La consulta del especialista

Adictos al dolor y a las pastillas

Una persona sujeta con un mano varias pastillas para tomarse y en la otra un vaso de agua.

Una persona sujeta con un mano varias pastillas para tomarse y en la otra un vaso de agua. / FEFE

El dolor es la causa más frecuente de consulta al médico de cabecera, al fisio o al especialista. Cuando acudimos y en función del tipo de dolor y de cómo nos afecta, su causa puede ser articular, muscular o tendinosa. Y a veces es difícil saber quien es el responsable. Una completa exploración junto a alguna prueba complementaria como es una radiografía, ecografía o resonancia, son suficientes para saber el enfoque terapéutico.

Los fármacos nos ayudan en nuestro día a día. Evitan situaciones desagradables y limitantes como pueden ser todas las relacionadas con el dolor gracias a los analgésicos. Sin embargo, el uso no controlado o indiscriminado de esas medicinas que están diseñadas para hacernos la vida más fácil puede hacer que, en lugar de curar, los efectos secundarios nos perjudiquen o provoquen problemas potencialmente peligrosos de los que, en muchas ocasiones, somos completamente ajenos, sobre todo porque la mayoría de los pacientes no entienden los largos y enrevesados prospectos que encontramos dentro de las cajas de medicinas. Para eso están los médicos y los farmacéuticos, para explicarlos y aconsejar cuál es la mejor opción farmacológica en cada caso concreto. 

Los analgésicos

Es la familia de fármacos que más almacenamos en casa. Paracetamol e ibuprofeno se llevan la palma. Nadie quiere tener dolor de espalda o de una muela caprichosa y, en lugar de acudir al médico, preferimos abrir el armario de las medicinas y tomar paracetamol de 1 gramo o un ibuprofeno 600 mg. En algunos países hay una polémica por el incremento de infecciones y la toma de ibuprofeno. Hay una serie de infecciones como anginas, rinofaringitis, otitis, tos, infección pulmonar, algunas lesiones cutáneas y la varicela, sobre todo por estreptococos, que pueden empeorar por la toma de este medicamento. Esas complicaciones se observaron al cabo de periodos de tratamiento muy breves (de dos a tres días) cuando el ibuprofeno se había recetado (o utilizado en automedicación) para fiebre, problemas cutáneos benignos de aspecto inflamatorio, respiratorios o de nariz, oído y garganta. 

¿Qué efectos tienen los antiinflamatorios?

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) son fármacos ampliamente extendidos en su uso en la lucha contra el dolor en sus múltiples variantes (artrósico, postraumático, inflamatorio..). Alrededor de 30 millones de personas de todo el mundo los toman diariamente y el 40% son mayores de 60 años. Se calcula que son utilizados de forma crónica en España por 3,5 millones de personas, siendo el grupo terapéutico más prescrito en el ámbito del Sistema Nacional de Salud con más de 25 millones de recetas al año.

Sin embargo, es bien conocida su toxicidad a nivel gastrointestinal, cuyo rango de gravedad va desde la dispepsia hasta complicaciones más graves que puede llegar a provocar la muerte. La incidencia de efectos secundarios graves en relación al aparato digestivo es de 1 por mil al año, provocando la muerte en el 4 al 5% de ellos.

Aunque el 50% de los pacientes tratados con AINES experimentan algún tipo de manifestación gastrointestinal, esto no supone una relación directa con lesiones de la mucosa gastroduodenal, ya que se han demostrado la presencia de úlceras que son completamente asintomáticas y silentes, en parte debido a las propiedades analgésicas de los antiinflamatorios. A veces anemia en una analítica de rutina es un dato centinela de algún tipo de sangrado oculto. Dado que no en todos los enfermos que toman AINES se producen lesiones gastrointestinales, sí es importante identificar a aquéllos de mayor riesgo. Se dividen en los asociados al paciente y en los vinculados al fármaco.

Los pacientes ancianos son más susceptibles a la toxicidad inducida por los AINES sobre todo debido a las enfermedades concomitantes y a su medicación correspondiente

Con relación al paciente, la edad: Los pacientes ancianos son más susceptibles a la toxicidad inducida por los AINES sobre todo debido a las enfermedades concomitantes y a su medicación correspondiente. Además, las concentraciones plasmáticas de dichos AINES pueden alcanzar cantidades mayores debido a la menor capacidad de eliminación de sus metabolitos. Los ancianos tienen cinco veces más posibilidades de sufrir lesiones gastrointestinales si toman AINES.

Otros factores asociados a mayor riesgo de padecer una enfermedad gastroduodenal y dependientes del paciente son antecedentes de úlcera digestiva, enfermedad asociada grave (patología cardiovascular o hepática), consumo de anticoagulantes orales o corticoesteroides, y consumo de tabaco y/o alcohol. En relación a los factores de riesgo dependientes del tipo de fármaco encontramos,  dosis altas de AINES (a mayor dosis más riesgo), el tipo de antiinflamatorio usado (el ketorolaco y el ketoprofeno son los más dañinos) o bien uso de varios a la vez.

La toxicidad gastrointestinal de los AINES se debe al bloqueo de la síntesis de protectores celulares mediados por la ciclooxigenasa I (COX1), como es la prostaglandina E y la prostaciclina. Si se toman antiinflamatorios, se inhibe la síntesis de estas prostaglandinas que son como los guardaespaldas de las células del estómago por lo que éste se encuentra "desprotegido", provocando la aparición de una úlcera.

Aparte del efecto a nivel digestivo, el uso masivo de Aines puede provocar una afectación renal por el mismo mecanismo de alteración de las prostaglandinas, llevando de manera fulgurante a padecer hipertensión arterial cuando el uso de los mismos sea continuado como ocurre en los deportistas profesionales o en aquellas personas que precisan la toma por padecer dolores crónicos.

También hay estudios que han comprobado que la toma de Aines puede provocar un retraso en la reparación de los tejidos tras una lesión al inhibir la respuesta inflamatoria asociada a todo proceso reparación, por lo que la cicatrización es de pero calidad. La toma de medicación no es gratis a nivel de efectos secundarios. Hay que hacerlo de forma responsable, aunque, si uno es profesional del deporte, es difícil sucumbir a la tentación.

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