Con ganas, le falta la chispa
El gaditano recupera la actitud, aunque todavía le falta ese punto que lo hacen ser más desequilibrante Sacrificio y ayuda en tareas defensivas
No es el mejor Suso, pero está camino de recuperarse. El gaditano se ha dado cuenta de que la Primera División no perdona y que la mejor forma para redimirse de un error es trabajando más todavía que antes. No se pueden bajar los brazos, hay que levantar la cabeza y pensar que mañana será mejor. Es así, aunque no apetezca. Los lamentos no son positivos ni para el jugador en particular ni para el equipo.
Por eso Francisco ha sabido llevar bien un caso complicado. Suso fue el mejor del equipo en las primeras jornadas, cuando su desequilibrio y su calidad fueron las mejores armas rojiblancas. Sin embargo, poco a poco los rivales fueron conociéndole y él cayó en la autocomplacencia. No como castigo, sino por los merecimientos de Barbosa, el gaditano se fue al banquillo y ahí comenzó su calvario, con pitidos de la afición y poca actitud del jugador.
Pero Suso ha sabido darse cuenta a tiempo. Los buenos jugadores rectifican cuando es el momento y él es un buen jugador. Francisco ya dejó entrever que el extremo había entrenado como nunca y que se había ganado la vuelta a la titularidad. Y no defraudó. Su aportación fue importante para la importante victoria de ayer ante el Getafe.
Todavía no está a la altura de las primeras jornadas, le falta ese desequilibrio y ese regate que dejaba sentado a los laterales para abrirse camino de cara a un disparo con su potente zurda. Sin embargo, va dejando pinceladas de que quiere volver a ser importante y el Almería lo necesita en este momento tan importante de la temporada, cuando la mochila debe de llenarse de puntos para sufrir lo menos posible al final de temporada.
Ayer a Suso se le vio muy participativo desde el principio. No sólo pedía el balón continuamente, sino que también echaba una mano a Rafita y Dubarbier en los ataques locales, algo que no es su fuerte. Aunque al Almería le faltó juego, su velocidad y la de Aleix fue la única manera de crear peligro durante la primera mitad. De hecho, tuvo dos disparos para culminar las contras que casi acaban en gol. Ésas no entraron, pero un balón que salió de sus pies sí que significó el único gol del partido. Un balón parado, otra de sus especialidades, facilitó a Jonathan cabecear, algo que no es su fuerte, la victoria.
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