Torres, el 'falso nueve' que hace jugar al equipo

Grupo C

El delantero del Chelsea no jugó su mejor partido, pero marcó dos goles, abrió espacios y fijó a los defensas para que el resto de sus compañeros, a un gran nivel, entraran a placer en el área de Given.

Torres, el 'falso nueve' que hace jugar al equipo
Torres, el 'falso nueve' que hace jugar al equipo
Jesús García

15 de junio 2012 - 11:38

Mucho se especuló durante la semana previa al partido ante Irlanda sobre si Del Bosque jugaría con o sin una referencia en ataque ante un equipo blando en defensa e inocente en ataque. La apuesta de Fábregas en punta no le salió del todo bien al seleccionador ante Italia, y la afición pedía un cambio en el equipo, un golpe encima de la mesa. Poco antes del partido, cuando aún estaba en juego el encuentro entre Croacia e Italia, se despejaría la incógnita: Del Bosque repetía alineación, salvo el cambio de Torres en el lugar de Cesc.

El delantero del Chelsea no jugó su mejor partido. Se mostró nervioso con el balón en los pies y falto de confianza de cara a portería. Sin embargo, es un delantero, y eso se notó. Marcó dos goles, abrió espacios y fijó a los defensas para que otros jugadores como Iniesta y Silva entraran a placer desde la segunda línea y dispararan hasta en 27 ocasiones a la portería de Given. Aunque como bien dice Del Bosque, es él quien decide y lo demás son opiniones, los jugadores terminaron dándole la razón a los críticos con un gran partido con una referencia en punta.

Pese a los dos goles, Torres no es el que era, eso quedó claro. Cuando tenía el balón parecía pedir a gritos una falta que justificara el miedo a encarar la portería, y cuando se plantaba con opciones de gol le faltaba esa chispa que ya evidenció ante Italia, aunque en esta ocasión, con más fe que calidad, consiguió dos goles. En el primer tanto, ante una dubitativa defensa irlandesa, se plantó escorado ante Given y tiró a romper, pero centrada, como si la vida le fuera en el disparo, pero sin la confianza necesaria para levantar la cabeza y saber dónde estaba el portero, que se la comió. Da igual, marcó, y eso es lo importante. En el segundo, recibió un pase al hueco y, sólo ante el portero, dudó y casi se dejó el balón atrás, pero al final consiguió colarla por dónde era más difícil, el palo defendido por el portero de Irlanda. Dos goles para el nueve de España y Torres de nuevo en las portadas de todos los periódicos.

Pero la falta de confianza del delantero del Chelsea es evidente. Para darnos cuenta de la diferencia sólo hay que compararlo con la maravilla que se marcó Silva en su gol, todo paciencia, control y confianza. El canario controló en el área y amagó hasta dos veces para luego darle un pase medido al recogepelotas que estaba detrás de la portería, junto al palo derecho de Given. Quizás estos dos goles llenen de la confianza necesaria a Torres y nos vuelva a brindar un gol histórico, como pasó en la anterior Eurocopa, cuando ocupó el lugar de un siempre entonado Villa para, con un toque de calidad, picársela al portero alemán en la final y mandar al fondo de la red un ablón que hacía estallar de júbilo los corazones de toda España.

Torres, sin embargo, sustituyó ante Irlanda esa falta de chispa y confianza con trabajo y entrega. Tiró desmarques constantes y se movió por toda la zona de ataque, desconcertando a una defensa que parecía de mantequilla cuando Silva e Iniesta tocaban en corto y se plantaban en el corazón del área jugando apenas en una baldosa.

Del Bosque debería tener tres únicas alternativas posibles a partir de ahora. Jugar con Torres, que aporta trabajo y velocidad; apostar por Negredo, para jugar al borde del fuera de juego y conectar con Silva e Iniesta; o bien dejar el ataque en los pies de Llorente, que es un hombre gol y aporta un plus en el juego aéreo. Sea como sea, el partido ante Irlanda le ha debido valer al seleccionador para darse cuenta de que jugar con un delantero, aunque esté más o menos acertado, sirve para que España juegue como realmente sabe y domine los encuentros sin tantos problemas.

stats