Menos flores y la misma ilusión

Pasan los años y pasan las Ferias, pero hay una cita que en la capital todos esperan con ganas en cada edición de las fiestas en honor a la Virgen del Mar, y esa es sin duda la Batalla de las Flores. Pocos eventos durante el año son capaces de sacar a la calle a tantas familias cargadas de ilusión y emoción por ver como disfrutan sus hijos de lo que ellos también disfrutaron cuando eran pequeños.

Sin duda, la cabalgata de ayer no fue una excepción, y algunos de los más mayores aseguraban que "hacía tiempo que no veían tantas criaturas en la calle" al filo de las aceras con sus hijos en los carritos o subidos a los hombros de sus papás, bordeando carretera Granada abajo, puerta Purchena y el Paseo de la capital.

A las 19:00 horas de la tarde, en el punto de inicio del trayecto ya no cabía ni un alfiler, y los allí presentes aprovecharon para ver como se preparaban las 12 carrozas que momentos después saldrían en procesión. También contemplaron como los gigantes y cabezudos se preparaban momentos antes de emprender la marcha con sus tradicionales ornamentos.

A las 19:30 emprendieron la marcha bajo el son de la Orquesta Iris de Instinción, que se situó tras las carrozas, que este año salieron en primer lugar por primera vez, algo que hace un favor a cabezas y gigantes, pues "eso nos permite no depender de nadie detrás. Al ir primeros cada cierto tiempo podemos ir parando para descansar un poco", explicaba durante los prolegómenos Juan Jerez, uno de los integrantes de la mítica familia Jerez que porta un cabezudo.

Uno de los momentos culmen de la velada se produjo en Puerta Purchena, donde la cabalgata hizo una parada en la que flores y confeti comenzaron a caer del cielo con más intensidad, al tiempo que un grupo de acróbatas comenzó a deleitar a todos los presentes con unos números espectaculares, entre los que destacaba el más aclamado por los niños, y con el que quedaron impresionados, y no era otro que un pequeño equilibrista subido a una enorme pelota que recorría metros y más metros sobre ella sin caer.

Entre tanta algarabía de parte de los más pequeños, se vio a padres y madres prendados a su vez por la puesta en escena de los bufones y bailes afroamericanos del grupo la Duda Teatro.