Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 dejaron multutid de leyendas, de imágenes imborrables que llenaron de orgullo a millones de españoles que descubrieron deporte que creían que sólo se practicaban en el extranjero. Uno de ellos, el hockey, encumbró a las Chicas de Oro, una selección humilde, que nadie pensaba que iba a pasar de la primera ronda, pero que alcanzaron la gloria en el Estadi Olímpic de Terrassa con un 2-1 ante Alemania aquel inolvidable 7 de agosto.

Los mitos se forjan desde la infancia, desde el primer momento en el que un joven deportista coge un stick y salta al campo sin más preocupación que disfrutar con el deporte. Ésa es la filosofía del Club Hockey Pechina, nacido hace sólo tres años, pero con un palmarés asombroso. El Bajo Andarax es la única zona de la provincia donde se practica este deporte, con Viator como club histórico (25 años a sus espaldas) y Pechina como gran impulsor de la cantera del stick.

Unos sesenta niños del Bajo Andarax entre Pechina, Viator y Alhama entrenan y compiten bajo la bandera urcitana. Todo gracias al trabajo de directivos y monitores del club, con Sonia Rodríguez a la cabeza. Ella, con el desparpajo que se necesita para reclutar un buen pelotón, iba dando a conocer su deporte por las calles del pueblo. “Cuando iba a por mis niñas al colegio o cuando paseaba por las calles y veía niños que podían dar el perfil para jugar, les preguntaba a los padres si querían que el niño probara con nosotros”.

Entrenamiento en una pista de Pechina donde están entrenando al estar el pabellón cerrado por la COVID-19.

Y así, primero surgió un alevín que campeonó, después fueron creciendo y ganando como infantiles y ahora están en categoría cadete como subcampeonas andaluzas de hierba. Aunque las féminas son el buque insignia de la entidad y han ido creciendo de la mano, los niños también se han animado y poco a poco van siguiendo sus pasos.

“La gente se queda helá de lo bien que juegan nuestros niños, sobre todo cuando se enteran que sólo llevamos tres años”, dice orgullosa la presidenta que reconoce que los comienzos están siendo duros, por la mezcla de la falta de instalaciones y de la COVID-19: “Somo el único municipio (compiten a nivel andaluz al no haber liga local) que no tiene un campo propio, el hockey hierba lo jugamos en el campo de fútbol y el sala en una pista que nos ha dejado el ayuntamiento, puesto que ahora está cerrado el pabellón por el coronavirus”. Los buenos jugadores se forjan en la calle, como en Brasil tanto futbolistas: “Hemos llegado a entrenar en las calles del pueblo, poníamos las carteras como porterías y a jugar”. Como toda la vida.

Las cadetes disputa un partido.

Con Pechina como corazón latente del hockey provincial, a Sonia le gustaría que más niños almerienses jugaran. “Ahora mismo el hockey es el deporte del pueblo, es el único federado. Queremos convertirlo en Escuelas Deportivas de Pechina y me gustaría que se jugara en más municipios de Almería. Nuestro sueño sería tener un campo propio por el bien de nuestras jugadoras”. Y terrenos en Pechina hay donde hacerlo, por ejemplo en el CT Indalo, que vivió su esplendor con la raqueta y ahora podría reverdecer sus laureles con el stick.