UD Almería

La historia de Bibiano, el padre coraje de Darwin Núñez

  • Se encuentra estos días por Almería, conociendo la ciudad donde quiere triunfar su hijo

  • Darwin se llama así por el padre de un buen amigo de la familia, ya tristemente fallecido

Bibiano Núñez presenciando el entrenamiento de la UD Almería en el anexo Mediterráneo

Bibiano Núñez presenciando el entrenamiento de la UD Almería en el anexo Mediterráneo / GFNG (Almería)

En Artigas, departamento de Uruguay que dista de la capital de Montevideo más o menos como Almería de Madrid y requiere siete horas de automóvil, el día a día no es fácil. Allí residen familias humildes como la de Darwin Núñez, uno de los flamantes fichajes veraniegos de la UD Almería y gran esperanza del fútbol charrúa para darle el relevo a los veteranos Luis Suárez, Edinson Cavani o Cristhian Stuani en el combinado celeste.

En el entrenamiento de esta mañana en el anexo Mediterráneo este periodista se topaba casi por casualidad con una de esas historias que te reconfortan con la profesión. Sentado en una de las rampas que dan acceso al recinto deportivo, entre esos setos que piden una poda a gritos, como un aficionado más, había un hombre de gran envergadura siguiendo las evoluciones de la sesión con ojos entusiasmados

Al término de la misma, el lejano saludo de Darwin delataba algún tipo de parentesco. ¿No será usted el papá de Darwin? "Sí que lo soy", respondía al requerimiento de este informador. La verdad que el parecido físico lo delataba: "Me llamo Bibiano, mucho gusto de saludarlo". En ese instante arrancaba una conversación futbolera de aficionado a aficionado, en la que Bibiano relataba con orgullo de padre las idas y venidas de su hijo en el mundo del fútbol a sus apenas 20 años, así como los sacrificios que ha tenido que hacer.

"Estuvo más de año y medio sin poder jugar por una lesión de rodilla y lo pasó muy mal", nos contaba Bibiano, que pasa junto a su mujer un tiempo en Almería para conocer la ciudad donde esperan que su hijo pueda dar el gran salto: "Me ha impresionado bastante la tranquilidad para caminar por las calles, pues en Uruguay hay mucha inseguridad y por 5 euros puedes perder la vida".

A Bibiano le agrada poder pasear con tranquilidad por las calles de Almería: "Allá por 5 euros puedes perder la vida"

A sus 46 años Bibiano sabe bien lo que es sacrificarse para sacar a su familia adelante. Trabajaba jornadas de doce horas en la construcción y su mujer recogía botellines para complementar los ingresos del hogar. Lo pasaron mal cuando Darwin hizo las maletas para probar fortuna en las bases del Peñarol de Montevideo, club en el que su hermano mayor, Junior, también pasó por las categorías inferiores como mediocampista. "Él dejó el fútbol, se hizo Policía, pero siempre ha alentado a su hermano menor", comenta Bibiano contento por educar a hombres de bien.

¿Y por qué decidieron llamarlo Darwin? Bibiano explica que así se llamaba el padre de un gran amigo de la familia, ya tristemente fallecido. Por preservar su recuerdo optaron por un nombre tan peculiar que poco a poco va dándose a conocer en el fútbol español gracias a su debut con gol ante Perú en la absoluta de Uruguay y a la irrupción que hizo ante el Alcorcón con una espectacular acción plagada de potencia a la que solo le faltó el gol de Vada.

Lo único que lamenta Bibiano es que no haya podido entrenar asiduamente a las órdenes de Pedro Emanuel debido a los compromisos internacionales con la selección charrúa, pero espera que ante el Extremadura su hijo pueda formar ya en el once inicial siempre y cuando el técnico luso lo estime oportuno.

A Bibiano se le ve feliz y no para de sonreír durante la conversación. Está viendo un juego que el departamento de marketing del club ha preparado al término de la sesión para subirlo a sus redes sociales. Darwin, Balliu, Vada o Fernando giran sobre sí mismos para intentar lanzar un penalti completamente mareados. Antes de despedirnos le digo si puedo fotografiarlo, a lo que no pone ninguna objeción. Quizá algún día no muy lejano le enseñe esa imagen a sus nietos recordando la primera escala en Europa de un jugador, su hijo Darwin, que se convirtió en leyenda.

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