Desde chalets a pisos por 11.000 euros: prolifera la venta de viviendas ocupadas en Almería

Invertir implica procesos judiciales largos, costes añadidos, deterioro del inmueble y financiación inexistente

Almería capital abraza medidas urgentes para hacer más vivienda protegida

Imagen de archivo del desalojo de una casa ocupada. / DDA

Almería convive con un mercado fantasma que no aparece en las estadísticas oficiales, pero que cualquiera puede rastrear con un simple clic en internet. Son viviendas ocupadas que se anuncian en portales como Idealista con precios que oscilan entre los 19.000 euros y más de 200.000, un abanico que va desde chollos imposibles en barrios castigados hasta promociones recientes bloqueadas por litigios judiciales. Un escaparate digital donde lo que se compra no es una casa, sino un problema.

Casas ocupadas en Almería. / DDA

En esta provincia, marcada por una fuerte desigualdad territorial, la brecha inmobiliaria se hace aún más evidente: mientras en Vega de Acá un piso nuevo supera los 300.000 euros, en La Chanca-Pescadería hay chalets a 463 €/m² con la advertencia de estar “ocupados”. Esa contradicción refleja la paradoja almeriense: la coexistencia de dos mercados paralelos que se cruzan en los mismos portales, pero que representan realidades opuestas.

El fenómeno no es marginal ni anecdótico: 279 viviendas ocupadas están actualmente anunciadas en la provincia, una de las cifras más altas de Andalucía en proporción a su población. Se trata de un mapa invisible en los informes oficiales, pero que define la cara menos visible del acceso a la vivienda: propiedades atrapadas en un limbo legal que ni sirven para vivir ni desaparecen del circuito mercantil.

Precios de derribo en barrios castigados

El foco principal está en barrios históricos como La Chanca-Pescadería, donde abundan casas pequeñas y envejecidas, ofrecidas por 19.000 o 22.000 euros. Chalets adosados de apenas 41 m² se anuncian con etiquetas idénticas: “ocupado por persona sin justo título”, “no admite visitas”, “ideal para inversores”. No son casos aislados: decenas de anuncios casi calcados se repiten, con precios por debajo de los 500 €/m².

El fenómeno no se limita a la capital. En Vícar y Roquetas de Mar proliferan anuncios de pisos ocupados, muchos construidos hace apenas dos décadas. En La Gangosa (Vícar), un piso de 74 m² con tres dormitorios y plaza de garaje se ofrece por 20.000 euros. En Roquetas, otro de 76 m² aparece por 24.300 euros. Ambos, ocupados y con reformas pendientes, se presentan como “oportunidades únicas” aunque en realidad son operaciones a ciegas.

Anuncios que superan los 200.000 euros

Lo llamativo es que entre los 278 anuncios también figuran pisos y chalets ocupados por más de 200.000 euros. Son promociones en zonas cotizadas, viviendas de gran tamaño o construcciones relativamente recientes que, pese a su valor real, están atadas a la misma advertencia: “ocupado, sin posibilidad de visita y sin financiación hipotecaria”. Un recordatorio de que el fenómeno no se restringe a casas baratas, sino que alcanza al corazón mismo del mercado inmobiliario.

Manual de advertencias legales

Los anuncios incluyen auténticos manuales de advertencia: la vivienda se transmite “como cuerpo cierto y a tanto alzado”, sin garantizar la desocupación ni la habitabilidad. No se admite visita al interior y, mientras dure la ocupación, no puede financiarse con hipoteca. El comprador asume el riesgo y el coste judicial de intentar recuperar la posesión.

Pese a las advertencias, los anuncios se multiplican. ¿La razón? Si se logra el desalojo judicial, el valor de la vivienda puede multiplicarse. Comprar en Vícar por 20.000 euros y recuperar la posesión puede equivaler a un piso de mercado valorado en 70.000 u 80.000 euros. Lo mismo ocurre en viviendas más caras: invertir 200.000 en un inmueble ocupado puede convertirse en 300.000 si se gana el litigio.

Un mercado paralelo que convive con el oficial

Este mercado fantasma convive con el mercado oficial, que muestra precios al alza en la capital y en el Poniente. El contraste es brutal: en un mismo portal se anuncian chalets ocupados por 20.000 euros y promociones nuevas por más de 300.000. Es la foto de una provincia con dos velocidades, donde la vivienda puede ser lujo o ruina según el lado de la pantalla que se mire.

¿Qué futuro les espera?

El futuro de estas casas es incierto. Algunas acabarán en manos de fondos buitre que las retendrán hasta lograr el desalojo. Otras podrán ser adquiridas por pequeños inversores con paciencia para litigar. Pero todas dibujan un mercado fantasma que se superpone al real, con anuncios que prometen oportunidades aunque detrás escondan procesos largos, costosos y emocionalmente desgastantes.

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