de centro; la atracción de turistas a través de cruceros -reto del actual presidente de la Autoridad Portuaria de Almería, Jesús Caicedo, tal y como ha comunicado-, la visibilización del Puerto-Ciudad, proyecto en el que intervienen distintas administraciones pero sobre el que desconocemos cuando será una realidad; y otros aspectos fiscales o de reglamento que sí dependen del Ayuntamiento de Almería. En este sentido, una de las propuestas trasladadas a este diario para que el Consistorio capitalino la tenga en cuenta es que no se den más licencias para oficinas o negocios en edificios en que mezclen con viviendas como ya se ha hecho en grandes ciudades, “de esta manera las llevas a los bajos y das movilidad en la calle, además de ahorrar perjuicios a los vecinos que viven el trasiego de gente y sufren otros incidentes”. También hay que potenciar el turismo en la capital y que éste no venga solo a disfrutar de la playa, sino también de la ciudad; respecto a esto el año pasado el Ayuntamiento dio impulso a través de la mención de Capital Española de la Gastronómica y se llevaron a cabo acciones puntuales en el Mercado Central y en el local ubicado en el Paseo de Almería, ¿pero ahora qué? La iniciativa hostelera en el mercado se anunció, pero como otras iniciativas en esta ciudad parece que va despacio y aún no se sabe de manera certera si verá o no la luz. Por último, el Ayuntamiento, aunque no sea su competencia, también puede interceder en iniciativas privadas, tal y como ha hecho en otras ocasiones como en la de Ikea, donde medió entre el comercio y el propietario privado de los terrenos para que se implantase en la capital, si bien, tras hacerse con el suelo la firma sueca y mantener su intención de aterrizar en Almería, todavía no lo ha hecho ni se sabe, en caso de que lo haga, bajo qué fórmula será.

También la iniciativa privada debe apostar y arriesgarse por el centro, no sólo los comercios, sino los promotores como está haciendo Grupo Olivencia, que si bien es de su interés, gracias a la rehabilitación de inmuebles y su adaptación para nuevos negocios da aliento al eje de la ciudad.

El centro no está muerto, pero da signos de estar enfermo y salvarlo está en manos de todos. Está bien, como apuntan desde los distintos colectivos, planificar aspectos de la ciudad a largo plazo, pero también urgen acciones a corto tiempo para evitar que el paciente entre en coma. Unos apuestan por incentivar la hostelería y restauración, también por estar atentos a los pequeños detalles como dar sombra a la ciudad cuando los días son largos y el sol atiza fuerte a las cinco de la tarde y sumarse al emprendimiento de otras ciudades que están abandonando el concepto de ciudades colmena donde sólo priman los edificios aislados y apuestan por ciudades más abiertas e integradoras.

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