Pedro Mena, histórico director de la Compañía de María: "Un profesor trabaja para la eternidad"
Es Licenciado en Historia (1981) y Derecho (1999), y fue director de la Compañía de María (1993-2019)
Tras casi 40 años dedicados a la docencia se jubiló hace un par de años y, como tantos otros, dedicado a sus hobbies, tiene ahora menos tiempo libre que antes. A duras penas sacó un hueco de su apretada agenda para hacerle la entrevista.
Pregunta.–Es la ley de los jubilados activos: tener menos tiempo libre que nunca.
Respuesta.–Mira, sabes que he sido profesor de laCompañía de María casi 40 años, 26 de ellos director. Bueno, pues desde que me jubilé hace dos años tengo menos tiempo que antes. Mis hob- bies son leer y viajar. Pero estoy en ASAFAL, soy guía de visitas culturales, abuelo de tres nietos... en fin, siempre liado.
P.–Vamos por orden. Almeriense, Licenciado en Historia.
R.–Sí, nací en Almería en 1958. Estudié en La Salle y, como todos los niños de mi generación, jugaba al fútbol y al balocesto en el cauce de la Rambla. En sus moreras cogía hojas para los gusanos de seda. Luego pasé alColegio Universitario a estudiarHistoria e hice la Licenciatura en Granada.
P.–Acabas en 1981 y comienzas enseguida a trabajar.
R.–Primero fue en el Museo Arqueológico donde instalé un Gabinete Pedagógico de Bellas Artes. Allí estuve un año. Luego pasé al Archivo Histórico, donde me nació la vena de la investigación. En ambos casos me acompañaba Marisa, que hoy es mi mujer.
P.–Sé que tuvisteis un viaje de novios... ajetreado.
R. –¡Ja, ja, ja! A poco de empezarlo, me llamaron por teléfono para trabajar en la Compañía de María.Querían reimplantar el Bachillerato y confiaban en mí. El primer año di Lengua, Latín, Filosofía, Historia y Música. Tenía 28 horas de clase.
El profesor debe ser un referente educativo, un modelo a seguir por el alumnado”
P.–Te tocó capitanear una profunda reestructuración.
R.–Es que el colegio tenía por entonces fama de elitista, de viejo convento de monjas. Lo actualizamos y tengo la satisfacción de que lo dejé como un colegio perfectamente adaptado al sigloXXI. Decían que éramos ‘la pública de la privada’.
P.–Un pensamiento te marcó a lo largo de tu vida docente.
R.–Así es. Dice. ‘Un profesor trabaja para la eternidad, nunca puedes decir dónde acaba su influencia en el alumno, puede tocar el futuro’. Es rigurosamente cierto.
P.–Tú siempre has tenido presente una máxima.
R.-Siempre he dicho que un profesor debe trabajar con cariño y firmeza; y añado: la Administración debe colaborar pero, desgraciadamente, la enseñananza se ha politizado y, es cada vez más, campo de confrontación entre partidos.
Se le exige demasiado al profesor: ser psicólogo, orientador, terapeuta, librero...”
P.– El profesor cada vez debe realizar más tareas.
R.–¡Cómo se nota que tú tembién lo eres! Es cierto, nos exigen ser psicólogos, orientadores, terapeutas, libreros, experto en necesidades educativas especiales y a veces hasta padres. Ello hace que se pierda la esencia de la educación: el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin duda, lo más importante.
P.–En 1993 te nombran director de la Compañía.
R.–Pues sí, fui el primer seglar en serlo en el centro e incluso en los colegios religiosos de Almería, algo que sonaba rarísimo.¡Un hombre director de un colegio de monjas!
P.–Dieciséis años estuviste...
R.–Hasta 2019, en que me acogí a la jubilación parcial y en 2023 ya lo hice totalmente. Han sido años inolvidables. Sin duda, si volviera a nacer sería de nuevo profesor. Es la profesión más bonita del mundo.
P.–Me han dicho que te hicieron campaña para ser alcalde.
R.–¡Ja, ja, ja! Un grupo de alumnos que recogieron firmas para que me presentara a la alcaldía, algo que por supuesto, no hice. La política no me va.
P.–Y ahora, a tus hobbies.
R.–Mis dos aficiones son leer y viajar. En 1993 hice el primer Camino de Santiago; hasta Fraga nos recibió. De todos los viajes que he hecho, el que más me gustó fue Turquía. Y sigo activo en ASAFAL.
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