La magia de los Reyes se hizo visible en las calles

Después de una noche en la que la ilusión empañaba las ganas de ir a dormir y en la que miles de caras acompañaron las cabalgatas de los Reyes Magos en todas las localidades de la geografía almeriense, miles de niños no aguantaron más y, sin duda después de madrugar más de lo acostumbrado un día de fiesta, desempaquetaron miles de regalos y se aprestaron a sacarlos a las calles.

Son fechas hechas para los más pequeños, para quienes la noche del 5 al 6 de enero es la más larga del año. Cumplieron con la tradición y más de uno puso caras concretas a quienes horas después deberían pasarse por sus casas para descargar el saco de ilusiones con los que les sorprenden una vez al año.

Pese a que los juegos electrónicos parecen haberse adueñado de las cartas de los niños y no tan niños, la mañana de ayer fue el reino de las muñecas y sus complementos en forma de cochecitos más o menos evolucionados (en su inmensa mayoría de color rosa) y de los más diversos artilugios de transporte entre los que se incluían bicicletas, patines y motos con las que emular a los campeones un poco más crecidos. Los años han pasado y la esperada superación de los 'tradicionales' roles entre niños y niñas no parecen haber tenido su reflejo en el mundo de los Reyes: ellas siguen con sus muñecas, ellos con sus bicicletas. El tiempo no ha pasado tan deprisa como en otras facetas de la sociedad.

Sea como fuere se cumplió la tradición; Rambla y Paseo Marítimo, las dos arterias de la capital donde mejor pueden campar a sus anchas fue el escenario de la continuación de la noche de Reyes: la de enseñar lo recibido y ganado durante el año y también la de presumir ante todos sus amigos de sus regalos.