Gripe, en su doble versión, A y B; virus respiratorio sincitial (VRS); y Covid. La tripledemia se ha instalado en las últimas semanas en la provincia de Almería al igual que en el resto de Andalucía. La sensación ahora mismo es que todo el mundo está enfermo o al menos lo ha estado en los últimos días. Más incluso si le sumamos un virus estomacal que durante las Navidades ha hecho también de las suyas. Desde hace concretamente tres semanas, la mayoría de la población ha constatado entre sus familiares, amistades o en el trabajo un alto índice de personas con infecciones respiratorias de diferente envergadura.

La coincidencia en el tiempo de dos clásicos de la época más fría y una nueva variante de Covid, la JN1, más contagiosa, ha disparado la incidencia de infecciones respiratorias en los últimos días. La situación, no obstante, y según los expertos, no está suponiendo grandes problemas al sistema sanitario público a pesar de la alta frecuentación en las urgencias hospitalarias, del número de personas ingresadas o de la saturación de citas que hay en los centros de salud con los médicos de cabecera. La tasa de la Comunidad Autónoma de Andalucía se sitúa las que cuentan con menor incidencia y menor tasa de ingresos a nivel nacional, según el informe de Vigilancia centinela de Infección Respiratoria Aguda en Atención Primaria (IRAs) y en Hospitales (IRAG): Gripe, Covid-19 y VRS, con fecha de la última semana del año pasado.

Precisamente la coincidencia en el tiempo de covid, gripe y virus sincitial y el incremento diario de casos ha llevado a la vuelta de las mascarillas que ayer se hizo efectiva en centros sanitarios y de riesgo. Algunos médicos de Atención Primaria y pediatras consultados lo corroboran. “Los síntomas de gripe y covid son casi el cien por cien de todo lo que nos llega estos días a las consultas”, recalca el facultativo de un centro de salud de la capital. Pero además, muchos coinciden también en que hay otros factores más detrás de este aumento de la incidencia de infecciones respiratorias. Por un lado la “cierta relajación” de la población con respecto a la vacunación contra la gripe, y por otro lado, el haber “desterrado” las mascarillas como medida de protección personal.