En el mundo del fútbol, la gestión de los buenos y los malos momentos es clave para que una temporada llegue a buen puerto. Después del bache tras del parón navideño, el Poli Almería podría haber vivido en la cuerda floja durante la segunda vuelta del campeonato liguero. Una mala racha de resultados que habían acabado con el inmaculado camino en casa tras un año y medio en el que la Ciudad Deportiva de Los Ángeles se convirtió en un fortín.

La visita del Juventud Torremolinos fue ese punto de inflexión necesario en un momento de cierta zozobra. A partir de ese triunfo, las dudas que pudieron surgir de este equipo en algunas facetas quedaron disipadas con el paso de las jornadas. ¿Problemas como local? Victoria contra el líder. ¿Ningún triunfo a domicilio? Victoria en Santo Domingo. ¿Mandíbula de cristal? Victoria contra el Maracena con dos goles en la recta final después de la igualada visitante.

Los jugadores almerienses celebran uno de los goles en el partido contra el Maracena.

Carlos Hinojo le ha dado la tranquilidad desde el banquillo a un equipo con las ideas claras en todo momento. Con 14 puntos de ventaja sobre los puestos de peligro, la calculadora de la salvación comienza a encenderse en un vestuario que quiere mantener la dinámica positiva este fin de semana contra el Rincón. El conjunto malagueño está penúltimo clasificación y con los mismos puntos que el Poli El Ejido (17), marcando las posiciones de descenso.

Con diez partidos por delante y 30 puntos en juego, vencer en el Rincón de la Victoria sería un paso más para sellar matemáticamente la permanencia en el grupo IX de Tercera RFEF y consolidar el proyecto en la quinta categoría del fútbol nacional. Un Poli Almería que logró el ascenso el curso pasado y que va forjando su propia historia paso a paso. Desde jugadores hasta cuerpo técnico, pasando por los fieles aficionados, la mayor recompensa será certificar la esperada salvación.