Miren, de rostro anónimo en el juicio de Ana Julia a investigada por amenazas a Patricia Ramírez
La joven que se dejaba ver a diario en la Audiencia de Almería se convirtió en la pareja de la asesina de Gabriel Cruz. Hoy, su obsesión la sienta en el banquillo de la sospecha
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¿Quién es Miren? Hoy se la conoce por ser la pareja de Ana Julia Quezada, la autora confesa del asesinato del niño Gabriel Cruz. Pero su cara resulta familiar para quienes cubrieron el juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial de Almería en 2019.
En aquellas jornadas de expectación desbordada, con cientos de personas pugnando por entrar en la sala, había una joven que destacaba entre el gentío. Vestidos vaporosos, a menudo una pamela de paja, siempre una bolsa o mochila en la mano. No faltó a ninguna de las sesiones señaladas. A ratos se mezclaba con los periodistas, intentando arrancar un detalle, una frase, una mínima pista sobre la mujer sentada en el banquillo.
La joven misteriosa
Al principio nadie sabía quién era. ¿Ayudante de algún abogado? ¿Estudiante de Derecho? ¿Becaria de un medio? Nada de eso. La verdad era bastante más insólita.
Ella misma lo contaba sin rubor, tanto a los periodistas llegados de toda España como al quiosquero del Palacio de Justicia. Su historia sonaba increíble, de no ser por las fotografías que mostraba en el móvil.
Según relataba, había pedido un permiso en su trabajo en Barcelona. Tiempo atrás había mantenido una relación sentimental con otra mujer de color. Al ver en televisión el rostro de Ana Julia detenida, creyó reconocer a ese amor roto. Ese chispazo la llevó a iniciar un itinerario insólito: viajó a República Dominicana para convivir con la familia de Quezada, acreditándolo con imágenes.
Incluso contó que pasó una noche en la casa de Las Negras del exnovio de Ana Julia, el mismo que la llevó desde Burgos hasta la pedanía de Las Negras. El mismo hombre al que la dominicana intentó incriminar durante la búsqueda de Gabriel, ocultando una camiseta del niño en un aljibe.
Una obsesión creciente
¿Qué pretendía Miren? Su meta, según repetía, era hablar con Ana Julia o con sus abogados, Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez. Por eso se dejó ver cada día en el juicio, hasta que una sesión extra obligó a prolongar la vista. Esa última jornada no pudo asistir: tuvo que volver a Barcelona. Muchos reporteros se despidieron de ella, incluso posaron en fotos con la joven que hoy vuelve a la primera línea informativa.
En algún momento posterior logró contactar con la condenada ya en prisión. No está claro cómo ni cuándo, pero lo cierto es que ese contacto cristalizó en una relación sentimental.
De espectadora a investigada
El destino ha querido que aquella joven llamativa en la puerta de la Audiencia de Almería aparezca hoy en un sumario. Está investigada junto a Quezada por las amenazas de muerte denunciadas por Patricia Ramírez, madre de Gabriel.
El lunes compareció finalmente ante el Juzgado de Instrucción 1 de Almería, después de que en julio optara por guardar silencio. Su implicación es ahora objeto de instrucción: la acusación particular sospecha que pudo actuar como intermediaria en la transmisión de las amenazas.
El futuro judicial
Lo que en 2019 parecía una excentricidad —una mujer que se colaba en el relato de un juicio mediático— se ha convertido en una pieza clave para entender un nuevo episodio doloroso en torno al crimen de Gabriel.
La obsesión inicial de Miren con la figura de Ana Julia, que muchos periodistas recuerdan aún con perplejidad, la ha conducido a un vínculo que podría acabar mal, muy mal, si se confirman las sospechas de que participó en una cadena de amenazas que han revictimizado a Patricia Ramírez.
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