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Un inagotable aliento

  • Las gradas del Mediterráneo, con 15.123 almas, llevan en volandas al equipo rojiblanco a Primera División. Al final del partido, invasión de campo y ruta por una ciudad de fiesta.

Temblaron los cimientos del Estadio del Mediterráneo cuando Jaime Latre pitó el final del encuentro. Se hizo eterno el último tramo de la campaña para los aficionados de la UD Almería, que han vivido un emocionante play off, sobre todo en la eliminatoria ante Las Palmas, que ha terminado como todos soñaban, con el equipo en Primera División. El conjunto de Gracia no llegaba con los deberes hechos al duelo de vuelta ante el Girona, pero era favorito y no defraudó. Antes del partido, una marea rojiblanca llegó desde el hotel de concentración, donde despidió al equipo, hasta el feudo almeriense, una peregrinación por el ascenso.

Con un espectacular mosaico rojiblanco, la UDA saltó al césped, arropado por 15.123 almas que no dejaron de animar al equipo desde el primer minuto. En el minuto 16, con el gol de Aleix Vidal, que dejaba ya al Almería rozando la liga de las estrellas, la locura se apoderó de las gradas. Luego llegarían los tantos de Charles, los de la tranquilidad, en la segunda mitad. Ahí comenzó la auténtica fiesta. Bufandas y banderas al viento, rostros alegres, sin nervios pero ansiosos por escuchar el pitido final y volver a pisar el césped para sacar en hombros a los héroes. Fue un delirio absoluto. Una invasión de campo jamás vista en Almería.

Del campo, la fiesta se trasladó a las calles de Almería, donde el inagotable aliento de una afición que ha llevado en volandas al equipo hacía la máxima competición nacional, abría paso al autobús de los jugadores. La ciudad se entregó al equipo y viceversa. Había muchas ganas de volver a vivir una noche mágica en la ciudad y el balompié volvió a brindar a todos esa oportunidad. Almería vivió, un día antes de lo previsto, su San Juan. Los jugadores fueron el fuego sobre el terreno de juego, un fuego avivado, tanto sobre el césped como por el Centro, por el aliento de una afición que nunca olvidará el día de ayer.

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