Arbeloa, otra perla que vuelve al redil

Álvaro Arbeloa (Salamanca, 17 enero 1983), es otra de las perlas de la cantera blanca que regresa al club en el que se formó, representa junto a Esteban Granero la apuesta de Florentino Pérez por los jugadores del filial madridista, y tres años después de su salida de la entidad madridista vuelve por la puerta grande al equipo en el que siempre quiso triunfar.

Arbeloa representa al típico jugador blanco del filial «despreciado» en la última década. Pocos han conseguido subir de directamente al primer equipo sin pasar por otros clubes antes de quedarse definitivamente.

Unos son cedidos para luego regresar y volver a irse (Roberto Soldado, primero en Osasuna y luego definitivamente al Getafe) y otros, como Negredo, Rubén de la Red, Esteban Granero o Dani Parejo son traspasados con opción de recompra.

Pero el caso de Arbeloa es diferente. Directamente fue vendido, sin opción de vuelta. Fue en 2006, cuando fue traspasado al Deportivo de La Coruña por 1,6 millones de euros. Antes, comenzó su carrera en el Zaragoza (1995-2002), donde se trasladó con su familia a la edad de cuatro años e ingresó en los filiales maños con 12. Desde allí pasó a la cantera del Real Madrid, donde terminó su formación.

El nuevo defensa madridista llegó incluso a jugar dos partidos con el primer equipo, pero en el verano de 2006 fue traspasado al Deportivo de La Coruña, donde en año y medio con los gallegos llegó a disputar 20 encuentros.

Fue el entrenador Rafael Benítez quien finalmente confío totalmente en el canterano del Real Madrid. El 31 de enero de 2007 fue traspasado al Liverpool por cuatro millones de euros, los mismos que ha pagado el Real Madrid dos años después para traerle de vuelta.

La explosión definitiva de Arbeloa la completó con los «reds» en la Premier League. Allí debutó del 10 de febrero de 2007 en un partido ante el Newcastle United, y, desde entonces, fue un jugador importante del equipo junto a grandes futbolistas como Xabi Alonso, Steven Gerrard o Fernando Torres. Con el Liverpool jugó 66 partidos y marcó 2 goles.

Su capacidad para sacar el balón desde la defensa, su visión de juego, sus incorporaciones al ataque desde los laterales, su polivalencia y su buen posicionamiento defensivo son sus credenciales.