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Un tradicional invernadero ganadero

Campo de Dalías-El Ejido. Lo irregular y aleatorio de las lluvias, afecta, incluso, a las áreas periféricas surestinas, como sería el caso de la Baja Alpujarra Almeriense

Un tradicional invernadero ganadero
Pedro Ponce

16 de agosto 2015 - 05:01

EL Campo de Dalías-El Ejido se localiza en el suroeste de la provincia de Almería, en la amplia terraza litoral que se extiende desde el piedemonte de la vertiente sur de la Sierra de Gádor hasta la orilla del mediterráneo, en un armonioso conjunto de suaves lomas y llanuras/cañadas. Por su situación geográfica es una auténtica solana, encuadrada dentro del gran dominio de los climas mediterráneos, protegido de posibles influjos continentales por aquella montaña y sometido a la influencia de las cálidas aguas de este mar es una de las zonas de máxima insolación y de temperaturas invernales más elevadas de España. La temperatura media anual de El Ejido es de 18,30º. Este hecho es un factor decisivo determinante para el desarrollo de especies vegetales no arbóreas, pues no existe ningún periodo de inactividad por el frío, circunstancia importante si tenemos en cuenta la existencia de una época crítica, que traspasa ampliamente los meses estivales, en los cuales el crecimiento está limitado por la falta de agua, debiendo éste realizarse de noviembre a abril, periodo en el que la disponibilidad de agua, en general, es aceptable. Por otra parte, la elevada humedad relativa existente durante todo el año palía algo la escasez de lluvias.

Luis del Mármol Carvajal en su obra "Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada" (Málaga,1600), al referirse al levantamiento de las tahas de Poqueira y Ferreira dice "de verano hay en estas sierras [la Alpujarra] hermosísimos pastos para los ganados y de invierno, porque es tierra muy fría, los llevan a los de Dalías o hacia Motril y Salobreña, que es más caliente y templado por razón de los aires de la mar". Al tratar de la taha de Dalías escribe "toda esta taha está en tierra llana, donde hay hermosísimos campos para apacentar ganados de invierno. Cógese en ella mucha cantidad de pan, trigo y cebada, y hay grandes arboledas y la cría de seda... están los campos que dicen de Dalías, famosos por el mucho ganado que allí se cría".

La temperatura influye de manera favorable en otros aspectos, incluso administrativo-financieros, así el 25 de septiembre de 1617, en la ciudad de Almería, se inicia un expediente para que el arrendamiento de la dehesa, de una parte del Campo de Dalías bajo su jurisdicción como "invernadero" para el ganado, se amplíe por un año más. La pluviosidad media anual de El Ejido es de 288,24 mm. (periodo 1942-1981). La gran irregularidad interanual de las lluvias se pone de manifiesto en el hecho de que, para este periodo, 20 años presentan una precipitación total anual por debajo de la media y otros 20 por encima, siendo los valores extremos el del año 1953 con 113 mm. y el de 1963 con 542 mm.

Los valores de las precipitaciones hacen que El Ejido se caracterice por la sequía, y la gran irregularidad interanual, e, incluso, intermensual. En un año lluvioso puede caer casi cinco veces (4,79 exactamente) más agua que en otro considerado seco, y los, meses más lluviosos en algunos años pueden ser completamente secos otros: en octubre de 1968 no llovió y este mismo mes al año siguiente registró una lluvia de 118,50 mm. Lo irregular y aleatorio de las lluvias, afecta, incluso, a las áreas periféricas surestinas, como es la Baja Alpujarra Almeriense. El 16 de mayo de 1616 los alcaldes y regidores manifiestan que, tanto en Berja como en otros lugares de la Alpujarra, "este presente año hay falta de trigo... y porque en la villa de Dalías este presente año se coge trigo, acordaron que se vaya comprando trigo de vecinos de Dalías". El augurio de una mala cosecha de trigo estuvo presente en la sesión del concejo de Berja correspondiente al 24 de abril de 1617, cuando se dice "este presente año por no llover y ser el año estéril".

En el Campo de Dalías-El Ejido, como en otras áreas surestinas, la ocupación de espacios agrarios, perfectamente adaptados a las circunstancias medio ambientales, reposaba sobre un equilibrio ecológico frágil. En Vera el contrato de arrendamiento de pastos incluye, entre otras cláusulas, el que se pagará llueva o no, y haya o no hierba; por otra parte, las prolongaciones tardías (en febrero o marzo) de los contratos traducen las irregularidades del régimen pluvial.

En la línea de lo expuesto anteriormente es significativo lo siguiente: en la requisitoria del 11 de diciembre de 1658 del alcalde mayor de Almería a las justicias de Huéscar, Orce y Puebla de Don Fadrique, referente al arrendamiento de hierbas, se consigna "como el día nueve y diez del presente fue Nuestro Señor servido se regasen el Campo de Dalías, el Campo de Níjar y Tabernas y demás baldíos de esta jurisdicción, con la lluvias del cielo, en que se han llenado las balsas y aljibes, y, considerando ser tiempo en que se pueden arrendar las hierbas y abrevaderos de los dichos Campos, que están por arrendar" (Archivo Municipal de Almería. Legajo 73, pieza 77). Las lluvias, a veces, constituían un factor limitante, que determinaba, incluso, la variabilidad en las fechas del arrendamiento de las hierbas, como se pone de manifiesto que en el año 1657, la requisitoria tiene fecha de 30 de noviembre, y en la misma se indica "estar llovidos los dichos campos... y haber tomado agua sus balsas y aljibes" (Archivo Municipal de Almería. Legajo 73, pieza 73).

El Campo de Dalías/El Ejido, como pastadero, ha estado muy presente en los escritos de viajeros, cronistas, naturalistas y geógrafos, desde Ibn al Jatib a Jean Sermet, pasando por Luis del Mármol Carvajal, Francisco Henríquez de Jorquera, y Simón de Rojas Clemente Rubio. En este espacio resulta significativo relacionar las temperaturas y lluvias medias mensuales de octubre a abril, periodo de estancia de los ganados en el "invernadero" del Campo de Dalías-El Ejido (Ver tabla).

El método comparativo se muestra muy fructífero en las Ciencias Sociales por lo que en el estudio de la ganadería en el Campo de Dalías-El Ejido se plantearán algunas cuestiones relacionadas con esta actividad en el Campo de Cartagena, otra comarca muy característica del Sureste de la Península Ibérica. El Campo de Cartagena es una extensa llanura, que desde los 200 metros desciende con muy poco declive hacia el Mar Menor, enmarcada por la Cadena Prelitoral Murciana (Sierras de Carrascoy, del Puerto, de la Cresta del Gallo) al norte, y la Cordillera Costera al sur, formada por una serie de pequeñas elevaciones interrumpidas por depresiones transversales.

En el Campo de Cartagena se destacan las Cuencas de San Pedro del Pinatar, de Torre Pacheco (una llanura casi perfecta) y la de Fuente Álamo. Las lluvias son escasas e irregulares no superando los 300 mm., el mínimo lo registra Cabo Tiñoso con 150 mm. anuales, octubre se destaca como el mes más lluvioso en todos los sectores. Las temperaturas son elevadas 17º-18º C. de media anual. Los inviernos son muy benignos con temperaturas medias superiores a los 10º C. en el mes de enero, el periodo frío queda reducido a tres meses como mucho.

Las escasas lluvias y su torrencialidad unido a las elevadas temperaturas, determinan la extrema aridez, y que las necesidades de agua del Campo de Cartagena sean muy altas. La red hidrográfica se reduce a unas cuantas ramblas, destaca la del Albujón, eje hidrográfico de la Comarca. El hombre ha intentado sacar el máximo rendimiento a unas tierras que tienen grandes posibilidades agropecuarias si cuentan con el agua suficiente. Muy pronto el Campo de Cartagena con su importante red de aljibes y algunos pozos conoce una considerable actividad ganadera. Con la conquista de Granada vuelve la seguridad a estas tierras y numerosos agricultores emprenden la ocupación permanente, pese a la oposición de los ganaderos, ya en la segunda mitad del siglo XV se da un importante proceso de repartimiento de tierras en la parte del Campo de Cartagena bajo jurisdicción de la ciudad de Murcia, con los matices que se quiera nos encontramos con una interesante repoblación concejil.

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