Almería
  • El empresario Dumitru Potorac es uno de los pioneros en la provincia y el principal productor. Ofrece invernaderos de vanguardia y género a las empresas y laboratorios

El señor del cáñamo

Dumitru Potorac en una de sus fincas en el paraje La Solera Dumitru Potorac en una de sus fincas en el paraje La Solera

Dumitru Potorac en una de sus fincas en el paraje La Solera

Escrito por

· Iván Gómez

Redactor Jefe

Dos invernaderos destacan sobre los demás el paraje de La Solera. Control de doble banda automático con motores, sistema de riego por goteo, control del clima y calefacción, cierres herméticos, recirculación de aire, iluminación complementaria, ventanas cenitales, circuito de videovigilancia y maquinaria de la tecnología más avanzada para el cultivo intensivo. En el corazón de este mar de plástico entre La Mojonera, Los Llanos de Vícar y Roquetas se encuentran las parcelas e instalaciones del señor del cáñamo, el empresario rumano Dumitru Potorac, que se ha convertido en el pionero del vivero 4.0 y el principal productor con más de una treintena de hectáreas del centenar censadas en las provincia.

Su empresa ofrece servicios integrales que van desde la construcción de invernaderos de vanguardia orientados a la producción del cáñamo con los que se podrían obtener entre tres y cuatro cosechas al año, así como asesoramiento y comercialización directa de un producto al alza ante la creciente demanda de un mercado millonario en expansión con infinidad de aplicaciones en la industria alimentaria, papelera, cosmética (geles, cremas y protectores solares), de semillas, aceites ricos en grasas y proteínas, lubricantes, bioplásticos y combustibles biodiésel, pero sobre todo por el ‘boom’ que están suscitando los productos derivados del cannabidiol (CBD) que está de moda por sus propiedades terapéuticas.

La iluminación adicional es fundamental para acortar los plazos de crecimiento La iluminación adicional es fundamental para acortar los plazos de crecimiento

La iluminación adicional es fundamental para acortar los plazos de crecimiento

Potorac aterrizó en la provincia hace veinte años y, después de probar fortuna con los negocios inmobiliarios y la construcción, centró todos sus esfuerzos en el sector agroalimentario consciente de su potencial. En 2015 fundó Montaje de Invernaderos con un equipo de profesionales y técnicos de dilatada trayectoria y ha desarrollado proyectos de infraestructura agrícola en más de 220 hectáreas dentro y fuera de Almería con explotaciones en Murcia, Cádiz, Barcelona, Madrid, Uruguay y Portugal. A pesar de los buenos resultados en un proyecto que mantiene vivo, el espíritu emprendedor de Dumitru le empujó a seguir buscando alternativas y le permitió anticiparse a la fiebre del cáñamo, el nuevo oro del campo almeriense.

Después de estudiar con agricultores y médicos franceses los innumerables nichos de mercado del CBD, visitar fincas y contactar con empresas en ferias especializadas como la de Barcelona, arrancó las 5 hectáreas de pepino que tenía y en enero sembró cáñamo. Una apuesta decidida con alrededor de 25 hectáreas en exterior y otras 10 invernadas con la más avanzada tecnología que ofrece con su empresa a los agricultores de la provincia que quieran dar el salto al cáñamo. Ya ha montado tres hectáreas a terceros y un secadero de 14.000 metros cuadrados, pero tienen capacidad para seguir construyendo invernaderos especializados por toda la geografía almeriense y en otras provincias con un plazo de ejecución que no llega ni a los dos meses.

Uno de los trabajadores con el fertilizante sulfatado Uno de los trabajadores con el fertilizante sulfatado

Uno de los trabajadores con el fertilizante sulfatado

Su empresa ofrece asesoramiento técnico e incluso ponen a disposición de los agricultores equipos de seguridad y si fuera preciso personal que desde un centro de control maneja el circuito de videovigilancia y las bandas, pantallas, ventiladores y clima. En un simple recorrido por dos de los invernaderos conectados del paraje La Solera, uno en fase temprana y otro más con la floración bastante más avanzada, se puede comprender el nivel de sus instalaciones y también la elevada inversión que ha realizado por la rentabilidad de los altos precios del cáñamo en esta primera campaña. Dumitru Potorac está dispuesto a ampliar su producción si creciera la demanda de clientes fruto de su empeño por ganar cuota de mercado internacional. Las plantas que crecen sobre sus maceteros y fibras de coco se miman a diario con esmero.

Un grupo de trabajo revisa en profundidad cada una de las flores y cogollos a primera hora de la mañana para comprobar que no tengan plagas ni virus ni bacterias. El responsable de la finca, Paco Pomares, explica el secreto del cultivo del cáñamo: temperatura agradable, sol y humedad. Estos invernaderos permiten regular las condiciones a su antojo y la manipulación del ciclo de la luz durante la fase de crecimiento vegetativo del cultivo y para que entren en la fase de floración. La planta no supera el metro de altura para que la radiación solar pueda alcanzar a todas las flores y no se tapen las de abajo. En cada hectárea trabajan entre 6 y 8 personas dependiendo del periodo, siendo la mano de obra, según reconoce, similar a la de otros cultivos. Ocurre igual con los nutrientes y abonos.

El responsable de la finca, Paco Pomares, supervisando el estado de las plantas El responsable de la finca, Paco Pomares, supervisando el estado de las plantas

El responsable de la finca, Paco Pomares, supervisando el estado de las plantas

El genetista aparece entre los interminables pasillos de la explotación. Visita las fincas con frecuencia para supervisar la evolución de los vegetales. Ha desarrollado la variedad para dar con la semilla más adecuada, ajustando niveles altos de CBD y mínimos de TCH. Detrás de cada cosecha hay semanas previas de estudio. Desde el laboratorio se trabaja en el desequilibrio al que puede enfrentarse esta variedad legal del cannabis sativa con la adaptación al clima. Con este tipo de invernaderos se le pueden proporcionar 18 horas de luz con independencia de que sea de noche. Es lo que permite agilizar los plazos para sacar tres o cuatro cosechas al año, una cada tres meses y medio.

El refinado instinto emprendedor de un almeriense de adopción le permitió adelantarse al ‘boom’ del cannabidiol y convertirse en el principal valedor del cáñamo, una especie herbácea que los productores dejaron de sembrar en la provincia hace ya décadas porque la fibra textil no era rentable. Con un tercio de la superficie cultivada en la provincia, pone a disposición de los agricultores su infraestructura y asesoramiento para que puedan beneficiarse del resurgir de esta industria. Por su salto tecnológico y capacidad productora, aquí en Almería Dumitru Potorac se ha convertido hoy en el señor del cáñamo.

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