Almería

La tortuga mora, una especie que se enfrenta a la “destrucción de su hábitat” en Almería

  • Serbal y la Universidad de Elche vuelven a estudiar ejemplares en Almería por primera vez tras la pandemia con la certeza de que las obras del Corredor pondrán ‘piedras en el camino’

Juvenil de tortuga mora.

Juvenil de tortuga mora. / Mercedes Cuenca (Almería)

En Europa, la población de mayor entidad de tortuga mora se encuentra en el sureste de la península ibérica, entre las provincias de Murcia y Almería. Encuentra su hábitat óptimo en los paisajes agrícolas tradicionales de las sierras litorales y prelitorales, en los que las áreas de matorral se alternan con usos agrícolas de secano. El Proyecto TESTUDO, en el que trabaja Serbal, surge como una herramienta para el diagnóstico y la gestión de la población silvestre de tortuga. Se trata de una necesidad para afrontar los cambios que está sufriendo la especie y para asegurar su persistencia en el futuro.

Toma de datos biométricos Toma de datos biométricos

Toma de datos biométricos / Sergio Martín

El proyecto Testudo pretende impulsar un programa de seguimiento a largo plazo con el fin de identificar cuáles son los efectos de las principales amenazas que soporta la especie en el sureste peninsular y proponer directrices de conservación para que este elemento faunístico, especie bandera de paisajes mediterráneos, continúe habitando estas tierras en el futuro.

Tras el parón obligado en el 2020 por la situación sanitaria provocada por la epidemia de COVID-19, a causa de la cual se tuvieron que suspender los censos de tortuga mora, con la colaboración de la Universidad Miguel Hernández de Elche y la  Sociedad para el Estudio y Recuperación de la Biodiversidad Almeriense (Serbal). Al fin, esta primavera han retomado el seguimiento de las poblaciones almerienses de esta emblemática especie, catalogada en Andalucía como en Peligro de extinción.

En esta ocasión el seguimiento se ha enmarcado en el proyecto CORREDOR, que pone el foco en lo que probablemente sea la mayor amenaza a corto plazo que sufre la tortuga mora en el sureste ibérico, que no es otro que la destrucción y fragmentación de su hábitat. Siguiendo los protocolos anti-covid (mascarillas, distancia, etc.) y con grupos de voluntarios reducidos, para minimizar el riesgo de contagio, del 26 al 28 de marzo se realizaron los censos en tres poblaciones de tortuga mora almerienses, dos de ellas poblaciones a las que se viene realizando un seguimiento continuado desde 2015, y una población nueva que se ha incluido este año por primera vez.

Voluntarios de SERBAL atentos a las explicaciones antes de iniciar el transecto Voluntarios de SERBAL atentos a las explicaciones antes de iniciar el transecto

Voluntarios de SERBAL atentos a las explicaciones antes de iniciar el transecto / J. Gállego

En total participaron 18 voluntarios, además del personal técnico de la UMH, y se capturaron 38 tortugas, en su mayoría juveniles y machos, debido a lo temprano de la fecha y a que no hacía demasiado calor, pues los juveniles y los machos, al tener menor tamaño, termorregulan de manera más eficiente y pueden activarse antes.A las tortugas se les tomaron datos biométricos, y tras ser marcadas, se las liberó en el lugar donde habían sido encontradas.

 Los voluntarios tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano muchos aspectos de esta especie y el trabajo que los científicos hacen para su mejor conocimiento, y la problemática de su conservación y cómo este conocimiento puede ayudar a evitar que las tortugas terminen desapareciendo de nuestros montes.Desde 2015, Serbal  estudia y realiza el seguimiendo de dos poblaciones, una en la Sierra de Almagro (Huelcal Overa) y otra en Sierra Cabrera (Turre), en el marco del proyecto corredor, se ha incorporado otra población en Vera. El proyecto Corredor cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

El trabajo pretende analizar el declive de las poblaciones de tortuga mora por pérdida y fragmentación de hábitat en el sureste de España en los últimos 20 años, proyectar los efectos de distintos escenarios de cambio climático y proponer medidas de mitigación.Y es que la relación entre la tortuga mora y el Corredor Mediterráneo ni es sana y viene de largo.

El último conflicto se produjo en marzo de 2020. La Delegación Territorial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta en Almería negó la extracción de áridos en Cuevas del Almanzora (Almería) incluidas en las obras del AVE por su afección a la población de tortuga mora, negando que esto fuera a afectar a las intervenciones del Corredor Mediterráneo.“La denegación por ser incompatible con el mantenimiento del hábitat natural de la tortuga mora (especie en peligro de extinción) no afectará a las obras del AVE Murcia-Almería”, explicó el Gobierno andaluz.

 “Con el objetivo de agilizar y facilitar la extracción de áridos para las obras del AVE”, la Junta de Andalucía agrupó en seis expedientes de Autorización Ambiental Unificada las once solicitudes de préstamos asociados (extracción de áridos) formuladas por Adif.

“De ellas, todas recibieron informes favorables, a excepción de la de Cuevas de Almanzora por su afección a una especie amenazada como es la tortuga mora (Testudo graeca)”, explicaban.Y es que, debido a  su carácter de especie en peligro de extinción, la conservación de la tortuga mora debe ser mirada con lupa. Desde de julio de 2015 tener una tortuga mora (Testudo graeca) como mascota, costumbre muy arraigada en el sureste ibérico, en Almería y Murcia especialmente, pasó a ser un delito castigado con pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses, en virtud de la modificación del artículo 334 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, publicada en el BOE (Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal. Boletín Oficial del Estado, 31 de marzo de 2015, núm. 77, pp. 27061-27176).Hasta entonces era delito la venta (tráfico) pero no la posesión, que se consideraba falta administrativa sancionable con multas, pero no con cárcel.

De hecho, entre 2014 y 2018, la tortuga mora fue el animal más incautado de España. Los 604 reptiles vivos interceptados de esta especie le convierten en el animal más decomisado. Por detrás se encuentra el canario, con 76 aves incautadas, y el guacamayo rojo, con 19. Una vez que las autoridades intervinieron el equipaje o los contenedores donde se encontraban estas especies, los inspectores de sanidad evaluaron todos los ejemplares para determinar si suponían algún peligro para la salud humana o para la biodiversidad. Esta es una especie especialmente longeva. En estado salvaje es raro encontrar individuos de más de 20 años pero en cautividad son frecuentes los casos de ejemplares que han alcanzado los 60 años. Su tamaño varía de manera considerable según la subespecie. Las hembras son más grandes que los machos. En la península ibérica, los machos miden 15 cm y no llegan a los 600 g de peso; las hembras 18 cm y 900 g. En Bulgaria se han dado de casos de ejemplares de hasta 7 kilogramos.

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