La SIM, la llave y la ropa: las piezas que faltan por encajar en el crimen de Antonio Campos
La acusación espera que el análisis genético de la ropa y los objetos pendientes de localizar ayuden a determinar el móvil y la dinámica del homicidio
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Las pesquisas sobre la muerte violenta de Antonio Campos, funcionario del Ayuntamiento de El Ejido hallado sin vida en el maletero de su coche el 29 de septiembre, se centran ahora en tres elementos clave que podrían aclarar las circunstancias del crimen: la tarjeta SIM del teléfono, la llave del vehículo y la ropa intervenida al detenido.
El abogado Antonio Relaño, que ejerce la acusación particular en nombre de la familia, ha explicado que estos tres indicios pendientes de análisis o localización resultan esenciales para reconstruir la secuencia de hechos. “La tarjeta SIM no ha aparecido y la llave del coche tampoco”, señaló. “Ambas podrían ofrecer información sobre el intento de ocultar rastros o de impedir la localización del dispositivo”, precisó el letrado.
La SIM del móvil de Campos, que desapareció tras su muerte, es uno de los indicios que los investigadores relacionan con la posible intención del autor de eliminar pruebas o bloquear la geolocalización del teléfono, más que con un robo. En el vehículo se hallaron el reloj y la cartera de la víctima, pero sin dinero en su interior.
También sigue sin encontrarse la llave del Volkswagen Passat blanco en el que fue hallado el cuerpo. La Guardia Civil no descarta que su localización pueda aportar huellas o restos biológicos, o ayudar a determinar si fue arrojada o destruida tras abandonar el coche en la calle Mirasol de San Agustín.
A estos dos elementos se suma la ropa intervenida al sospechoso, localizada durante el registro efectuado en la vivienda familiar. Las prendas fueron remitidas a laboratorio para su análisis genético y de microfibras. La acusación confía en que estos resultados permitan identificar rastros de sangre o tejidos de la víctima, así como confirmar si se corresponden con la vestimenta que el detenido llevaba la noche de los hechos, según las imágenes captadas por las cámaras de tráfico.
Relaño sostiene además que, a partir de las diligencias practicadas y los datos de localización del vehículo y del teléfono, todo apunta a que el sospechoso condujo durante varias horas con el cuerpo en el maletero. Según el informe forense, la muerte se produjo en torno a las dos de la madrugada, con un margen de tres horas. A partir de las tres ya se observa en las grabaciones que no era Antonio Campos quien conducía el coche, sino el investigado, que fue registrado por cámaras de tráfico en la zona de San Agustín.
El recorrido posterior, visible en distintos puntos de El Ejido, Las Norias y San Agustín, se prolongó durante la madrugada y la mañana del día 28. De acuerdo con los datos que obran en la causa, el vehículo fue visto de nuevo sobre las siete y media de la mañana, y más tarde en torno a las once, antes de ser abandonado junto a una empresa hortofrutícola. Para la acusación, esa secuencia, unida a la hora estimada del fallecimiento, refuerza la tesis de que el acusado se desplazó durante buena parte de la noche y de la mañana con el cadáver en el interior del maletero.
El abogado ha explicado que, junto a estos indicios, también se han solicitado movimientos de tarjetas bancarias y cuentas para comprobar si hubo extracciones o intentos de pago posteriores a la muerte del funcionario, una diligencia que aún no ha arrojado resultados.
Aunque el sumario apunta a que el sospechoso reconoció espontáneamente haber matado a Antonio Campos tras su detención el 1 de octubre, la acusación centra ahora sus esfuerzos en verificar la intencionalidad y el móvil. “La definición de la dinámica del ataque —si hubo defensa o fue una agresión súbita— dependerá en gran parte del análisis de estos materiales”, indicó Relaño.
El informe forense preliminar sitúa la hora de la muerte en torno a las dos de la madrugada del 28 de septiembre, con un margen de tres horas, y atribuye el fallecimiento a un traumatismo craneoencefálico por entre cuatro y seis golpes con piedras. Campos fue encontrado maniatado y con signos de violencia.
El Tribunal de Instancia número 3 de El Ejido levantó el secreto de sumario el 29 de octubre, lo que ha permitido a las partes acceder a las actuaciones y solicitar nuevas diligencias. El sospechoso, un joven de origen marroquí, permanece en prisión provisional, comunicada y sin fianza desde el 3 de octubre, acusado de homicidio.
Antonio Campos, de 54 años, era vecino de Berja y trabajaba en el área de Recursos Humanos del Ayuntamiento de El Ejido. Su desaparición fue denunciada por su hermana el fin de semana anterior al hallazgo. Muy vinculado al ámbito cultural y cofrade, su muerte ha causado una profunda conmoción en el Poniente almeriense.
La instrucción continúa abierta con varias periciales tecnológicas y genéticas en curso, que podrían aportar las claves sobre qué ocurrió exactamente en las horas previas a la muerte y si el autor actuó con premeditación o de forma impulsiva.
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