La publicidad que engatusaba a nuestros antepasados

Almería

Las tiendas y comercios de la capital, en 1963, realizaban campañas muy simples y domésticas, pero efectivas

Anuncios en la Almería de 1963
Anuncios en la Almería de 1963 / Diario De Almería
José Manuel Bretones

Almería, 09 de julio 2023 - 08:00

Dicen que el primer anuncio publicado en papel data de 1472. Un alemán quería vender una Biblia y se fabricó un mensaje publicitario con los tipos inventados por Gutenberg, marcados a tinta y reflejados en un papel suelto. La publicidad impresa, pues, es anterior a los periódicos; hasta 1652 no me consta ninguno en medios de información internacionales.

En Almería, el semanario científico, literario y mercantil “El Deseo” –que se editaba en la Plaza Marín- publicó en su número 1 del 7 de abril de 1844 uno de los primeros anuncios comerciales de la provincia en prensa escrita. En la contraportada, la casa “Señores Olmos y García” promocionaba su fresca manteca de Flandes “a precio módico”. Desde entonces, revistas, periódicos, guía comerciales o semanarios han publicado un sinfín de anuncios de ultramarinos, fábricas y comerciantes de la provincia.

En 1963, Almería vivió un “boom” de nuevas publicaciones turísticas y recreativas. Editores particulares se lanzaron a difundir los encantos de playas y pueblos en guías más gordas que la de Telefónica y en publicaciones con papel couché a todo color. Y, claro, la publicidad era su vía de financiación.

Ahora, 60 años después, comprobamos cómo aquellos pequeños recuadros publicitarios engatusaron a nuestros antepasados –abuelas, tíos o bisabuelos- que en ese momento eran los clientes potenciales. Y las señoras, cómo no, eran destinatarias preferentes de aquellos mensajes; sobre todo de esencias, aromas y fragancias. Porque no estaba mal nutrida la capital en perfumerías. Las colonias, champús o cremas anti edad siempre han sido un regalo socorrido para celebraciones y en 1963, Almería ya contaba con diferentes comercios del gremio. Un blanco útil para los editores de esas guías. Sin duda, Briseis con su “Tulipán Negro” monopolizaba el sector y se ofrecía en sus anuncios como un “perfume dulce como el amor”. También era afamada la marca Nike, que con su loción Heno se lanzó al mercado con “cinco tamaños y una calidad”.

Almacenes había muchos, pero sin duda, El Águila ofrecía al cliente la posibilidad de comprar productos muy diversos; desde una bata “guateá” por 65 pesetas, un mantel de plástico por 15 o una nevera suiza por 1.520 pesetas. En sus anuncios se vanagloriaba de tener “más de un millón de prendas de punto a precios inverosímiles”. La Giralda ya especializó su venta en productos de pesca submarina, deportes y juguetes con el amplísimo lema “gran bazar”.

Anuncios de 1963 en la provincia
Anuncios de 1963 en la provincia / D.A.
Calidad, precio y atención personal eran los ejes de aquellas promociones

Jeramo y el Blanco y Negro

Jeramo, en la Puerta de Purchena, recurría a los anuncios en época de rebajas; Miguel Martín Carmona de Olga, en la calle Real, definía sus prendas como “tejidos de alta costura” y Crespo con “muchos retales negros” o “retales, retales, muchísimos retales casi regalados”. El Blanco y Negro, reformado en otoño de 1963 en calle de Las Tiendas, decía “Vea escaparates” y su vecino Tejidos Minerva, de Lucas Gallardo Moya, con el contundente “precio y calidad”.

Otros almacenes, como París-Madrid, vendían colchones con el lema “Dijo Sema… y se durmió” mientras que los de Muebles Jiménez se anunciaban como “sueño perfecto… sueño Flex”. Muebles Rabriju, ya en Hernán Cortés 15, decía que sus colchones eran “de lo bueno, lo mejor”. Las persianas famosas eran las de Grad-Stor, cuyo representante Juan Maldonado fue uno de los primeros empresarios de la calle Altamira. Éste decía “para cada ventana tenemos su persiana”. En Obispo Orberá 19 había otro comercio de enseres para el hogar cuyo lema era “…mejor que Muebles Rambla ¿a que no?” Por su parte, Muebles Jiménez, que estaba en la antigua calle General Rada, se anunciaba como “el paraíso de las lámparas”.

La camisería Jocam, que Joaquín García Blanes reformó en junio de 1963, vendía sus productos y novedades “con el mismo agrado de siempre”, según sus anuncios. Para la limpieza de la ropa, sábanas y alfombras ya existían lavanderías como Tintorería Española cuyo curioso lema era “el hábito sí hace al monje”. El modisto J. Bretones anunciaba su local como “la sastrería que selecciona su pañería” y Juan Marín del Águila, en la calle Rueda López 5, se promocionaba con la frase “sastrería con géneros”.

Otra camisería, Goya, que estaba en el número 60 del Paseo, centraba su publicidad en sus productos de piel, maletas y bolsos de viaje. Eran vecinos de Abolengo, especializado en artículos para regalo.

La Papelería Librería Avenida, en ese momento en la calle Tenor Iribarne, solía incidir en su extenso surtido en plumas estilográficas, carteras de colegial y bolígrafos, aunque el valor de los objetos era otro argumento sólido: “artículos de la máxima calidad al mínimo precio”.

Publicidad en Almería en el 1963
Publicidad en Almería en el 1963 / D.A.

Kelvinator: aciertos que convencen

Cómo no, las marcas de electrodomésticos seguían la línea marcada por la casa central y trasladaban a Almería sus mensajes: “¡Qué bien lava una Balay!”. Radyelec, en Navarro Rodrigo, publicitaba los televisores de las marcas “Reyfra” y “Reytel” como “los más baratos del mercado”, la tele Invicta como “un gran atractivo para la familia”; el lema de las neveras Kelvinator era “aciertos que convencen”. Bazar Almería, de Mario Torres Gázquez y que en 1963 ya tenía tres tiendas en la capital y una en El Ejido, distribuía frigoríficos Westinghouse y los anunciaba como “calidad que no cuesta más”. Valían entre 11.950 y 18.500 pesetas, según el modelo. Electro Bosquet, en la calle Conde Ofalia, se promocionaba con sus precios “muchísimo más baratos”.

Telefunken, por su parte, pretendía vender en la provincia el Transistor Cariño por 2.650 pesetas bajo el slogan “la marca alemana de fama mundial”. Siemens también presumía de procedencia germánica, cuyo lema en la venta de frigoríficos en Almería era “la técnica alemana al servicio del hogar.”

Comercial Eléctrica Aznar, que el 17 de agosto de 1962 inauguró su tienda en el Paseo, tenía fama por sus termos, ollas a presión, duchas y batidoras pero su publicidad se centraba en la categoría del comercio: “un establecimiento de primer orden”, decía. Brasil Radio, de Enrique Pérez Pérez en la calle Castelar, difundía el escaso peso de sus planchas Iberland con el curioso lema “piense en su brazo” y el aparato de radio pequeño Philips como “el campeón de los transistores sport”. Radio Sol, en la calle Leal de Ibarra 1, vendía los televisores Marconi modelo Florencia con la frase simple “visión panorámica”, el Askar “con mando distancia” y el televisor Werner con la frase “lo mejor ya está en España”. La Llave comenzó como ferretería en la calle Granada y solía difundir el lema “vea hoy la atrayente exposición”.

Piquer Hermanos S.L. era un fijo en los anuncios. Lo mismo ofrecía un Tractor Ebro de seis marchas por 159.500 pesetas que un camión en su negocio de la calle Padre Juan Aguilar. Se anunciaba con la frase “pregunte a quien tenga uno”. Las motos Bultaco las tenía en exclusiva José Iborra Blanes y las promocionaba con su reconocido logo redondeado y el lema “la marca de los campeones”. La Auto Escuela García Galindo, que abrió en el verano de 1963 en Navarro Rodrigo 10, lanzaba lemas como “hágase buen conductor a la moderna” y “por una España sin accidentes de tráfico”.

Hace 60 años, las oficinas, bancos y gestores requerían para su trabajo máquinas de escribir y, los administrativos más modernos, calculadoras eléctricas. Esas necesidades las cubrían varias tiendas, aunque José Rodríguez López, en Méndez Núñez 10, distribuía las famosas “Pluma 22” y “Lexicon 80” de Hispano Olivetti, que las anunciaba en vallas, folletos y programas como de “la gran marca nacional”. Calidad, precio y atención personal eran los ejes de aquellas promociones.

En definitiva, hace 60 años existían en la capital muchos pequeños comercios, y éstos recurrían a la publicidad para dar salida a sus productos. Como el alemán de 1472 que vendía su Biblia.

stats