Crítica literaria
Francisco Bautista Toledo
La Unión
"Hoy el trasvase del Ebro deja de ser un proyecto para convertirse en una realidad. Suministrará 95 hectómetros cúbicos de agua al año a Almería para crear empleo y riqueza. Es el único modo de no dilapidar lo que habéis hecho con tanto esfuerzo. Muchas gracias a todo y enhorabuena". El discurso de José María Aznar, presidente del Gobierno, tras la colocación de la primera piedra del proyecto de transferencia de aguas del Bajo Ebro el 18 de febrero de 2004 en Huércal Overa sirvió de poco. El Ejecutivo de Zapatero derogó un año después el Plan Hidrológico Nacional y el trasvase se quedó en quimera. Seis años después de aquella cita con la historia de lo que pudo haber sido y no fue, la Fundación Agua y Progreso y la patronal valenciana han puesto sobre la mesa un informe sobre las repercusiones económicas que habría tenido el trasvase del Ebro al levante español que cifra en 514.135 los puestos de trabajo que se habrían creado en Murcia, Almería y Comunitat Valenciana.
Joaquín Melgarejo, subdirector del Instituto del Agua y profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante, es el autor del estudio en el que argumenta que "el trasvase del Ebro se posicionaría como pieza clave en la generación y mantenimiento del empleo en España". El también director de proyectos del Instituto de Estudios de Alicante (INECA) ha cifrado en 83.439 los puestos de trabajo vinculados al campo que se habrían creado en las tres comunidades del litoral español. "El empleo agrario habría crecido un 50% entre Castellón y Almería". Es más, según el informe, en nuestra provincia con el trasvase del Ebro habría 11.190 puestos de trabajo más en la agricultura de los que hay ahora, de los que casi 8.000 se corresponderían con los cultivos hortícolas, 1.367 con los frutales y 686 con los cítricos.
"Los beneficios agrícolas que hubiera conllevado el proyecto son los derivados de obtener una garantía de servicio y una calidad de suministro hídrico eliminando la actual situación de precariedad e incertidumbre y generando una confianza que se tradujera en mayores producciones y mayor renta agraria", detalla el subdirector del Instituto del Agua.
Melgarejo elabora un análisis de la potencial creación de empleo en la agricultura partiendo del volumen de agua que habría llegado a la provincia, a razón de un puesto por cada 1.270 metros cúbicos. Almería habría recibido 90 hectómetros cúbicos, según el Plan Hidrológico Nacional que se aprobó en 2001, de los que casi 42 serían para el abastecimiento urbano e industrial y otros 48 para los regadíos. La transferencia del Bajo Ebro al litoral mediterráneo era de 1.050 hectómetros cúbicos a las tres comunidades, de los que 561 serían para la agricultura y los 439 restantes para consumo y para los sectores industriales y de servicios en los que se estima que se habrían creado alrededor de 345.604 empleos.
Según el profesor de Economía Aplicada, "la construcción de la infraestructura habría requerido 85.092 empleos durante cada uno de los siete años que tenían de plazo de ejecución las obras". El gasto de la transferencia entre cuencas se cifró, en el fallido Plan Hidrológico Nacional de 2001, en casi 4.000 millones de euros.
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