UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS

Fuego amigo de Vicente Moreno

  • Si ante el Celta el técnico fue decisivo en modo negativo para que su equipo fuera todo el partido a remolque, frente al Valencia acumuló un despropósito tras otro

  • A priori, la plantilla de la UDA es más completa que la de la pasada campaña, sobre todo en la parcela central

  • De aquellos polvos vinieron estos lodos

Vicente Moreno realiza una indicación durante el encuentro frente al Valencia.

Vicente Moreno realiza una indicación durante el encuentro frente al Valencia. / Javier Alonso (Almería)

Nadie puede adivinar lo que acontecerá en los dos próximos choques ante el Sevilla y el Granada. El fútbol es caprichoso y lo que parece negro se convierte en blanco por pequeños detalles, confianza o estados de ánimo, pero lo que sí sabemos a día de hoy es que Vicente Moreno está fallando de más. A priori, la plantilla de la UDA es más completa que la de la pasada campaña, sobre todo en la parcela central, línea clave en cualquier equipo. Para poder aseverar ese supuesto mayor potencial del plantel, habrá que evaluar a Koné cuando dispute más minutos, dar un voto de confianza a los centrales para que se asienten y esperar a que un día Maximiano coordine su mente con sus cualidades físicas.

Aun sin la puntuación final del examen, quien no está a la altura de las circunstancias a día de hoy es Vicente Moreno. Si ante el Celta el técnico valenciano fue decisivo en modo negativo para que su equipo fuera todo el partido a remolque, frente al Valencia acumuló un despropósito tras otro. No se puede negar que ocasiones volvieron a haber y que sus jugadores puede que tengan ansiedad por marcar, lo que dificulta alcanzar el objetivo que se persigue, pero la UDA es por ahora lo menos parecido a un conjunto. Da la impresión de que el equipo no está tan bien trabajado (o sus jugadores no han entendido lo que se pretende) como el Valencia, por ejemplo. Ni en mecánica de juego, ni en el balón parado, ni en casi ningún concepto.

Si a todo eso se le suma el flaco favor que su propio entrenador le hace a su equipo desde la composición del once inicial hasta el final de cada partido, incluyendo a los cambios, obtenemos el cóctel perfecto del ocupante del farolillo rojo. Lo de contar con Embarba de inicio, ya chirría. Visionen la primera mitad donde el madrileño perdió casi todos los balones y apenas se atrevió a encarar en banda a sus rivales. Tan solo completó un buen centro a Arribas. Seguro que si no llega a ser por el desgraciado choque de testas, Embarba habría seguido sobre el campo. De paso, Moreno no le está dando continuidad a Ramazani, que con confianza, repito, con la confianza que necesita el belga, se estaba saliendo. Más adelante, Moreno nos obsequió con una de las ignominias futbolísticas más flagrantes que se recuerdan en el Power Horse Stadium.

Tras lograr Arribas el empate a un tanto, Moreno prescinde de Lopy, el timón del centro del campo que a buen seguro habría ayudado en labores creativas en pos de la victoria. Precisamente, segundos antes de dicho cambio, Lopy protagonizó un cambio de juego espectacular. Cuando en rueda de prensa se le preguntó al técnico rojiblanco por esa sustitución, Moreno pareció imitar a Antonio Ozores dada su confusa explicación, intrascendente y sin argumentos sólidos. Desde luego, si a Baraja se le hubiese dejado hacer el cambio de la UDA, habría elegido a Lopy. Más adelante, con el equipo en busca del necesitado triunfo, retira Moreno a Suárez y a Arribas, según dijo por cansancio del jugador madrileño de 21 años.

Al fin y al cabo, dos estiletes de los que no se podía prescindir en el momento más delicado del partido, para dar entrada a Lázaro, falto de compromiso y a Leo Baptistao, sin tiempo para nada. A eso lo llamo yo fuego amigo. No contento con todo ello, Vicente Moreno se quejó de los errores del máximo goleador de su equipo y tercero de la liga, en vez de recocer los suyos propios. Mala cosa. Y para rematar la faena, lo de Maximiano ya desespera. El chico necesita un repaso mental para que pueda coordinar su mente y su físico. Mientras tanto, tenemos que ver cómo decide salir a por el balón cuando no se requiere (ante el Madrid) o cómo en el primer tanto ante el Valencia no achica espacios pese a ver llegar de muy lejos al contrario, amén de la inseguridad que transmitió durante todo el encuentro.

Si no está preparado ahora, que descanse unas jornadas, demasiado se está jugando el proyecto de Turki como para ir adquiriendo confianza a base de encajar goles. Eso lo tiene que decidir un entrenador, que como he expuesto en este escrito, parece no interpretar lo que gran parte de los aficionados vemos. Las jornadas pasan y el tiempo se agota, por lo que si reincide Moreno deberá irse por donde ha venido. Vivimos por fortuna en una sociedad capitalista, donde los méritos y deméritos cuentan, aunque en estos tiempos no parece que sea así. Cualquier proyecto, y sobre todo el de Turki, no debería esperar más allá de un nuevo fallo del técnico. Ojalá que no sea así, porque significará que todo ha ido a mejor por el bien de Moreno y, por ende, de la UDA, pero el próximo error grave que perjudique a su propio equipo, deberá ser penalizado con su destitución.

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