Si deportivamente el equipo está rindiendo a un buen nivel después de varias campañas aciagas, socialmente al club le está costado recuperar la ilusión perdida durante las mismas. No termina la gente de engancharse a la UDA y eso que por fin en el Estadio de los Juegos Mediterráneos se ve fútbol con cierta tranquilidad.

Según los datos de la Liga de Fútbol Profesional, en los nueve partidos disputados en el coso de la Vega de Acá se han citado 63.448 espectadores, o lo que es lo mismo, una media de 7.050 espectadores. Es un dato un poco mayor que el total de los veintiún partidos de las temporadas 15-16 y 17-18 [6.889; 7.081], pero a cierta distancia de los 7.558 de la 16-17. Resulta curioso este último dato, puesto que en esa temporada el equipo también se salvó en la última jornada, como siempre, después de una mala actuación con Fernando Soriano y una mejoría bastante breve con Ramis, pero que le dio para salvarse. 

Centrándonos en esta temporada, el mayor número de espectadores se vivió en la tercera jornada ante el Málaga, 9.118, y desde ahí se han perdido hinchas en las gradas hasta los 5.447 del choque en lunes ante el Deportivo de La Coruña. Es cierto que ese partido viene marcado por el día, pero se observa un descenso importante de las primeras jornadas, cuando iban al Mediterráneo más de siete mil personas y de las tres últimas, en las que no se ha llegado a los seis mil quinientos. 

7.050 espectadores es la afluencia media de esta temporada, de la que el Almería ha disputado nueve partidos en casa

Lógicamente, esto preocupa en los despachos del club, que no entienden el por qué de este descenso de afluencia. El equipo está respondiendo a las expectativas creadas, rindiendo incluso por encima de lo que se podía creer en el comienzo de campaña, pero no termina de convencer a su hinchada. Así lo ha reconocido en más de una ocasión el propio Fran Fernández en rueda de prensa y el propio presidente también ha hecho alguna reflexión al respecto. 

En los peores momentos, cuando el equipo estaba más cerca de Segunda B que de la permanencia, las peticiones por parte de la plantilla eran siempre respondidas con creces por los aficionados. Ahora que se vive en la zona tranquila, la afición se ha aburguesado por culpa del sufrimiento arrastrado, de los horarios y las televisiones, y le toca al equipo convencerla de que tiene que regresar al estadio.