Las dos ruedas más clásicas conquistan la Plaza de la Catedral
'Amigos de la Moto Antigua' realizan una ruta por las calles de la capital almeriense un año más
Un encuentro de fraternidad en el que no faltó el compañerismo y las buenas viandas
"A los que nos gustan las motos clásicas, decimos a veces que tenemos gasolina metida en las venas". Así se manifestaba ayer a primera hora Armando González, presidente de la asociación 'Amigos de la moto antigua' de Almería, que durante los actos de la Feria y Fiestas en honor a la Virgen del Mar celebró este sábado la 21 edición de una cita que se ha convertido en un clásico, una concentración de motos de todo tipo y todas las décadas a la que siguió una ruta por las calles de la capital almeriense.
Puntuales como un reloj, aunque hubo un continuo goteo de participantes que fueron añadiéndose poco a poco, decenas de personas llegaron a la Plaza de la Catedral acompañados por sus vehículos de dos ruedas, algunos de ellos heredados de sus padres y abuelos, según explicó a Diario de Almería González. "Tenemos motos de los años 20, aunque no están aquí en este momento. Lo que más abundan son las Vespas, las Montesas, Bultacos... Aunque también tenemos aquí alguna BMW prácticamente de la Guerra Civil y alguna Derbi como las que utilizaba Ángel Nieto", dijo con clara emoción al recordar al piloto fallecido recientemente.
Sobre las once de la mañana, los motoristas congregados frente a la Catedral iniciaron una marcha autorizada por el Gobierno local con una única condición, que no fuese por el centro de la ciudad, debido a las complicaciones que supondría este recorrido por los cortes que se han llevado a cabo con motivo de la Feria. Así, los moteros abandonaron la Plaza de la Catedral y por la Vía Parque llegaron a la altura de Pescadería, desandaron sus pasos, subieron y bajaron la avenida Federico García Lorca, recorrieron El Zapillo hasta llegar al Auditorio Maestro Padilla, subieron por la avenida del Mediterráneo y, tras algo más de callejeo, alcanzaron el parking de Los Molinos, donde hicieron un alto en el camino para refrescarse con una buena cerveza. Tras esto, regresaron a la Plaza de la Catedral y sobre la una y media concluyeron la actividad para dirigirse a Benahadux, donde compartieron sus experiencias durante un almuerzo de hermanamiento con el que recuperaron fuerzas.
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