Ojalá existiera lo de la OTI
De temporeros a mayoría: municipios de Almería con más empleados extranjeros que nacionales
Varios municipios lideran la transformación laboral con más de un tercio de su empleo en manos extranjeras
De El Ejido a Serón: los dos extremos de la población extranjera en Almería
El mercado laboral de Almería está experimentando un cambio estructural profundo. En varios municipios de la provincia, especialmente en zonas agrícolas y costeras, los trabajadores extranjeros no solo representan una parte significativa del empleo, sino que en algunos casos ya superan a los españoles en número de ocupados. Así lo confirman los últimos datos del Censo Anual de Población 2023, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El caso más claro es Níjar, donde el número total de personas ocupadas es de 13.860. De ellas, 7.194 son extranjeras y 6.666 españolas, lo que significa que el 52 % de los ocupados en el municipio no han nacido en España. Se trata de una zona de fuerte peso agrícola e industrial vinculada al sector hortofrutícola, altamente dependiente de la mano de obra inmigrante.
Algo similar ocurre en Pulpí, municipio agrícola del Levante almeriense. Allí, el 47 % de los ocupados son extranjeros: 2.525 frente a 2.835 nacionales. La brecha es más estrecha, pero evidencia que el mercado laboral se sostiene en gran medida gracias a la población foránea, que trabaja sobre todo en agricultura intensiva, almacenes y servicios.
En Mojácar, localidad de gran atractivo turístico y residencial, los extranjeros representan el 39 % del empleo total: 856 ocupados frente a 1.346 españoles. En este caso, además del sector servicios, la construcción y el mantenimiento de urbanizaciones también dependen en gran parte de trabajadores inmigrantes, muchos de ellos asentados en el municipio desde hace décadas.
Municipios como Los Gallardos, Zurgena, Turre, Arboleas o Bédar también presentan cifras destacadas. Aunque en estos casos los ocupados extranjeros aún no superan a los nacionales, las proporciones son muy similares: en Bédar hay 89 ocupados extranjeros frente a 140 españoles; en Turre, 473 frente a 727. En todos estos pueblos, la tasa de ocupación extranjera ronda o supera el 35 %.
El fenómeno se repite en Roquetas de Mar, con 45.253 personas ocupadas en total. Aunque los españoles siguen siendo mayoría (30.668), el número de extranjeros ocupados alcanza los 14.585, lo que supone más del 32 % del total. En este caso, el peso de la agricultura, el comercio y la hostelería explica la fuerte demanda de mano de obra inmigrante.
En El Ejido, el patrón es muy similar. De los 40.473 ocupados, 14.337 son extranjeros, es decir, más de un tercio del total. El campo ejidense y las actividades asociadas a la agroindustria no podrían sostenerse sin este contingente laboral, procedente sobre todo de Marruecos, Mali, Senegal y Europa del Este.
Otro municipio destacado es Vícar, donde el 40 % del empleo también corresponde a extranjeros: 4.946 ocupados frente a 7.545 nacionales. La cifra confirma que los trabajadores inmigrantes no solo están presentes en las zonas rurales, sino también en núcleos urbanos intermedios donde la población se ha duplicado o triplicado en las últimas dos décadas.
Aunque en cifras absolutas las capitales y grandes municipios presentan más empleo global, es en los municipios pequeños y medianos donde más se nota este equilibrio entre ocupados nacionales y extranjeros. En muchos casos, los trabajadores inmigrantes residen todo el año, han formado familia y participan activamente en la economía y la sociedad local.
Una variable que refuerza esta tendencia es la del número de estudiantes extranjeros mayores de 16 años, que muestra una presencia estable y creciente en el sistema educativo. En Níjar, por ejemplo, hay 308 estudiantes extranjeros frente a 1.015 nacionales; en Roquetas de Mar, 764 frente a 4.812. Esta proporción refleja la existencia de una segunda generación nacida o criada en España.
También llama la atención la categoría “Otra situación de inactividad”, donde aparecen personas en edad laboral pero fuera del mercado de trabajo. En Níjar, hay 4.457 extranjeros en esta situación frente a 2.125 españoles. Esto puede deberse a mujeres sin empleo formal, trabajadores temporales sin ocupación actual o personas sin permiso de trabajo. El dato sugiere que hay un margen aún mayor de fuerza laboral extranjera disponible.
En el ámbito de las pensiones, aunque no es el foco de esta noticia, algunos de estos municipios duplican el número de extranjeros respecto a españoles como perceptores de jubilación o incapacidad. Es el caso de Arboleas (1.055 extranjeros frente a 263 nacionales), Partaloa (208 frente a 96) o Zurgena (484 frente a 363). Estos datos confirman también el perfil de jubilados europeos residentes en el interior almeriense.
En otros municipios turísticos, como Vera, la proporción también es llamativa: 2.360 extranjeros perciben pensión de jubilación frente a 1.531 españoles. En Mojácar, 959 frente a 577. Estos datos muestran que la población extranjera no solo participa en el trabajo activo, sino que está arraigada de forma permanente, incluso en la jubilación.
El mapa resultante es el de una provincia con una dualidad muy marcada: en el Poniente y el Levante, el trabajo inmigrante es el motor económico; y en el interior costero o rural, la residencia extranjera consolidada redefine el perfil demográfico.
Más allá de las cifras, los datos reflejan una transformación silenciosa pero constante. En numerosos municipios de Almería, el empleo, la población activa y el crecimiento económico están directamente ligados a la presencia de personas extranjeras. Una realidad que obliga a repensar las políticas públicas, el urbanismo, los servicios y la convivencia futura.
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