Un universo de cuento

La magia del teatro tiene la capacidad de convertir lo que ha sido una caseta en el recinto ferial en un maravilloso mundo lleno de personajes salidos de un cuento. Los niños sin duda los conocerán a todos: desde los más clásicos como Blancanieves o Pinocho, hasta el mejor cocinero del universo. No, no son los de Masterchef, sino que se trata de Rémy.

El ratoncito de Ratatouille quiso dar una clase de cocina, para lo que se pasó por la Caseta Infantil. De manera improvisada, y acompañado de su gran amigo el estupendo chef Auguste Gusteau, eligieron a los participantes de entre los espectadores para un concurso: había que hacer la mejor tarta de cumpleaños posible. Pero como Rémy y Auguste, además de ser buenos cocineros son grandes profesores, los dos equipos del público quedaron empatados. Así que lo celebraron bailando alrededor de la mesa.

Actuaron también personajes de otros cuentos, como Pinocho, a quien el Hada Azul dio vida en directo para alegría de los espectadores y de su padre Gepetto y Pepito Grillo, que bailaron entusiasmados. También deleitó con su danza Goofy, que aunque llegó solo a la caseta, animó a los pequeños a levantarse de sus sillas para acompañar sus pasos.

Quien no podía bailar fue Ariel, que con su larga cola de sirena solo pudo lanzar besos al público mientras unas guapísimas animadoras danzaban detrás. Sentada en una tela azul que hacía las mismas de mar, observaba a los espectadores entre los que se encontraba su familia.

Otro de los elegidos de entre el público para participar en el musical fueron los príncipes de Cenienta y de Blancanieves. El primero de ellos bailó con la sirvienta para convertirla en princesa, después de que se pasaran también el Hada Madrina y de que los ratones ayudaran a confeccionar el traje -aunque tenían que estar alerta, ya que pasó por allí el Flautista de Hamelín, que dejó los ratones y a los niños para hacer algunos trucos de magia-.

El segundo de los príncipes fue imprescindible: después de que salieran los enanitos de la mina de trabajar, hicieron un picnic con Blancanieves. En un descuido, la malvada madrastra drisfrazada de bruja le hizo morder una manzana, momento en el que el apuesto príncipe tuvo que rescatarla para alegría de todos los niños que se encontraban en la caseta.

El cuento de esta historia de amor puso punto y final al musical, aunque después de la actuación se hizo un Photocall en el que todos los que quisieran podían subirse al escenario y fotografiarse junto a sus personajes favoritos, entre los que estaban los enanitos, la princesa y Mickey y Minnie Mouse, que posaban felices junto a los que fueron los verdaderos protagonistas de la noche.