El guardián del Mediterráneo

Ud almería

Se llama 'Pumuki', es un águila de Harry y se encarga de espantar a las palomas · Juan sueña con que sea la mascota del Almería

Pablo Laynez / Almería

07 de noviembre 2011 - 08:48

Su mirada, penetrante, te avisa. Su pico, encorvado y afilado, te asusta. Su garras, fuertes y musculosas, son las que verdaderamente hacen pupa. Sin embargo, Pumuki es un trozo de pan. Bueno, por lo menos con los seres humanos, con las palomas ya es otro cantar. "Las águilas de Harry son fieles, dóciles e inteligentes. Son muy sociables con su dueño. Nunca nos atacarían, tan sólo se te pueden enganchar con las patas", ejemplifica Juan, su cuidador, con una herida de guerra en su mano derecha. La izquierda la mantiene bien protegida con un guante mientras sujeta a Pumuki.

Pumuki es un ejemplar de águila de Harry, sudamericana, de tan sólo seis meses y 700 gramos. Eso cuando está comido, cuando se prepara para cazar una presa y comérsela pesa 620. Francisco Acacio, criador, la separó de sus padres a los tres meses y a Juan García, cetrero y dueño, le correspondió hacer el papel de madre. "Hay que tener mucha calma para adiestrarlas. Primero se le pone la caperuza y ellos tienen que comer un trozo de carne que le acerques. Cuando lo consigas, se la quitas y poco a poco te la traes al brazo, la llamas con el silbato... Todo está basado en su hambre", explica mientras él y Juan Miguel Felices, Juan Correas como le gusta que le llamen, le quitan las pigüelas, lonjas, caperuzas y demás guarnición.

Mientras Juan habla, Pumuki ya le ha echado el ojo a las palomas que se comen la siembra del césped del Mediterráneo. Rauda, veloz y con un vuelo rasante, se lanza a su estampida. "Un socio me vio con él y me dijo que el club necesitaba alguien que espantara las palomas cuando el césped está recién sembrado. Es en el único sitio en el que lo hago. Con lo que me saco, le compro al águila lo que necesita", cuenta mientras el ave reposa en uno de los asientos que ustedes ocuparon ayer ante el Huesca: "Tan sólo las espanta porque son palomas callejeras y podría contagiarse de alguna enfermedad, ya que de pluma a pluma [de ave a ave] sí se pegan, pero de pelo a pluma [conejo a ave], no", apunta.

Pumuki, ya sobre su brazo, ha llamado la atención de los futbolistas con sus espectaculares vuelos. Como buen futbolero, seguidor confeso del Almería y del Madrid, a Juan le haría ilusión que su águila fuese la nueva mascota almeriense y volarla antes de algún partido en el Mediterráneo y el Santiago Bernabéu. "Sería una alegría inmensa. Estaría nervioso, pero con entrenamiento seguro que respondía". Félix Rodríguez de la Fuente, desde el cielo, tambien da su visto bueno.

1 Comentario

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último